EL RINCON DE LOS SENSATOS

Corrupción, de eso no se habla

Tres de diciembre de 2015, sede de la AFA, jornada que iba a ser histórica porque el presidente iba a ser elegido en una votación que no se realizaba desde 1991.

Luis Segura por un lado, y Marcelo Tinelli por el otro, como postulantes al cargo, 75 asambleístas definirían la elección; quien reuniera 38 votos (la mitad más uno de los sufragios) sería el nuevo presidente de la AFA.

Resultado de la votación 38–-38, sobre 75 votantes.

Incredulidad, asombro, papelón, vergüenza, ridículo, un ejemplo de los tantos hechos de corrupción, una corrupción sistémica, reflejo de la decadencia de las instituciones.

La corrupción es una amenaza social grave, transversal a todas las clases sociales, un mal endémico y un fenómeno de la sociedad en su conjunto.

La enumeración de hechos de corrupción en Argentina, llenaría bibliotecas enteras, y daría para películas de ciencia ficción, como el tema de los bolsos revoleados cristianamente.

La corrupción no es un delito común

Ante la corrupción, lo fácil es, lamentarse.

UNA PREGUNTA

Marcos Aguinis, en su obra El atroz encanto de ser argentinos, formula una pregunta, que hoy día tiene una enorme vigencia dado el contexto actual: ¿Podemos seguir afirmando que las causas de nuestro deterioro son fundamentalmente económicas? Dado que las únicas propuestas son económicas.

Sin duda, la respuesta es: No. Por lo tanto, debe decirse que no son solos medidas económicas las que producirán un cambio, sino que debe acompañarse de un abordaje integral y sistemático, que abarque los aspectos moral, ético y educativo.

La corrupción en Argentina es estructural. Y ha adquirido la forma de cleptocracia, que es el establecimiento y desarrollo del poder basado en el robo de capital, institucionalizando la corrupción y sus derivados como el nepotismo, el clientelismo político y/o el peculado, de forma que estas acciones delictivas quedan impunes debido a que todos los sectores del poder están corruptos, desde la justicia, funcionarios de la ley y todo el sistema político y económico.

Mordida, canon, comisión, coima, engrasar, arreglo, soborno, tajada, curro, tranza, retorno, peaje, diego, cometa, negociado, kiosco, son los tantos sinónimos que definen las múltiples facetas de la corrupción.

UNA DEFINICION

Si bien, hay muchas definiciones de corrupción, la más simple de todas es la siguiente: La utilización del poder público o privado, con el objetivo de obtener un beneficio personal.

Para otros, con moralidad dudosa y cierta picardía: Honrados Discontinuos.

Para que haya un acto de corrupción hacen falta por lo menos dos, no es una acción individual sino colectiva, de ahí la peligrosidad.

Pongo un ejemplo personal, cierta vez me multaron en forma lícita por estacionar en un lugar inadecuado.

En una conversación de amigos lo comenté, pero hubo uno que amenizó el dato, diciendo, anda y vé a fulanito, él te saca las multas de la municipalidad, por un pequeño canon.

Así, el pensamiento sería: La corrupción resuelve los problemas de la vida cotidiana

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NUESTRA REALIDAD

En el índice de Percepción de la Corrupción de 2023 (IPC), que prepara Transparencia Internacional (una organización civil que reclama el estricto cumplimiento de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción sobre 180 países), la Argentina se sitúa en el puesto 98 retrocediendo 4 puestos.

Así, la “Argentina sigue estancada y sin grandes cambios en el compromiso del país con este problema estructural”, estando Chile en el lugar 66.

No constituye un tema de Estado, no está en la agenda política (veremos con el nuevo gobierno si hay hechos que sustenten las buenas intenciones).

A través de las innumerables denuncias de corrupción, el tema se naturaliza, como algo común e inevitable.

Si vemos lo mismo una y otra vez, se vuelve normal. La consecuencia: no basta con el mero hecho de denunciar.

El sector público no rinde cuentas, permitiendo un uso discrecional de los recursos, estableciendo un nepotismo acérrimo, con tal de detentar el poder en forma infinita, u obstruyendo sistemáticamente la posibilidad de acceder a información crítica (en contradicción con expresas disposiciones legales).

El medio: La destrucción de los organismo de control.

La inacción, la falta de independencia del Poder Judicial, la duración promedio de un juicio de corrupción es de 14 años (procesos largos), hay falta de condenas firmes, eternas apelaciones, y las causas terminan por prescripción.

Las investigaciones penales, no avanzan cuando se trata de funcionarios que ejercen el poder.

Se denuncia, pero no hay penas efectivas, sino shows mediáticos que benefician a los corruptos.

La impunidad reinante, produce efectos devastadores, sobre las bases morales, éticas y espirituales de una democracia.

Para dar un ejemplo, recordemos al fiscal Nisman, en el cual el discurso, hizo que desparecieran los hechos, se diluyó, y estoy hablando de un fiscal de la Nación.

La deficiente implementación, aplicación y cumplimiento de medidas anticorrupción efectivas, constituyen esencialmente una omisión del Estado.

La corrupción nos hace vivir peor, llevando a la ciudadanía a la impotencia, a la bronca, al repudio, a la indignación y la vergüenza.

En el último Coloquio de Idea en Mar del Plata, se preguntó: ¿Es lícito pagar coimas? El 53% de la audiencia dijo que siempre es condenable esa práctica; un 28% afirmó que sólo es válida en casos extremos, y el 19% restante señaló que nunca es repudiable. En síntesis, el 50% no la repudiaba.

Continuará.