Cuando el Gallo fue de Primera

Deportivo Morón se dio un gran gusto en 1969. Ese año tuvo un fugaz pero significativo paso por la Primera División del fútbol argentino. Se trató de un hecho histórico para un pujante club del oeste del conurbano bonaerense que apenas tenía poco más de dos décadas de vida. Es cierto, su aventura duró apenas unos meses, ya que se extendió desde febrero hasta diciembre, pero se puede jactar de haber ganado cinco partidos y de haber pisado místicos estadios como el Cilindro de Avellaneda y el Monumental, donde, en una de sus últimas presentaciones, perdió 3-0 a manos de River.

Cuando Carlos Pagano, un soñador de 30 años, le propuso a su amigo Filiberto Ferrante fundar un club que cobijara la pasión que sentían por el fútbol, seguramente nunca se imaginó que sólo dos décadas después del surgimiento del Sportivo Morón (tuvo que cambiar su nombre a Deportivo para ser admitido en la AFA), concretado el 20 de junio de 1947, el equipo que nació con una camiseta similar a la de River iba a jugar en Primera División. Sin embargo, en una meteórica sucesión de éxitos que incluyó el título de la D en 1955 y el de la C en 1959, Morón llegó a la B en 1960. Nueve años más tarde, tocó el cielo con las manos.

Ya con una camiseta blanca con rayas horizontales rojas, el equipo dirigido por Rodolfo Ricardo Aráuz cumplió una buena tarea en 1968 en un certamen de Primera B desarrollado a una sola rueda. Con 25 puntos compartió el segundo lugar con Unión y Arsenal, a una unidad de los líderes Almagro y Nueva Chicago. Los de Sarandí quedaron al margen del torneo Reclasificación que disputaron los otros cuatro elencos de la B con los seis conjuntos peor ubicados en el Metropolitano de Primera (Atlanta, Ferro, Gimnasia, Platense, Quilmes y Tigre). Se midieron todos contra todos en dos ruedas. Los seis primeros iban a jugar en la A en 1969 y los restantes, en la B. En la penúltima fecha, el Gallo, que finalizó en la sexta posición, consiguió el histórico ascenso al empatar 0-0 con Unión. Ese 30 de noviembre del ´68 podría ser considerada fecha patria en esa parte del oeste…

El 23 de febrero de 1969, Morón debutó en Primera. La antigua cancha de Brown y La Roche acogió el histórico triunfo 1-0 sobre Newell´s con gol de Roberto Osvaldo López a los 15 minutos del segundo tiempo. Contra todos los pronósticos, al cabo de tres fechas, el equipo de Aráuz compartía con River la punta del Grupo B con 5 puntos, uno más que Racing. A esa altura le había ganado también a Huracán 3-2 haciendo de local en Vélez con tantos de José Solana, Néstor Canevari y Luis Gigliani e igualado con el Estudiantes de Osvaldo Zubeldía campeón de las copas Libertadores e Intercontinental. La primera derrota se dio en la cuarta presentación: 1-0 a manos de Platense. Siguieron tres caídas consecutivas (la última 1-0 contra Racing en Liniers) y en la 9ª jornada llegó el tercer triunfo: 1-0 sobre Argentinos, que fue local en Atlanta, con una conquista de penal de Canevari.

Después, Morón amagó con dar un golpe inesperado al ponerse en ventaja contra River en el Gasómetro con un tanto de Victorino José Vega. Los millonarios terminaron ganando 3-1. Una semana más tarde, el 25 de abril, se produjo otro éxito como visitante: 3-2 contra Los Andes.

Volvieron las derrotas y luego de haber perdido 3-1 con Platense en Morón, se fue Aráuz. Tres fechas después, en el 1-1 con Unión, apareció como DT Argentino Geronazzo, un ex jugador de Vélez que también pasó por el Nápoli, de Italia, pero tuvo su fama como integrante del cuerpo técnico de Zubeldía en la Selección y como responsable de empezar a formar en 1967 el equipo de Chacarita campeón justamente del Metro ´69. A las órdenes de este devoto de la táctica, el Gallo obtuvo su último triunfo: 2-1 frente a Argentinos con goles de Gilberto Machado y Luis Gigliani.

LA DESPEDIDA

Una semana más tarde, el 22 de junio, Morón pisó por primera vez el césped del Monumental de Núñez. Fue su penúltima participación en Primera en la etapa regular del certamen: antes de despedirse con un 1-1 con Los Andes, cayó 3-0 con los millonarios. Ese día, consciente de la superioridad de su rival, Geronazzo decidió que el Gallo debía cuidarse. Abroqueló a su equipo en su mitad del campo y le complicó el trámite del partido a las huestes de Angel Labruna.

A River, que ese día vistió una camiseta violeta, le costó 45 minutos resolver el problema que le presentó su adversario. En el complemento, el cambio de Raúl Noguera por Roberto Gutiérrez le dio más profundidad al ataque.  Un centro de Noguera encontró bien ubicado a Daniel Onega, quien, con un certero cabezazo, abrió la cuenta. Casi inmediatamente, el ingresado delantero marcó el segundo tras aprovechar un error de la defensa visitante. Y antes de cumplirse el cuarto de hora inicial, Pinino Mas capturó un mal rechazo de Machado tras un centro de Pipo Ferreiro y estampó el 3-0 final.

Terminó el Metropolitano y el equipo de Geronazzo fue penúltimo en el Grupo B. Debió afrontar el Reclasificatorio para tratar de evitar el descenso. No logró salvarse, pero nadie puede borrarle el orgullo de saber que, al menos por unos meses, el Gallo fue de Primera.