EL NUEVO LIBRO DE GAY TALESE RESCATA A PERSONAJES CASI ANONIMOS

Con la marca del viejo cronista

‘Bartleby y yo’ es una oda a los inicios del autor en el oficio y un manifiesto en favor del periodismo “a fuego lento” con ambiciones artísticas. El maestro asegura que no duraría ni un día en las apresuradas redacciones de hoy.

Gay Talese es una leyenda del Nuevo Periodismo y a los 92 años bien vividos mantiene una prolífica actividad como escritor. Pese a los triunfos y los elogios sigue considerándose un cronista, aunque admite que "no duraría ni un día" en las redacciones de hoy por su aversión al periodismo de corto plazo.

Talese acaba de publicar en España Bartleby y yo (Alfaguara), y con ese motivo concedió una entrevista a la agencia EFE en su casa del exclusivo barrio del Upper East Side de Manhattan, donde recibió al cronista impecablemente vestido con traje y corbata.

"No fue porque vinieron ustedes, este es mi atuendo diario", aclaró con su clásica coquetería antes de colocarse el inseparable sombrero con el que siempre posa para las fotos de prensa.

De origen italiano, Talese fue junto a Tom Wolfe, Jimmy Breslin y Joan Didion, entre otros, uno de los creadores de aquel Nuevo Periodismo que hizo furor en las décadas de 1960 y 1970 y que por estos días sigue estudiándose profusamente en las facultades de Comunicación de todo el mundo.

Hoy el veterano cronista, un autor consagrado por críticos y lectores, sigue militando en favor de un periodismo "a fuego lento", frente al "rápido rápido" que se ha convertido en la norma de la profesión.

"¿Tienes un 'deadline' (plazo de entrega)?", bromea con el entrevistador, pues para él ese “deadline” es la muerte de la creatividad. Esto ocurre porque en su caso necesita escribir dos, tres, y hasta cuatro veces un artículo para sentir que ha dado con el tono perfecto.

VOZ PROPIA

Por paradójico que suene en boca de un periodista, hay dos cosas que Talese detesta: el grabador y el entrecomillado. Y lo explica: durante su carrera, nunca se conformaba con la primera respuesta, le gustaba reformular la pregunta una y otra vez hasta dar con lo que quería, Por otro lado, la cita textual significa rendirse a la voz de otra persona, cuando su “marca de la casa” ha sido justamente que en sus artículos se note su propia voz.

De ahí que Talese siga defendiendo a capa y espada un "periodismo con ambiciones artísticas" que vaya más allá de los hechos desnudos pero sin desvirtuarlos, pues asegura que él siempre ha respetado la exactitud y ha escrito textos verificables.

En este momento, y sin habérselo preguntado, rememora una agria polémica que tuvo con el diario The Washington Post tras la publicación en 2016 de El motel del voyeur. Aquella historia de un pervertido dedicado a espiar las costumbres sexuales ajena y que compró un motel donde fabricó una escotilla desde la que se concentró en espiar a sus clientes durante décadas. Ese hombre relató al escritor su historia en exclusiva.

A Talese no le importaron mucho las acusaciones de complicidad por no haber denunciado al sujeto que le confió sus fechorías durante años (y a quien en una ocasión llegó a acompañarlo en sus tareas de espionaje).

En cambio le fastidió que el Washington Post enviara a un periodista al famoso motel y que se dijera que habían graves inexactitudes en el relato de Talese. Todavía le duele, y explica una y otra vez que él nunca inventó nada, ni entonces ni en toda su carrera.

TRES EN UNO

Su último trabajo, que apareció en inglés en 2023, es una recopilación de tres libros aparentemente inconexos: una primera parte donde Talese regresa a sus inicios como periodista, cuando se dedicaba a retratar a personajes de la trastienda, los eternos subalternos; la segunda parte recuerda cómo construyó aquel largo artículo que tanta fama le dio, “Frank Sinatra está resfriado”, mientras que en la tercera ofrece la historia desconocida de un médico que hizo volar su casa con él adentro para no cumplir una sentencia de divorcio.

Talese explica el hilo conductor del nuevo libro: todos los que aparecen son "personas sin identidad pública, perfectos desconocidos, además de seres muy solitarios", y a él siempre le sedujo la idea de ocuparse de lo que llama “personajes vírgenes”. Esos ante quienes el periodismo pasa de largo, y que en su caso satisfacen una curiosidad por "entender a las personas que me son diferentes, lo que incluye a todo el mundo".

Y efectivamente, todos los seres que desfilan por Bartleby y yo son casi anónimos, incluso los que aparecen en el artículo dedicado a Sinatra, en el que, como ya es legendario, se dedicó a retratar al cantante sin haber hablado una sola vez con él pero componiendo un cuadro poliédrico hecho de testimonios recogidos entre su hija, sus amigos, sus agentes, representantes o guardaespaldas.

Talese asegura que a su edad no le importa “meterse en charcos”, como cuando toma clara posición a favor de las protestas propalestinas registradas en las universidades del país.

Considera que esas manifestaciones son una respuesta "a crímenes de guerra. Es horrendo lo que está haciendo (Benjamin) Netanyahu, es inhumano". La única razón de que esas protestas no se tornen masivas -opina- es porque no existe la amenaza del reclutamiento militar obligatorio.

Agrega que Estados Unidos practica "la hipocresía" de declarar criminales de guerra a Sadam Husein, a Muamar Gadafi o a los chinos -dice, sin especificar a quienes en concreto-, pero no a Netanyahu, cuando "lo que Netanyahu está haciendo a estos pobres palestinos es lo que los norteamericanos hicimos a los japoneses".

Para Talese, el actual presidente Joe Biden "es un desastre, pero Trump es peor", y lamenta que los norteamericanos deban elegir "entre dos imbéciles", por lo que proclama que no irá a votar. De hecho, la última vez que votó fue por Barack Obama, un hombre que "no fue genial, pero al menos fue honesto y honorable".

Frente a la mediocridad en su país, Talese no duda en alabar a Vladimir Putin, a quien califica de "tipo interesante, un gran líder, que no se inclina ante Occidente". Aunque guarda sus mayores elogios para Xi Jimping y China en general.

"Lo que China ha hecho en el tiempo en que yo he vivido es la mayor hazaña de mi época -afirma-. Cuando yo nací era una nación de esclavos, siervos, de nadies... ¡Y mira lo que han hecho, convertidos en una superpotencia!".