Davos, Milei y el fallido Efecto Greta

La operación tal vez no tenga el impacto deseado a nivel global, quizás los resultados sean menores a los esperados, pero lo cierto es que el presidente Javier Milei logró que en un escenario de severa crisis económica todas las luces recayeran sobre su figura a partir del viaje para participar en el Foro de Davos.

El jefe de Estado, que milita motosierra y austeridad –o al menos eso es lo que muestra-, viajó en un avión de línea comercial en lugar de utilizar el avión presidencial. Asegura haber ahorrado así u$s 392.000. El vuelo lo llevó directamente hasta Frankfurt, Alemania, tras lo cual se trasladó hasta los alpes suizos, sede del evento del Foro Económico Mundial.

Otra diferencia bien marcada con respecto a gestiones anteriores tiene que ver con el tamaño de su comitiva. El contraste es severo. Milei viajó acompañado solamente por cuatro personas: su hermana Karina, secretaria General de la presidencia; Nicolás Posse, jefe de Gabinete; Diana Mondino, canciller; y Luis Caputo, ministro de Economía.

El efecto positivo sobre la sociedad es inmediato, aunque la participación en Davos diste de ser relevante para nuestro futuro. Acostumbrados a sufrir gobiernos que llenaban aviones de funcionarios y amigos en cada viaje internacional, la austeridad libertaria en tiempos críticos sólo puede despertar aprobación.

Engarzada en los Alpes suizos, Davos es una ciudad de aproximadamente 11.000 habitantes. Es reconocida también como centro de esquí y está localizada a una altitud de 1.560 metros sobre el nivel del mar. Pertenece al cantón de los Grisones y la lengua oficial es el alemán. Entre las montañas nevadas se realiza el Foro Económico Mundial, que fue creado en 1971 –aunque desembarcó en Davos en 1974- con el fin de reunir a empresarios y funcionarios gubernamentales en el afán por generar una agenda global, donde se incluyen no sólo asuntos vinculados a la economía sino también a la salud y el medioambiente.

Podría decirse que Davos entró en la vida de los argentinos en la década del ’90, cuando Domingo Cavallo se presentaba en Suiza para mostrar el milagro de la Convertibilidad, el esquema que sofocó la inflación, el pase de magia que hizo de la calabaza una carroza.

La presencia argentina en el Foro Económico Mundial de Davos ha estado lejos de la regularidad. Como en pocos países, la ideología hizo armar y desarmar valijas. El kirchnerismo miró siempre de reojo este tipo de compromisos puesto que identificaba allí a la usina de todos los males, el neoliberalismo. 

Mauricio Macri, años más tarde, retornó a Suiza como la manera de mostrar la reinserción de la Nación en el mundo. En 2021 el presidente Alberto Fernández, acompañado de su ministro de Economía, Martín Guzmán, se transformó en el último mandatario nacional en participar del encuentro.

AGENDA

Hasta ahora la postura argentina en torno al Foro Económico Mundial era pendular, dependiendo del gobierno de turno. O viajaban a Davos y de alguna manera le daban su aval a las políticas globales o bien no viajaban por considerarse totalmente refractarios a esos principios del capitalismo.

Lo de Javier Milei, en cambio, es distinto. Viajó hasta Suiza sólo con el afán de exigir una agenda liberal. Fue a cuestionar un rumbo que él considera equivocado. De hecho, antes de bajarse del avión que lo llevó hasta Alemania, dijo: “Vengo a plantar las banderas de la libertad en un foro que está contaminado de la agenda socialista 2030 y que lo único que va a traer es miseria al mundo. La libertad es la llave de la prosperidad”.

Sólo un libertario, aquel que milita en el extremo del liberalismo, puede identificar en el Foro de Davos la cimiente del socialismo. Es dable pensar que en aquel contexto donde manda el capital Milei fuera tomado como un personaje simpático, un guerrillero de la libertad que dispara desde su solitaria trinchera balas de cebita.

Así que el presidente Milei no fue a Davos para hablar sobre la acuciante realidad de la Argentina sino para decirles a los representantes de las economías más desarrolladas del mundo que el camino que siguen es erróneo. Una muestra de la argentinidad al palo, del gigantismo del ego nacional crecido al calor de ser únicos, de tener a Maradona, Messi, el Che Guevara, el Papa Francisco y los cuatro climas.

En el 2018 la estudiante sueca Greta Thunberg se presentó ante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático con un mensaje disruptivo. Su imagen se propagó a escala mundial. Encendió todas las alarmas y sus ideas provocaron un remezón.

¿Buscaba Javier Milei un impacto similar en el Foro de Davos 2024? ¿Hasta dónde podía llegar su exigencia de abortar la agenda 2030 para adoptar los caminos de la libertad? ¿Iban a tomar en serio el evangelio libertario de una sociedad sin Estado?

La estada en Davos le permitió al presidente de la Nación reunirse también con el canciller británico, David Cameron, encuentro al que Milei calificó como de “excelente”. En el diálogo analizaron "profundizar los vínculos comerciales, el apoyo que darán frente al FMI y cómo promover las inversiones inglesas en Argentina". En cuanto al tema islas Malvinas, se informó que “no avanzaron en profundidad" pero "lo fijaron como un punto en una agenda".

Distinto por su relevancia a futuro fue el encuentro que Milei sostuvo con la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, quien durante la semana opinó sobre el primer mes de gobierno de La Libertad Avanza y destacó que el programa de medidas “va bien”. El pulgar hacia arriba es bienvenido, sobre todo luego de haberse reflotado el acuerdo que permitirá que el organismo gire u$s 4.700 millones para el pago de cuotas atrasadas.

LA REALIDAD

A miles de kilómetros del debate ideológico, muy lejos de las nieves eternas de los Alpes suizos, la Argentina se derrite, cocinada a fuego lento. La crisis es tal –y será más severa en los meses por venir- que la provincia de La Rioja le dio luz verde al proyecto para emitir cuasimonedas, con las distorsiones que esto significa para la economía local.

El presidente Milei no se alarmó y corrió con la vaina al gobernador Ricardo Quintela. “Pensar que en la campaña me trataron de loco por postular un esquema en el que hubiera una libre competencia de monedas  y ahora lo impulsan!!! Bienvenidas las monedas provinciales a la competencia, las cuales, les quiero señalar, a diferencia de lo que pasó en el pasado, de ningún modo van a ser rescatadas por el Gobierno nacional”.

Mientras tanto, el poder de compra del salario se retrajo un 10% en el segmento del empleo formal, y se estima que la baja ronda el 15% en el informal. Los diputados debaten en comisión los alcances de los diversos artículos de la denominada Ley Omnibus –considerada clave para el Gobierno- y la Federación de Inquilinos exige que se reponga la derogada Ley de Alquileres pues la libertad para pactar entre partes parece llevar más al caos que al orden.

Algunos políticos, cansados de tener colgado del cuello el cartel de casta, amagan con reaccionar y tirar un tiro para el lado del pueblo. Por lo pronto, la Coalición Cívica de Lilita Carrió denunció a las empresas de medicina prepaga por “cartelización”, ya que se juntan en torno a una mesa y firman aumentos de precios consensuados que no le dan salida alguna al consumidor.

El presidente de la Nación disertó en Davos desplegando una oratoria que algunos de los presentes, de acuerdo a las crónicas de los enviados especiales, caracterizaron como de “delirio absoluto”. 

Desdeñó el cambio climático, le apuntó a “la agenda sangrienta del aborto”; cargó contra el neomarxismo y el colectivismo; enfatizó que el Estado no es la solución sino el problema y rechazó la idea de que existan “fallas de mercado”. Y, para finalizar, impostó la voz y gritó: “¡Viva la libertad, carajo!”

Así las cosas, los u$s 392.000 que costó el viaje lejos de ser un ahorro terminaron convertidos en un estipendio inútil, un episodio burlesco.