De qué se habla hoy

Cristina, para no perder más tiempo, le propongo un pacto

 

 

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La sociedad está crispada, los argentinos, al menos el 41 por ciento, está a ­punto de tirar la toalla. La información que llega es contradictoria y en muchos casos recuerda a tiempos feos, donde la grieta manaba odio, mucho odio. Un ministro de Seguridad, el de la Provincia, dice que la ola de inseguridad ya llegó y su par de la Nación dice que el delito no aumentó, que son los medios los que hacen notar los pocos casos que hay. Le faltó decir como dijo el hoy insultador serial cuando estaba a cargo de su gabinete señora: "La inseguridad es una sensación".  Y puede ser, solo que en 3D porque los cadáveres y los heridos hacen bulto. Los medios que a usted no le gustan, admita que nunca le gustaron las críticas,  dicen que está preparando todo para modificar la Justicia a fin de poder quedar sobreseída en todas las causas penales que tiene pendientes. No quiere amnistía ni indulto porque eso sería reconocer culpabilidad y la entiendo. Sin muchos frentes abiertos y sin una justicia militante algo puede salir mal y usted y su familia podrían verse en aprietos. Por suerte tiene usted, siendo vicepresidenta, un jefe que la deja hacer a su antojo, sin oponer la menor resistencia. Si hay que echar al procurador general, se lo echa (ya lo hizo con Esteban Righi, se acuerda, entonces fue para salvar a Boudou); si hay que cambiar todos los jueces de Comodoro Py, se los cambia; si hay que armar una Corte Suprema con 15 miembros divididos en Cámaras, se hace y los que están ahora serían minoría y solo actuarían en temas que no tuvieran que ver con hechos de corrupción en el Estado. Sí señor, un cambio radical de la Justicia, bueno, la lentitud, la falta de medios, los recintos tribunalicios obsoletos, los expedientes repartidos por reparticiones varias, son cosas que pueden esperar, no hay prisa para esto. Lo importante es que Usted se quede tranquila, se relaje y pueda hablar de las cosas menos importantes que les pasan a los argentinos como el coronavirus, porque hasta ahora el tema de la Justicia la tuvo tan atareada que no tuvo tiempo como segunda autoridad del país, para hacer un solo comentario sobre el tema. ¿Sabe usted que hay miles de argentinos muertos por este virus? Alguno de sus detractores dicen que las catástrofes le asustan y recuerdan Cromañón y Once y la inundación de La Plata.  Exageran. Nos gustaría verla haciendo país y no modificando lo no urgente, aunque sea para cubrirse de la tormenta judicial. Porque cuando usted hizo país, lo hizo bien aunque los opositores no quieran reconocerlo. Por todo esto señora y con todo respeto, me gustaría proponerle un pacto, un acuerdo sencillo entre usted y la casi mayoría de argentinos. Ya sabemos de sus maniobras en el Congreso, en el Consejo de la Magistratura y dónde sea necesario, para obtener sus propósitos. Nosotros no vamos a volver a hablar de corrupción, ni de millones de dólares, ni nada de eso; nosotros  no vamos a poner más en duda su honestidad y aceptaremos de buen grado los cambios que usted propone en el Poder Judicial, aunque tengamos que renunciar un poquito a nuestros principios democr ticos y republicanos. Eso sí, una vez logradas esas modificaciones que la liberen a usted de cualquier sospecha e incluso si apareciera un juez retobado al que la Corte enmendaría esa plana mal escrita, usted cerraría públicamente la grieta, haciendo un sincero llamado a la unidad de los argentinos para poder salir definitivamente de este infierno que dura muchos, muchísimos años. A mí nunca me importó si usted se compra bolsos de miles de dólares o si Macri se va a Francia, a mi me importa lo que hacen por nosotros.  Son expertos en la autodefensa caiga quien caiga, y se tiran basura a cada minuto. Le decía señora vice presidenta que si todos aceptamos su inocencia al no haber causas penales que la condenen, usted debe hacernos el favor de dejar de odiar como sistema, de hacer público su reconocimiento al campo, a los empresarios, a los que no profesan su credo personalista y a los medios de comunicación, que también, en este pacto, dejarán de lado la trinchera de la respuesta a la agresión sistemática. Una cosa más, usted también debe pedirles a sus militantes más violentos que guarden las armas, que a partir de ahora la lucha política solo se base en campañas limpias y en programas de gobierno que entusiasmen y sean reales. Me parece que es un gran pacto, para todos, Usted termina de organizar sus cosas e inmediatamente empezamos un nuevo país. Ya la imagino señora dando entrevistas, acudiendo a los programas de televisión, elegante, segura y sin tener que arreglar las preguntas con el periodista militante de turno, porque ya no habrá culpas o acusaciones que echarle a la cara, todo está  limpio, el pasado fue, digámoslo amigablemente, una lucha que todos sabíamos iba a resultar perjudicial para todos. Un nuevo estilo, mejor, más transparente. Me viene a la memoria el casi bíblico dicho que asegura que "errar es humano, pero perdonar es divino". ¿No le parece señora?­