RECONOCIMIENTO A UN COLABORADOR DE LA PRENSA

Distinguieron en Montevideo al historiador Miguel A. De Marco

El Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, realizó en el salón de actos de la ALADI, una sesión académica para distinguir al Dr. Miguel Ángel De Marco como Miembro Honorario. Presidió la ceremonia el titular de la entidad, embajadador Juan José Arteaga Zumarán, a quien acompañaron en el estrado el vicepresidente 1º profesor Héctor Patiño Gardone y el Dr. De Marco.

En la oportunidad el doctor De Marco pronunció una conferencia sobre “José María de Salazar, un contrarrevolucionario de 1810".

Antes de entrar en tema expresó:

"¡Qué argentino no experimenta emoción y fraterna cercanía en este país tan entrañable, con el que compartimos la historia, las costumbres, el peculiar modo de pronunciar la lengua, y por cierto el compañero mate!

Pertenezco a una generación que en su juventud miraba a este país como un faro de democracia cuando en la Argentina muchos vivían las vicisitudes y excesos de un gobierno autoritario. Recuerdo la emoción con qué asistí en mi adolescencia, durante una visita a Montevideo, a una sesión de la Cámara de Diputados en el Palacio Legislativo y con que sana envidia seguí un elevado y erudito debate entre representantes de los partidos Blanco y Colorado.

También tuve la honra, en mi ya larga existencia, de conocer y tratar a destacados historiadores orientales. A los diecinueve años, como partícipe de unas jornadas en homenaje al sesquicentenario de Mayo en la ciudad de Santa Fe, dialogué con el profesor Carlos Duomarco, de la Universidad de la República, una persona amable y amistosa que no tenía a menos conversar con un mero estudiante sobre los días posteriores a la Revolución de 1810.

Seis años más tarde, en el Congreso Internacional de Historia de América, organizado por la Academia Nacional de la Historia, me acerqué a Flavio García y a Edmundo Narancio. El primero era campechano y abierto, y poco inicié con él una correspondencia epistolar amable; el segundo, con su elevada estatura y su aspecto de hidalgo manchego hermano del Quijote, de pocas palabras, pero educado y atento, respondía con precisión y volvía a ensimismarse.

A raíz de mis investigaciones sobre la presencia naval española en el Plata, mantuve correspondencia con Juan Pivel Devoto quien, durante una visita a Montevideo, me recibió en su casa con llana amabilidad. Compartimos una inolvidable conversación sobre ese y otros temas de historia rioplatense.
Fernando Asunçao fue un gran amigo, cordial presidente de este Instituto, compañero en los encuentros de la Asociación de Academias de la Historia de Iberoamérica, con quien departíamos sobre mates, aperos y costumbres gauchescas. 

Con no pocos de ustedes, estimados colegas, nos conocemos desde hace tiempo, compartimos intereses historiográficos y cordiales vínculos profesionales y humanos. Por todo lo dicho, me siento en mi casa y expreso una vez más mi alegría y orgullo por la alta distinción que me otorga un instituto precursor en América del Sur, que tuvo por miembros en la hora fundacional, a tres eminentes argentinos: San Martín, Rivadavia y Mitre".

Al finalizar la ceremonia, el embajador Arteaga le entregó la medalla académica y el profesor Patiño el diploma correspondiente, ante el aplauso de la numerosa concurrencia que acompañó a este destacado colaborador de La Prensa, merecimiento que nos honra a nosotros.