Cristina no oculta sus odios y en el PRO hay exceso de optimismo

Lo que vendrá. En cada presentación, Cristina no pierde oportunidad de agredir hasta de forma cargada de mal gusto y horribles comparaciones, al periodismo.

Ambos Frentes electorales que polarizan la elección primaria de agosto, dan muestras de fragilidad en la compleja trama ideológica que conformaron a la hora de conseguir apoyos de sectores antes excluido o al menos no deseados dentro de sus estructuras. Además a esto hay que sumarle que en algunos casos  las contradicciones entre los integrantes de la misma fórmula presidencial, debilitan la credibilidad de la misma.

Alberto Fernández, el hombre elegido para ocupar la Casa Rosada por Cristina Fernández, intenta en su modesta campaña, explicar que la ex presidenta moderó sus formas políticas y que ha quedado atrás aquella mujer autoritaria, incluso asegura que este fue uno de los motivos por lo que él dejó la jefatura de Gabinete durante el gobierno de la viuda de Kirchner.

Mientras tanto a cada presentación, Cristina no pierde oportunidad de agredir hasta de forma cargada de mal gusto y horribles comparaciones, al periodismo.

En su presentación en Mar del Plata llegó a decir que en la entrevista que ella concedió al periodista Luis Novaresio para Infobae, se sintió como un detenido de la dictadura militar sometido a un interrogatorio mientras era picaneado.

El odio de la señora hacia la prensa es inocultable y no solo no se ha atenuado sino que ha crecido en su dimensión acusatoria. No es difícil adivinar, aunque su candidato haga denodados esfuerzos en desmentirlo, que en los otros temas tampoco ha cambiado su pensamiento. Ella eligió hacer campaña excusada en la presentación de su libro y tampoco quiere actos multitudinarios ni fotos con candidatos "alquilados" como Sergio Massa.

Por su parte Alberto Fernández tampoco tiene mucha suerte con las entrevistas y sus enfrentamientos con los hombres de prensa son cada vez más duros.

ENCUESTAS A MEDIDA

A solo veinte días de la realización de las PASO, los encuestadores siguen sin poder afirmar ni un solo dato y sin bien las de los guarismos no son enormes, son lo suficientemente amplias como para poder hacer cualquier vaticinio. 

Coinciden en que Macri achicó la diferencia que lo separa con los Fernández, algo que atribuyen a la meseta que atraviesa el dólar y los índices de inflación que aunque de manera mínima se van a achicando. El tema que se discute es que si la diferencia entre la fórmula kirchnerista y el macrismo es de cuatro o cinco puntos, no resulta suficiente como para decir que el Frente de Todos puede ganar en primera vuelta. Si esa brecha se aumentara en tres pontos y la diferencia alcanzara los ocho, ya será lo suficientemente amplia como para que Macri no tenga ninguna posibilidad de reelección, lo que en pocas horas estaría generando un fuerte impacto negativo en los mercados que no esperarían las elecciones de octubre, para reaccionar. Algunos economistas suponen que si esto sucede el dólar podría alcanzar un valor de entre 60 a 80 pesos. Ahora si como demuestran las últimas tendencias de los encuestadores, la diferencia se achica a favor del Frente Juntos con el Cambio, y solo alcanza los tres puntos a favor de los Fernández, podría significar que Macri está bien colocado y podría repetir los resultados de 2015.

En cuanto al famoso voto oculto o indeciso por el momento no parece que pueda modificar el amperímetro de la polarización, aunque si consigue superar los tres puntos sí podría alterar el resultado de las generales.

OPTIMISMO EN EL PRO

El repunte de Mauricio Macri en los sondeos previos a las PASO, a comenzar a preparar el próximo gabinete nacional e incluso ir más allá e intentar armar la línea sucesoria para 2023. Muchos ya detectaron que el nuevo tridente de poder que conforma el ala política del PRO, lo integran Miguel Pichetto, Horacio Rodríguez Larreta y Rogelio Frigerio, los tres hombres que más reuniones tuvieron con Macro en los últimos días y con los que tendrá más encuentros en los próximos días.

Serán ellos los que den el primer visto bueno a los nombres de los fututos ministros que propongan  el ex vicejefe de gabinete, Mario Quintana y el ex ministro de Producción, Francisco Cabrera, los hombres designados por el Presidente para armar las listas de los candidatos a ocupar las diferentes carteras. El que perdería poder a partir de la conformación del nuevo triángulo político sería Marcos Peña, a quien Macri estaría preparando para ser el próximo canciller, de hecho en los últimos días estuvo "practicando" para eso representando el país en China ante las autoridades del gigante asiático y luego participó de todos los encuentros bilaterales que tuvo Macri en el G20 en Japón.

Peña como jefe de Gabinete es quien ya viene manejando maneja los movimientos  de la cancillería a través de Jorge Faurie y Fulvio Pompeo. "Al jefe no le gusta improvisar, ya nos pasó una vez y tuvimos que salir a buscar ministros por todos lados porque no esperábamos ganar", confesó un senador del PRO que ahora es un estrecho colaborador de Pichetto.

De cara al 2023, Rodríguez Larreta ya está definido que el jefe del gobierno porteño sería el candidato a suceder a Macri, la intención es que en unos meses Larreta ocupe la Jefatura de Gabinete, así Diego Santilli que ha vuelto a sacrificarse por Horacio, asumiría del gobierno de la Ciudad y Larreta ya estaría metido en el corazón del Ejecutivo como para competir con experiencia dentro de cuatro años.

Durante ese tiempo Marcos Peña seguiría en su actual cargo para luego ir a cancillería. En el entorno de Rodríguez Larreta afirman que este plan no se puso en marcha, pero no niegan su existencia. Exceso de optimismo si se tiene en cuenta que por ahora las encuestas son un enigma y ni siquiera se sabe si habrá o no segunda vuelta. La posibilidad de que José Luis Espert abra una segunda polarización para enfrentar a Roberto Lavagna y quedarse así con la mayor cantidad de votos que le permiten ocupar el tercer lugar en las próximas PASO, también puede cambiar el destino de la elección.