“Dejar que el dólar fluctúe libremente no me parece prudente”

Cualquier salto en el tipo de cambio repercutiría en el resto de los precios de la economía, advierte Fernando Marengo. El superávit fiscal, el gran logro de la gestión Milei. Es clave bajar el riesgo país para que lleguen las inversiones, destaca el economista.

En un país como la Argentina, donde todo depende del precio del dólar, el esquema de flotación cambiaria entre bandas genera incertidumbre. Cualquier asomo de volatilidad en la cotización puede obrar en la economía toda como un ventarrón sobre un castillo de naipes.

De allí que los especialistas valoren los logros alcanzados por el Gobierno hasta el momento, especialmente el superávit fiscal y su consecuencia directa, el proceso de desinflación, pero mantengan un ojo vigilante sobre la evolución del dólar.

“Como positivo claramente destaco la baja de la inflación y el fuerte proceso de recuperación económica, que llevó en febrero de este año a tener un récord del EMAE (Estimador Mensual de la Actividad Económica) y en el primer trimestre de este año un récord de consumo. Además, empezar con el proceso de incipiente desregulación de la economía. Esos son los tres grandes resultados”, argumenta Fernando Marengo, economista jefe de BlackTORO, inversiones globales.

A la hora de encontrar las razones, el experto destaca que “el éxito fue elegir el programa económico correcto reconociendo la historia argentina. La historia argentina está marcada por una enorme volatilidad en la tasa de crecimiento desde hace décadas. Esa volatilidad era resultado de un sector fiscal con una compulsión al gasto. Y ese desequilibrio permanente generaba necesidad de financiamiento. Cuando nos financiábamos emitiendo pesos terminábamos en una crisis inflacionaria. En los últimos 40 años Argentina es el sexto país con la mayor tasa de inflación acumulada en el mundo. Cuando nos financiábamos emitiendo deuda terminábamos con una crisis de deuda. Argentina tiene el récord mundial con nueve reestructuraciones de deuda”.

-Se impuso un cambio de lógica con el nuevo gobierno: surge la idea de disciplina fiscal.

-Completamente. Hay dos cosas que fueron clave. Uno es la eliminación del déficit fiscal, que es la madre de todos los problemas en la Argentina. La segunda, consecuencia de los procesos inflacionarios recurrentes y de la reestructuraciones de deuda, corralito, corralón, Plan Bonex, pesificación asimétrica y demás, todas las estafas al ahorrista, el argentino cambió la unidad de cuenta y empezó a pensar en dólares. El peso se utiliza solamente para transacciones pequeñas como pago de sueldos, impuestos y no mucho más. Para todo el resto se usa el dólar. La segunda pata del programa, junto con el flanco fiscal, fue estabilizar el tipo de cambio. Esto se logró con un programa de crawling al 2% que bajó luego al 1% mensual. Esto permitió que bajara fuerte la tasa de inflación. El gobierno eliminó la dominancia fiscal, entonces el Banco Central no tenía que emitir para financiar el déficit. Por otro lado, como no se emitía, el BCRA no tenía que esterilizar pesos. Básicamente se cambió la lógica. Teníamos un sistema financiero que tomaba depósitos y se los prestaba al Banco Central o al Tesoro y de golpe le desapareció el tomador de crédito. Los bancos volvieron a dar crédito y hubo una expansión del crédito a menores tasas de interés nominales. También ocurrió una recuperación de salarios en términos reales, al igual que las jubilaciones y los planes sociales. Esto llevó a un fuerte proceso de recuperación de la economía.

SUSTENTABILIDAD

-Una de las causas por las que se logró rápidamente el superávit fiscal es que se cortó de cuajo la obra pública. Mucha de esa obra tiene que ver con infraestructura clave para el país. ¿Por cuánto tiempo se puede dejar de invertir en este rubro?

-Cuando hay un problema fiscal la forma de solucionarlo es subiendo impuestos o bajando gastos. No hay otra forma. En el caso puntual de Argentina era imperativo eliminar el déficit fiscal. Segundo, claramente una parte fue licuación y otra parte fue recorte de la obra pública. Hay otra parte que fue recuperación de la actividad económica. Eso permitió que se recuperara tanto la recaudación que el Gobierno mantiene el superávit fiscal desde hace un año, sin el Impuesto País, recortando retenciones y recomponiendo jubilaciones y planes sociales en términos reales. El proceso de recuperación permitió algo inédito: mantener el superávit fiscal recortando impuestos y subiendo el gasto. En cuanto al problema de la infraestructura, habrá que definir si tiene que ser obra pública o privada, o algún modelo mixto de participación público-privada con garantía de algún organismo. Yo diría que en el año y medio de programa había que estabilizar la macro, y el Gobierno lo logró. Lo segundo, el deterioro de la infraestructura, entra dentro del gran desafío de la Argentina, que lo tiene hace más de 100 años. Es el tema de las reformas estructurales. Cómo bajar la presión impositiva, cómo se reduce el costo de la mano de obra, los impuestos al trabajo.

-Hace unos días hizo referencia al empleo digno en la Argentina. ¿Ahí entra la reforma laboral?

-Exactamente. Necesitamos además bajar el riesgo país para que el costo del endeudamiento en la Argentina sea más reducido. Necesitamos infraestructura, logística y un montón de cosas que tiene que encarar todavía el Gobierno. Ese es el gran desafío. El programa de estabilización fue el correcto y funcionó de acuerdo a lo que nosotros esperábamos. Ahora el desafío es cómo hace Argentina para crecer 20 años de manera sostenida. Algo que no logró en los últimos 150 años de historia.

-Los números de la actividad económica muestran un fuerte crecimiento con respecto al 2024 pero una llamativa merma en los últimos trimestres. ¿Qué lectura hace? ¿La economía puso el freno de mano?

-Obviamente cuando se viene de un piso en la actividad económica, la recuperación es más fácil. Esperar que la economía se siga recuperando al ritmo del segundo semestre del año pasado es difícil. ¿Por qué? Porque se empiezan a enfrentar muchos de los problemas estructurales de la Argentina. Una vez que se hace la recuperación en base a capacidad ociosa, que es mucho de lo que ocurrió desde abril del año pasado hasta ahora, resulta sencillo. La clave es que se expanda el consumo. Ahora, para crecer 20 años consecutivos hay que invertir; para invertir se necesita crédito; para el crédito se necesita ahorro; para el ahorro se necesita moneda; y para tener moneda se necesita que baje la inflación. Creo que la estabilización macro es una condición necesaria, no suficiente. La estabilización macro se está haciendo correctamente.

-¿Qué es lo que sigue?

-Ahora viene la segunda parte: ¿podemos crecer de manera sostenida, algo que Argentina no logró en los últimos 150 años? Vamos a ver si se logra. Para eso hacen falta dos cosas: las reformas estructurales por el lado del sector público, pero también el sector privado tiene su desafío. ¿Cuál es? Básicamente venimos de décadas de hacer negocios basados en la rentabilidad financiera. En la medida en que la economía comience a parecerse a algo más normal, esa rentabilidad financiera pierde relevancia y entonces el sector privado tiene que mejorar su productividad. Para eso tienen que invertir en maquinaria, formación, capacitación, eficientizar procesos. Por ahora no lo vienen haciendo.

ENTRE BANDAS

-El Banco Central abandonó el sistema de micro devaluaciones y estableció un esquema cambiario de flotación del dólar entre bandas. ¿Qué opina de este instrumento?

-Ahora se implementó un esquema de banda que del piso al techo tenía un 40% pero que se va ampliando y a fin de año el ancho de la banda será de más del 50%. La verdad es que dado que el programa de estabilidad de dos anclas funcionó muy bien, donde una de las anclas era la cambiaria, dejar que el tipo de cambio fluctúe libremente no me parece prudente. ¿Por qué? Porque los argentinos somos bimonetarios, pensamos en dólares también. Si el tipo de cambio se va a $ 1.400, todos por detrás ajustamos nuestros precios y cuando eso ocurre es muy difícil que el tipo de cambio vuelva al centro de la banda. A menos que se produzca una recesión. Dicho esto, la pregunta es cómo se viene moviendo el tipo de cambio desde el 11 de abril. La verdad es que viene bastante estable por algo parecido al centro de la banda. Uno se pregunta: ¿Eso es mercado o hay algo más? Creo que parte es mercado y otra se debe a que el Banco Central intervino en el mercado de futuros. Es decir, trató de alguna forma de intervenir en el mercado spot. Segundo, el Gobierno mediante la política monetaria también afecta al mercado de cambio porque uno para comprar dólares necesita pesos. Si se hace una política monetaria muy contractiva eso provocará que haya pocos pesos circulando, es decir pocos pesos para comprar dólares. El eventual problema es si por controlar el tipo de cambio empiezan a surgir inconvenientes con la actividad económica. Lo tercero, para no romper un eventual piso de una banda más angosta, inicialmente ni el Gobierno ni el Banco Central iban a intervenir en el mercado de cambio, pero se anunció recientemente que el Tesoro puede comprar grandes bloques de ofertas de dólares por distintos motivos por fuera del mercado. Está bien, no está interviniendo activamente en el mercado oficial pero está sacando oferta, con lo cual indirectamente está interviniendo en el mercado de cambio. Diría que dada la política monetaria que está siendo muy contractiva, que intervino en el mercado de futuros y que ahora el Tesoro puede intervenir en el mercado de cambio, uno diría que se está buscando que el tipo de cambio no tenga mucha volatilidad. Me parece correcto que el Tesoro salga a comprar dólares, que acumule capacidad de pago de deuda.

-Se habla mucho en las últimas semanas acerca de la acumulación de reservas en el Banco Central y de las metas establecidas en el acuerdo con el Fondo. ¿Se cumplirán?

-Primero, la fecha se pospuso para fines de julio y creo que el Gobierno va a terminar logrando la meta. ¿Cómo? Colocando deuda. Lo que hizo con el Bonte 2030. Básicamente coloca un bono en pesos pero que se suscribe en dólares. El Gobierno de esa forma compra dólares contra la emisión de un bono en pesos. Ahora, hay una fuerte crítica porque dicen que estamos alquilando las reservas ya que en realidad nos estamos endeudando para eso. ¿Eso es cierto? Absolutamente. Pero esto ocurre siempre. Cada vez que el Banco Central compra dólares en el mercado de cambios y emite pesos, los pesos son un pasivo del Banco Central. También está emitiendo deuda. El único momento en que se compran reservas sin la emisión de un pasivo es cuando tenés un superávit fiscal. Todo el resto de la compra de dólares se hace contra la emisión de un pasivo. Eso no me preocupa. Es importante pensando a futuro, así como creo que hay que tener estabilizado el tipo de cambio, la otra variable importante es que baje el riesgo país.

-¿Cómo hace un país con malos antecedentes como la Argentina para tener un riesgo saludable?

-El riesgo país tiene tres componentes: el primero es la sustentabilidad de la deuda, que depende del resultado fiscal. Si estás con superávit fiscal, creo que la evolución de la deuda va a ser positiva. Lo segundo es tener capacidad de pago. Entonces por eso creo que es crucial que el Gobierno salga de alguna forma a comprar los dólares que se están ofreciendo en el mercado de cambio para mostrar que tiene poder de fuego. Y lo tercero son los temas políticos. Reducir el riesgo político podría redundar en una mejora del riesgo país. Lo financiero es importante, claramente, pero lo más importante es que baje la tasa de descuento de los proyectos de inversión en la Argentina. Porque con el riesgo país de 750 puntos hay proyectos que no son rentables. Ahora, si logramos bajarlo a 500 o menos, hay muchos proyectos que en el margen se volverán rentables.

IMPORTACIONES

-¿Le preocupa la dinámica creciente de las importaciones?

-La verdad es que con una economía que entre abril del año pasado, que tocó un mínimo, y abril de este año que estuvo creciendo a un ritmo anualizado superior al 10%, era obvio que las importaciones iban a crecer a este ritmo. De hecho, si comparamos cinco meses contra cinco meses, las importaciones crecieron 35% en dólares. Pero como hubo deflación de precios en los bienes que Argentina exporta, en volumen crecieron 45%. Esas eran nuestras proyecciones. Incluso ayuda que están bajando los precios internacionales de los bienes que Argentina importa. El principal desvío respecto a lo que nosotros esperábamos no es por las importaciones sino por las exportaciones. Las de origen agropecuario vienen creciendo muy poco. Veremos si en junio liquidaron todo lo que se esperaba.

-De toda esa masa de bienes importados, hay muchos empresarios invirtiendo en maquinaria. ¿Puede estar dándose un proceso de modernización, aprovechando el tipo de cambio bajo?

-Cuando uno ve la composición de las importaciones, crecen los bienes de capital y las piezas y accesorios para bienes de capital. En la economía argentina hay tres tipos de empresas: las que son rentables y ganan plata; las que podrían ser rentables pero necesitan invertir para volverse competitivas; y los que vivieron de un país sustitutivo de importaciones, donde ese sector en la medida en que la economía se va reintegrando al mundo, es el que más sufre. El segundo grupo, el que podría ser rentable, tiene que invertir para mejorar su productividad y competitividad, y que el negocio sea rentable. Esperemos que estén invirtiendo bien.