Lo que dejó el 2025

Conciertos y recitales a pedir de boca

La variedad y cantidad de eventos musicales programados en el Colón, junto con una creciente actividad en el ámbito privado, dieron como resultado un año pleno en proyectos y realizaciones.

 

Quienes analizamos el movimiento musical y nos proponemos hacer un balance del año en materia de conciertos y recitales, encontramos un fuerte crecimiento, particularmente en el caso del Teatro Colón, debido a la planificación del nuevo equipo establecido en su conducción, en un primer aspecto del análisis, y también a raíz de la diversificación de actividades, que nutrió la temporada de nuevos impulsos.

LAS ORQUESTAS

Porque entrando al tema de las orquestas, el empuje aportado por la directora griega, nacida en Atenas, Zoe Zeniodi, volvió a restablecer su esperado nivel en los conciertos de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires en su carácter de directora principal, Fue sin duda encomiable su labor y se advirtió su empatía con el orgánico desde el primer concierto a su cargo, hasta completar con otras batutas invitadas la veintena de conciertos realizados.

Por supuesto que la Orquesta Estable del primer coliseo, en este año que finaliza con el cumplimiento del centenario, logró lucirse también con menor número de participaciones dada su dedicación a la temporada lírica, pero cerrando con un festejo muy celebrado, con la directora italiana Beatrice Venezi en el podio, y la despedida de Mario Perusso -muy festejada-, hecho que nuestras páginas cubrieron.

No menos activa se mostró la Orquesta Sinfónica Nacional con veintiún conciertos cumplidos en el Auditorio Nacional del Palacio Libertad, contando en nueve de ellos como director invitado el maestro suizo Emmanuel Siffert, con obras del repertorio universal y del nuestro también. Entre sus valiosos aportes destacamos la Sinfonía Nº 3 en re menor de Gustav Mahler en una distinguida versión.

RECITALES LIRICOS

Un gran relieve cobraron los recitales líricos de grandes estrellas de la actualidad, con los dos ciclos: el ‘Grandes intérpretes’ y el denominado ‘Aura’, de solistas vocales internacionales. Esto contrarrestó la cierta carencia de las superestrellas de la lírica en los repartos operísticos, salvo algunas excepciones.

Entonces el público asiduo al Colón respondió con elocuente entusiasmo a convocatorias como la de la eximia pianista china Juja Wang, que mostró su fascinación y privilegiado tecladismo junto con la Mahler Chamber Orchestra. Una sesión digna del mejor recuerdo.

También en este ciclo de grandes intérpretes, el recital del tenor francés Benjamin Bernheim, de cuarenta años, nacido en París, permitió apreciar sus notorias dotes canoras y gran crecimiento a partir de varios años atrás cuando lo escuchamos en la Scala de Milán, exponiendo ahora una admirable técnica, dulzura y manejo del fiato en arias principalmente francesas, que son su fuerte. Bien acompañado al piano por Carrie-Ann Matheson dio un recital de alto vuelo A su vez, el ciclo ‘Aura’, inaugurado con el recital impactante del tenor estadounidense de origen chileno Jonathan Tetelman mostrando sus propiedades vocales y sus fulgurantes notas agudas, resultó sin duda una revelación y otro aporte positivo del Colón.

También desfilaron con gran suceso la bien consagrada soprano anglo australiana Jessica Pratt, de cuarenta y seis años, con su probado nivel, su coloratura, y la sorprendente mezzosoprano rusa de veintinueve años Aigul Atmentshina, en su caso una reciente revelación de estos años cuya voz e impostación aparecieron deslumbrantes.

Palabra esta que vale también para la gran mezzo polaca Elina Garanča, siempre admirable y una verdadera diosa del canto, si cabe el concepto, con un recital de altísimo nivel, acompañada por el pianista escocés Malcolm Martineau.

Y cerrando el ciclo ‘Aura’, a manera del broche de oro, se dio el retorno de una esplendente Nadine Sierra, a sus treinta y siete años, dejando en el Colón su mensaje vocal de incuestionable belleza y también su cariño a nuestro publico, expresado siempre con un larguísimo recital con su maestro Bryan Wagorn al piano.

Nuevamente entre las voces masculinas, el retorno del tenor mexicano Javier Camarena, a sus cuarenta y nueve años, traído por el Mozarteum en exclusiva, con su impacto vocal de siempre, puede decirse que se sumó a este capítulo con su nivel conocido. En consecuencia, los recitales líricos fueron un aporte de insoslayable valor para melómanos y especialistas.

LO CAMARISTICO

La música de cámara supo, asimismo, de aportes valiosos como la relevante Concertgebouw Chamber Orchestra de Amsterdam, también traída por el Mozarteum Argentino en su septuagésimo segunda temporada.

Pero sería injusto dejar en el tintero otros aportes fuera de la programación habitual, como la sorprendente llegada de la Orquesta Sinfónica de Qatar, dirigida por Arturo Diemecke, en su gira latinoamericana.

La participación también de organismos como la Orquesta Juvenil Nacional San Martín, dirigida por Mario Benzecry, que alcanzó una veintena de concurridas y estimulantes sesiones. Y al final de temporada, la Municipal de San Pablo, del país hermano de Brasil.

Hubo además mucha actividad local referida a entidades, universidades, etc., y actividades privadas festejando el anecdótico retorno de José Carreras o Andrea Bocelli en sus despedidas de nuestro medio, reverdeciendo para los antiguos melómanos recuerdos juveniles.

Sin olvidar las contribuciones siempre valiosas del Mozarteum Argentino en el trascurso de su temporada habitual en días lunes, y los miércoles al mediodía, las ya tradicionales fundaciones Konex y Beethoven, y el infaltable ciclo Chopiniana, de la concertista Martha Noguera, este año en la sede de la Federación de Entidades Españolas, sumando un jalón más a su estadística. En suma, un año tupido en propuestas y realizaciones.