Crónica corta del enorme desastre venezolano

Nicolás Maduro no gobierna en soledad. Es apenas un mal títere de Cuba, país que se ha apoderado de Venezuela

La ineptitud para gobernar del cuestionado presidente venezolano Nicolás Maduro es ampliamente conocida. Lo que sugeriría que su régimen, de corte dictatorial, es por ende, frágil.

Pero ello no es necesariamente así. Nicolás Maduro no gobierna en soledad. Es apenas un mal títere de Cuba, país que, en realidad, se ha apoderado de Venezuela y hoy vive succionando descaradamente sus recursos. Ordeñándolos, como alguna vez lo hiciera con la mismísima Unión Soviética. Por esto, Nicolás Maduro es hoy el ejemplo quizás más evidente de los personajes históricamente llamados: "vende-patrias". Es el responsable principal de haber entregado su país a la "elite" cubana, que hoy vive "colgada" de Venezuela.

Esa reconocida ineptitud de Nicolás Maduro es tan cierta, que en la fallida rebelión contra su régimen, entre otros se alzó nada menos que el jefe del SEBIN, el responsable máximo de los servicios secretos venezolanos, entonces. Hablamos del otrora vistosamente uniformado, Manuel Cristopher Figuera, un hombre de color, que presuntamente gozaba de la máxima "confianza" de Maduro.

PRIMERA APARICION PUBLICA

En su primera aparición pública después del fracasado "golpe", el mencionado Figuera, sostuvo "haberlo sacrificado todo por Venezuela", en lo que definió como "una lucha frontal contra la corrupción y las injusticias". Agregando que es hora de "no culpar al mundo de las desgracias de su país", generadas -según él- por "algunos dirigentes que han hecho fortunas y las han sacado a otras naciones". Clarísimo, pero no sorpresivo.

Se desconoce aún cuál es el actual paradero del mencionado ex jefe de los servicios secretos venezolanos. Es muy posible que Figuera esté ya fuera de Venezuela. A buen recaudo. Pero nadie lo sabe con absoluta certeza.

Seguramente Nicolás Maduro lo incluirá entre aquellos a los que está persecutoriamente procesando con su justicia no independiente, por presunta "traición a la Patria" y conspiración. Parecería inevitable. Alguna vez responsable máximo de su seguridad, Figuera es hoy -aparentemente- uno de aquellos que sabe muy bien cuál es el formidable nivel de inmoralidad y corrupción de aquellos que se están llenando sus propios bolsillos, saqueando a Venezuela en su provecho.

TIRANIA COMUNISTA

Mientras Nicolás Maduro alimenta, con recursos venezolanos, a la tiranía comunista de Cuba, no tiene problema alguno en transformar la vida de los venezolanos en una lenta, larga y continua cola para tratar de conseguir combustibles. Parece mentira que el país que cuenta con mayores reservas probadas de hidrocarburos del mundo carezca del combustible necesario para atender su mercado interno. Pero es rigurosamente así. Tanto en Caracas como en Maracaibo volver a llenar los tanques de los automóviles implica estar dispuesto a hacer colas de hasta 20 horas de duración.

PRODUCCION PETROLERA

Ocurre que la producción petrolera venezolana se ha desplomado y que los volúmenes que la componen han caído tanto que la situación actual es similar a la que existía en Venezuela en la década de los 40. Una combinación de incapacidad gerencial, corrupción generalizada, desorganización, falta de inversión y el impacto de las sanciones económicas norteamericanas pareciera estar detrás de esa tremenda desgracia. Venezuela no puede hoy importar fácilmente los productos químicos que necesita para procesar sus crudos pesados. De allí la paralizante escasez que forma parte de una crisis social y humanitaria que ha venido creciendo continuamente desde la llegada de Nicolás Maduro al poder, en el 2013.

A lo largo de la incapaz gestión presidencial de Maduro la economía venezolana ha sufrido una tremenda contracción, del orden del 50% de su PBI y la hiperinflación se ha apoderado de la vida de los venezolanos, transformándola en una permanente y dolorosa incomodidad.

ROL DE MEDIADOR

Por lo antedicho, Nicolás Maduro accedió a que Noruega asumiera el rol de "mediador" en conversaciones de crisis con la oposición que se llevaron a cabo en Oslo. El gobierno noruego estuvo presente en la labor de un grupo compuesto por tres miembros de la oposición venezolana y dos representantes de la administración de Maduro. Las partes no hablaron directamente entre sí. Para la oposición no hay solución alguna si Nicolás Maduro no deja la presidencia de su país, que todavía mantiene luego de haber fraguado fraudulentamente, en mayo del año pasado, una presunta reelección.
El tema tiene entonces al menos dos cuestiones a resolver. La primera es cómo se logra que Cuba sobreviva sin recurrir para ello a succionar los recursos venezolanos. La segunda es cómo se desplaza del gobierno venezolano a un hombre que, lejos de resolver la crisis, la profundiza constantemente con su incapacidad para gobernar.

Las conversaciones de Oslo fracasaron. Era previsible. Pero lo cierto es que nadie puede ser demasiado optimista respecto de la posibilidad de encontrar una salida pacífica para el drama venezolano mientras Nicolás Maduro, un auténtico "vendepatria", no sea removido o acepta dar un necesario paso al costado.

MILLONES DE REFUGIADOS

La siempre activa Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados acaba de confirmar que ya hay nada menos que más de cuatro millones de refugiados o migrantes venezolanos que han huido de la miseria y falta de libertad que, generada por el modelo socialismo marxista y la arbitrariedad de Nicolás Maduro que se ha abatido sobre Venezuela, cual catástrofe, sobre su país. Esa es la dimensión de la tragedia. Ellos conforman uno de los grupos de desplazados más grandes del mundo. La mayor parte de ese enorme contingente de desesperados ha disparado, como cabía esperar, hacia distintos países de América Latina, en donde están afanosamente tratando de sobrevivir, como pueden.

En Colombia viven hoy 1,3 millones de venezolanos. En Perú, 768.000. En Chile, 288.000. En Ecuador, 263.000. Y en la Argentina unos 130.00, mientras que en Brasil son algo más, esto es unos 168.000. México y los países de América Central y del Caribe también albergan a miles de estoicos desplazados venezolanos. Ese flujo continúa y presumiblemente se mantendrá mientras Cuba controle Venezuela.
Las cifras del éxodo descripto son obviamente alarmantes y denuncian, por sí solas, la dimensión del drama social que se ha apoderado de Venezuela. Y muestran, además, cuan necesaria es efectivamente la ayuda internacional para enfrentar la crisis. 

Por lo demás, cuantifican la enorme responsabilidad de Nicolás Maduro y de la gavilla de jefes militares que aún lo respaldan pese a todo lo sucedido, que puede bien haber -de pronto- conformado un repudiable e imprescriptible crimen de lesa humanidad.

Ellos -tarde o temprano- deberán enfrentar las terribles consecuencias sociales que se han derivado de sus actos, mencionadas más arriba. Judicialmente, por cierto.