Digno cierre de temporada de Juventus Lyrica en el Avenida

El cierre de la presente temporada de Juventus Lyrica, una entidad señera en materia de ópera independiente en nuestro medio, volvió a poner en escena en el teatro de sus inicios, el Avenida, evocando esa labor perdurable con la ópera que la vio nacer hace prácticamente un cuarto de siglo, el ‘Don Giovanni’ de Wolfgang Amadeus Mozart, con libreto de Lorenzo Da Ponte, obra magistral en la historia del género, que viera la luz en el Teatro Nacional de Praga en 1787.

Y si los años de la pandemia produjeron tanta y dolorosa inactividad en nuestro medio como en todo el mundo, el renacer y el regreso fue lo esperado y ansiado, como ha ocurrido en el campo específico por la entidad creada y dirigida artísticamente por Ana D’Anna y el recordado maestro Antonio Russo, y que tantos aportes realizaran a las actividades líricas en nuestro medio.

Este nuevo aporte como cierre de su breve temporada actual volvió a demostrar ese sesgo juvenil, si cabe, que fue infundiendo a la lírica con el nombre mismo de la entidad y sus propósitos. El retorno de ‘Don Giovanni’, calificada alguna vez como “la ópera de las óperas”, del genio de Salzburgo, volvió a dar la evidencia del sentido didáctico y esmerado de preparación e intención en la formación de valores jóvenes, aportando al género operístico también su programa de desarrollo de audiencia.

La dirección del brasileño André Dos Santos como preparador también, juntamente con el trabajo escénico de María Jaunarena, detallado y estudiado según los momentos de la partitura, responsable también del cuidado vestuario. Su acción y movimiento escénico sobre el sintético planteo escenográfico de Gonzalo Córdoba permitió llevar a cabo una versión en carácter, donde la orquesta integrada por treinta y seis instrumentistas, y el coro de Juventus Lyrica, dirigido por Pablo Manzanelli, dieron la pauta de la cuidada preparación del espectáculo.

LAS VOCES

Un meritorio cuadro de cantantes tomó participación y sería un tanto injusto hacer diferencias porque conformaron un equipo homogéneo que estuvo integrado en el papel titular por Alejo Alvarez Castillo, que mostró voz timbrada y buenos recursos escénicos, lo mismo que el Leporello de Juan Salvador Trupia, que lleva muchos años integrado a la entidad, cuya ‘Madamina, il catalogo…’ gozó del carácter y desempeño vocal y escénico pertinente.

Sería poco atinado establecer una escala de valores interpretativos en los diversos registros, donde las voces femeninas tuvieron una eficaz Donna Anna en la soprano Eugenia Coronel Bugnon en sus arias fundamentales, la Donna Elvira planteada por Johanna Padula y la desenvuelta Zerlina de Natacha Nocetti, en tanto las restantes voces masculinas reunieron a Carlos Ullán como Don Ottavio, Antony Fagúndez como Masetto, y el Commendatore del ya veterano de la entidad Mario De Salvo, todos compenetrados de esa prioritaria acción conjunta.

De esta manera, valen los justificados aplausos del numeroso público que se dio cita en el Avenida, teatro que ha vuelto a coparticipar en la labor porteña a partir de su memorable reapertura en la década del ’90, con la venida de Plácido Domingo para reinaugurarlo que tanto recordamos, con la cuidada restauración y puesta en valor que lo ha devuelto a las actividades porteñas, hace casi treinta años, que se cumplirán el año venidero.

Calificación: Muy bueno