"Corea del medio", el único camino para Alberto

El nuevo mapa del poder tendría nuevas imágenes de preocupación para el gobierno, y para el peronismo en general.

Luego de la elección legislativa de ayer la atención estará dada en lo que vendrá. Para el Gobierno, aunque no era una sorpresa su fallida performance electoral, lo debe llevar a replantear varios de sus objetivos políticos. El primer paso, que ya adelantó, es la convocatoria al diálogo, sobre todo con Juntos. Estos, sin embargo, no verían esta opción como valedera, máxime cuando esperan una mayor acumulación de poder y ver desplomarse las opciones del oficialismo para las elecciones presidenciales de un par de años.

El futuro proyecto sobre el Presupuesto, la renegociación de la deuda con el FMI, medidas de reactivación económica, potenciar la obra pública y la cuestión siempre caliente del dólar son los temas que deberá abordar con atención y urgencia.

Pero el nuevo mapa del poder tendría nuevas imágenes de preocupación para el gobierno, y para el peronismo en general. Se explicita en la pérdida de la mayoría legislativa a nivel nacional, claramente en Diputados y probablemente en el Senado, que depararía cambios en las cabezas de la mayoría de las comisiones y, quizás, en la presidencia de la Cámara Baja.

Pero no termina allí la preocupación del justicialismo, ya que los números logrados por Juntos por el Cambio en Córdoba, Santa Fe, Entre Rios y, tal vez, la provincia de Buenos Aires, indicaría que estarían en riesgo las conducciones provinciales peronistas y que habría nuevos gobernadores de JxC.

LA ENCRUCIJADA

El presidente Alberto Fernández y su gabinete, sea que se mantenga sus integrantes o haya más renovaciones ministeriales, se encuentra en una encrucijada. Por un lado, conceder a los sectores de poder, internos y externos, empresariado, sindicalistas, movimientos sociales y medios de prensa, que plantea una rápida negociación con el Fondo, toma medidas en materia fiscal e impositiva, flexibilización laboral, rever la cuestión de seguridad y reducir el tema de los planes.

Del otro está parte del Frente de Todos, en particular el sector K, que le demandan profundizar la cuestión distributiva, generar un proceso de industrialización, y tomarse su tiempo en la negociación con el sector externo. Entonces las opciones son negociar con el FMI y empezar un modelo de acumulación y ajuste, con una promesa de apoyo de los factores de poder ya enunciados, limitando la influencia del kirchnerismo, o continuar con su equilibrio entre medidas distribucionistas que serían del agrado de la vicepresidenta Cristian Fernández y que identifican a su electorado más fiel. 

¿Y EL CAMINO?

¿Cuál sería su camino? Quizás el de Corea del medio. Tratar de empardar entre un mayor consenso con el "peronismo clásico", CGT y cierto sector del empresariado y mantener puntos de apoyo con los K, que aún mantiene un caudal importante, aunque menor, de votos.

El gobierno debería lograr una mayor cohesión entre los distintos integrantes del FdT, sobre determinadas definiciones en políticas de Estado para lograr un proyecto político más compacto. Desde su origen, con mayor consenso, no pudo o no quiso lograr ejecutar acciones gubernamentales que su propia base electoral le exigía, viendo retrocesos y dudas inexplicables. Más allá de la pandemia y de la administración de la crisis, que ya venía de arrastre de la gestión anterior, Alberto no tomó las decisiones que se requerían. Ni logró sumar nuevos sectores moderados para su apoyo ni pudo enamorar a sus iniciales votantes de núcleo duro, donde algunos le dieron la espalda en estas elecciones y otros, si bien emitieron su voto favorable, no están entusiasmados con la gestión del FdT. Si para unos seguía con el revanchismo K, para el sector adherente a Cristina faltó el Ministerio de la Venganza.

Es un momento difícil, pero algunas medidas de envergadura deberán tratar con firmeza y, al mismo tiempo, algunas concesiones deberán otorgar en conjunto con la oposición, más allá de decretos que se puedan dictar, para equilibra la situación social existente.

La ilusión de recrear la construcción de poder de la época de Néstor Kirchner es poco probable porque no hay ánimo y falta una conducción centralizada, que el actual presidente no la podrá efectuar. Pero la idea de sumarse a las propuestas de modelo de acumulación y ajuste sin un consenso con la oposición y los sectores oficialistas más reacios sería impracticable y, de hacerse, plantearía un conflicto social.

CARA MAS CONSERVADORA

Nadie plantea la reelección de Alberto y hoy se analiza como desde el FdT podrá presentarse a elecciones presidenciales. Si se tiene en cuenta la respuesta electoral reciente el peronismo debe mostrar una cara más conservadora y tradicional, más que su relato progresista, donde Massa, Manzur y Uñac tendrían, se supone, un rol mayor no sólo en las candidaturas sino en un nuevo proyecto político.

Ahora la oposición tiene un desafío, sea que la lidere Horacio Rodríguez Larreta u otro candidato, ante una mayor acumulación de poder actual y un incremento a futuro, del que no gozó Mauricio Macri en su inicio de gestión, que es no repetir errores de la cercana época macrista. Miras amplias y un proyecto más generoso debería primar, antes que pensar en represalias y ajustes salvajes.

No es menor el fenómeno electoral, y cultural, libertario que, luego se verá, si mantiene su independencia o actúa como furgón de cola de Juntos.

Finalmente, ante la baja de concurrencia a votar y el alza del voto en blanco, se incrementa el desinterés ante las elecciones y la desafección política de una gran parte de la población que, esto sí, debería no sólo preocupar a la dirigencia de todos los partidos sino prevenir contra una anomia social.

* Licenciado en Ciencia Política.