Mirador político

Disciplina fiscal, deuda e inflación

A pocos días de ingresar en 2026 el almanaque político volvió a abril/mayo pasado. El jueves último toda la oposición se unió contra Javier Milei en la Cámara de Diputados y le impuso condiciones para aprobar el presupuesto y reforma laboral.

 

La insólita unidad opositora de mediados de año había sido la respuesta del triunfo libertario en CABA que por entonces había aplastado al poder hegemónico del macrismo. El episodio alertó a los gobernadores “dialoguistas” de que podía esperarles un destino similar, si LLA ganaba en octubre.

 

Ante este cuadro los jefes provinciales lanzaron una ofensiva parlamentaria contra el plan de estabilidad aprobando gastos megamillonarios sin financiamiento y reuniendo mayorías sin antecedentes en las que los radicales y muchos miembros del PRO votaron junto con el kirchnerismo.

 

La “remake” de esta megaoposición que se volvió a armar la semana pasada fue una medida preventiva ante una situación similar. Las urnas apoyaron a Milei, pero sigue en minoría en ambas cámaras. Los opositores “dialoguistas” le avisaron: sin lubricante fiscal, volverá la ingobernabilidad.

 

A esa amenaza el presidente dio una larguísima respuesta el domingo a través de una entrevista armada a su medida y dirigida a aclarar tres asuntos cruciales: disciplina fiscal, deuda e inflación.

 

En el primer caso avisó que aplicará la motosierra mediante decretos y resoluciones para mantener el superávit. Una señal para los mercados; se verá cómo responden. Lo que está en juego es la credibilidad de un presidente que en dos años redujo en un 27% el gasto público: de $185 a $134 billones. El mayor tijeretazo fue en los fondos enviados por la Nación a las provincias. ¿Volverá a funcionar la motosierra?

 

En materia de deuda adelantó datos que no habían sido confirmados oficialmente: para pagar los 4.300 millones de dólares que vencen en enero el gobierno dispone de “cash” y ofertas en “repo” por 7.000 millones. El pago está asegurado, según sus palabras.

 

Por último, en materia de inflación, dejó sin respuesta directa la pregunta acerca de por qué había devaluado. La semana pasada el Ministerio de Economía anunció que la devaluación de enero sería de 2,5% más que duplicando el ritmo del “crawling peg” que durante 2025 fue de 1% mensual.

 

El presidente prometió en este terreno no emitir sin demanda de pesos y dio una larguísima explicación en la que repitió términos como “rezago” y “convalidación monetaria”. Según esa explicación, cuando él llegó al poder Cristina Kirchner y Sergio Massa le habían dejado de regalo una base monetaria del 10% del PBI que bajó a la mitad. El efecto de la poda se vería recién a mediados de año cuando el IPC debería comenzar con un cero delante.

 

Dio otra señal relevante, aunque no económica: no mandará candidatos a jueces a la Corte y tampoco piensa negociar con Cristina Kirchner. Espera que en tribunales tomen nota y no se dejen operar por los medios. En pocas palabras: que no lo compliquen con fallos impagables.