“Con la dolarización la pobreza se reducirá a la mitad”

El nuevo gobierno deberá implementar las reformas estructurales desde el comienzo, advierte el economista Agustín Etchebarne. El primer paso es estabilizar la economía. La irreversabilidad del sistema, su punto más fuerte.

Argentina vive tiempos de refundación. Así lo exigen los números de una economía que, estancada desde hace 10 años, no ha hecho otra cosa más que parir pobreza y acentuar la indigencia.

El triunfo de Javier Milei, próximo presidente de la Nación, trae vientos de cambio a estas orillas. Se vuelve a hablar de reformas estructurales y achicamiento del Estado, con el aditamento de que esta vez podría ensayarse el plan de dolarización de la economía.

El esquema en cuestión no es sencillo ni singular. Hay varias carpetas sobre la mesa del futuro mandatario pero todas tienen un común denominador: primero hay que estabilizar la economía para recién entonces impulsar el cambio de moneda.

“Creo que esa es la idea que tiene Javier Milei, de ir hacia la dolarización. Está en discusión el cómo -recalca el economista Agustín Etchebarne, director general de la Fundación Libertad y Progreso-. El final de la película sí creo que sé cómo es. Cuando nosotros miremos de acá a cuatro años, el objetivo tiene que ser que la pobreza en la Argentina sea la mitad y que la inflación del último año tiene que ser entre el 2 y el 4% anual. Que incluso puede ser menor. Estaríamos en términos de inflación internacional.

-¿En un plazo de dos años?

-Yo digo para el final del mandato. Depende de cuándo se establezca el proceso. Porque el inicio es el programa de estabilización. Cómo hacer un programa de estabilización que puede ser con o sin dolarización. Y eso va a depender de cómo se hace el proceso para conseguir los dólares.

-Primero hay que preparar el terreno.

-Hay distintos caminos para hacerlo. Argentina recibe una herencia muy complicada, es mucho peor que la que recibió Alberto Fernández. Ahora, eso no va a ser excusa dentro de cuatro años para mostrar el resultado final. Tiene que ser una economía estabilizada, sin déficit fiscal, sin inflación, en crecimiento fuerte y con salarios más altos que los actuales. Ahora podemos evaluar el gobierno de Fernández y Massa, que es un desastre. Termina mucho peor que lo que empezó. Ellos pueden decir que tuvieron la pandemia, pero otros países también y no sufrieron inflación. O tuvieron una inflación de un dígito. También está el tema del crecimiento económico. Argentina tiene hoy un PBI per cápita que es equivalente al del 2007. Es decir que perdimos 15 años. Mientras el mundo siguió creciendo -la tasa de crecimiento mundial es de 3% anual-, nosotros no. Si miramos la inflación, empezó con una inflación que heredó de Macri pero ahora está muchísimo más alto. Incluso la administración de Sergio Massa arrancó con una inflación del 78% y en los últimos 3 meses, anualizada, da 254%. Encima deja un montón de problemas, como la inflación reprimida por los precios relativos, los precios controlados en Precios Justos, el tipo de cambio retrasado y el problema del Banco Central.

SINCERAMIENTO

-¿Antes de implementar un programa de dolarización hay que normalizar todas estas variables?

-Hay que sincerar la economía. Es una palabra que se ha usado durante décadas. El sinceramiento lo hizo el pobre de Celestino Rodrigo y hoy lo conocemos como el Rodrigazo. Lo que digo es que hoy deberíamos cambiar esa filosofía. El problema no lo creó Celestino Rodrigo. Ahora el problema lo crearon Massa y Fernández. Cuando sinceremos este tema debería llamarse el Massazo.

-Uno de los problemas que Milei siempre remarca es el tema de las Leliqs. ¿Cómo se resuelve?

-Es es el problema más serio. Hay problemas profundos y estructurales, y hay un problema urgente que es el del Banco Central. Es esencial para la estabilización resolver el esquema Ponzi de las Leliqs. Son tres veces el tamaño de la Base Monetaria. La Base Monetaria se ha ido achicando en términos del PBI y se ha reemplazado por esto que es deuda remunerada del Banco Central. Paga un rendimiento de tasa de interés del 300% anual. Entonces se genera una deuda exponencial que es la futura hiperinflación que hay que desactivar. Argentina está en un proceso hiperinflacionario. Yo tengo diferencias con algunos de mis colegas. En la literatura se dice que la hiperinflación es cuando se supera el 50% mensual. Pero uno no llega al 50% mensual en un minuto. Es un proceso que va en ascenso, un proceso de huida del dinero.

-¿En eso estamos ahora?

-En eso estamos, en un proceso muy avanzado. Cuando uno mira la demanda de dinero, ya cayó 70%. Lo que queda es el último tramo pero es el más peligroso. Es cuando se acelera cada vez más la rotación del dinero.

-¿Qué tipo de instrumentos hay en la caja de herramientas para resolver eso? ¿Cómo se hace?

-Hay un programa, que es el de dolarización, que significa hacer un esquema de ingeniería financiera compleja para obtener los dólares y poder dolarizar la economía. Es decir, reemplazar las Leliqs por una nueva nota garantizada. El banco tiene activos y pasivos. Las Leliqs son los pasivos. En los activos tiene letras intransferibles, que como son intransferibles muchos economistas dicen que valen cero. Entonces una alternativa sería reemplazarlas por letras que sí sean transferibles o bonos del Estado. Empezarían a cotizar a precios de mercado, que hoy está en torno a 30 centavos, subiendo. Es un nivel ridículamente bajo. En esos niveles uno no puede salir a vender esos bonos porque se estaría vendiendo deuda a precios muy bajos. Entonces hay programas de ingeniería financiera para no tener que venderlos en este momento y esperar que suban las cotizaciones. Si se resuelve este problema, el resto es fácil.

-¿Los bancos pueden oponerse?

-Se tiene que hacer un sistema que sea atractivo y que contemple los intereses de todos. El mensaje crucial que está dando Javier Milei es que va a respetar los derechos de propiedad. Eso significa que hay que hacer una reestructuración del Estado, pero eso requiere tener credibilidad, y para eso se necesita apoyo en el Congreso.

-Con esto de respetar la propiedad privada, ¿se aleja el fantasma de un Plan Bonex?

-Eso no está en cartel ahora. No he visto a nadie hablar de eso. No hay que hacer un plan Bonex. Si se hace se resuelve el problema, ¿pero quién paga el pato? Los depositantes. El que se queda con el bono hasta el final ganó plata, pero el que está apurado porque necesita liquidez, perdió. Y hoy valen 30 centavos. Habría una quita feroz.

PRIVATIZACIONES

-¿Qué papel juegan las privatizaciones en el plan de estabilización?

-El Estado tiene un montón de activos, ahí vienen las privatizaciones. Y viene la idea de que se privatice y se cancele con deuda, como se hizo en los ‘90. El Estado federal tiene 60.000 propiedades, pero todo eso lleva tiempo. Como lleva tiempo también el ajuste fiscal, la reducción del gasto público.

-¿De las privatizaciones podrían salir parte de las divisas que se necesitan para implementar la dolarización?

-Hay cuatro o cinco planes diferentes. Está el Fondo de Garantía, que podría incorporarse como posibilidad. Sería sobrecapitalizar el Banco Central de forma tal de garantizar, una vez que se dolarizó, todo lo demás. La dolarización es una simplificación. En realidad es un proceso de competencia de monedas, que cada uno elija la moneda que desee. Durante ese proceso mucha gente se pasará naturalmente al dólar. En la Argentina ya hay muchos más dólares que pesos físicos. Tenemos en pesos físicos el equivalente a menos de u$s 8.000 millones, y se estima que hay u$s 130.000 millones físicos fuera del sistema en el país. Somos el tercer país del mundo que tiene más dólares, después de Estados Unidos. Los otros son Rusia y China.

-¿Qué debería ocurrir para que esos dólares retornen al sistema?

-Hay que hacer varias cosas. Posiblemente haya un blanqueo. Probablemente eliminen la ley penal tributaria y permitan entrar capitales. La idea es que gran parte de la economía negra se transforme en economía formal. Que gran parte de eso vaya ingresando a los bancos. Hoy los u$s 130.000 millones que tenemos los argentinos pagan señoreaje. Los argentinos le pagamos a Estados Unidos un señoreaje que fue del 8,7% el año pasado, porque esa fue la inflación. Los dólares guardados en el bolsillo perdieron un 8,7% de su valor, y eso lo ganó Estados Unidos. Si nosotros logramos que eso ingrese a los bancos, esa gente tendrá el premio de la tasa de interés, que hoy es del 5%. Esos u$s 130.000 millones, si ingresaran al sistema financiero, le generarían a los argentinos u$s 7.000 millones por año. Argentina podría tener una economía de u$s 1 billón, y hoy es una economía de u$s 450.000 millones. Si liberamos las fuerzas productivas, Argentina tiene una capacidad de pago tremenda. Lo que falta es que la gente crea en este sistema. Eso requiere un shock de confianza. Eso tiene que dar de inmediato. La primera medida de gobierno es el gabinete, y ya es un éxito. Nombrar 8 ministros en lugar de los 23 que tenía Macri. Este es un mensaje muy potente: no están loteando el poder. Acá el mensaje es vamos a simplificar el Estado en favor de la gente.

 CONVERTIBILIDAD

-¿Qué similitudes y diferencias hay entre una Convertibilidad y una dolarización?

-Tiene muchas similitudes y una diferencia. Las similitudes son que si uno logra resolver el problema de las Leliqs y logra dolarizar, inmediatamente habrá una tendencia a reducir rápido la inflación hasta un nivel que sea similar al mundo en 24 meses. Paralelamente, si se logra eso, se va a reducir la pobreza a la mitad. Eso es un aumento de los salarios reales y de los salarios en dólares. Ese proceso es lo que Menem llamaba el salariazo. ¿Cuál es el problema que tiene el aumento de los salarios? Que si aumentan los salarios debe aumentar la productividad. Argentina hoy paga sueldos miserables. Aquí siempre la variable de ajuste ha sido la devaluación, y con esto comen al asalariado. La inflación es un mecanismo de transferencia de riqueza de pobres a ricos. Eso se acaba con la dolarización.

-¿Cómo se hace para aumentar la productividad?

-La productividad tiene dos partes: de las puertas de la empresa para adentro hace falta que inviertan, compren máquinas nuevas, hagan acuerdos para aumentar la escala, exportar al mundo y no solamente abastecer al mercado interno. Hay que competir en un mercado de 8.300 millones de habitantes. Y de las puertas de la empresa para afuera hay que resolver los problemas de la productividad del país. Están el riesgo país, es decir que el costo de capital en la Argentina es mucho mayor que en otros países. Hay que bajarlo a 150 puntos. Tiene que ser un camino rápido, un shock de confianza. Este rol no es sólo del Ejecutivo sino también del Congreso, y ahí tiene un papel también la oposición. Ese es un tema importante. Si la oposición colabora, el riesgo país bajará mucho más rápido. Si estorba, el camino será más arduo para todos.

-¿En esta parte ingresa también la reforma impositiva?

-Efectivamente es clave. No se pueden tener 158 impuestos. Hay que hacer reformas como las que hizo Irlanda. Bajaron los impuestos a las empresas y pasó de ser más pobre que Argentina a ser más rica que Estados Unidos en 40 años. Ese es el objetivo. Es posible y no es una utopía. Irlanda adoptó una moneda de afuera, el euro, sobre la cual no tiene ninguna injerencia.

-¿Se pierde soberanía adoptando una moneda extranjera?

-La soberanía no está ahí, está por ejemplo en tener un país rico que pueda pagarse sus fuerzas armadas. ¿Cómo hacemos para defender un territorio casi tan grande como Europa sin fuerzas armadas? Para eso necesitamos tener moneda. Hoy no tenemos moneda porque el peso no cumple ninguno de los requisitos. No es reserva de valor ni unidad de cuenta porque no se sabe cuál será el precio de mañana. La idea es volver a tenerla. Podríamos construir una nueva moneda argentina, es otra alternativa. Yo quería crear el dólar argentino con una canasta de monedas. Eran tres países productores de commodities: Australia, Canadá y Nueva Zelanda. Podíamos crear el dólar argentino. Y ahí viene la diferencia con la Convertibilidad, y es que a la Convertibilidad la destruyeron. No porque funcionaba mal sino porque funcionaba bien. La inflación era negativa. El inconveniente fue que el Estado gastó de más.

-La dolarización no evita la necesidad de ser prolijos con las cuentas fiscales.

-Totalmente. Ahí estuvo el problema de la deuda del Estado Nacional y en el segundo mandato de Menem habilitaron la posibilidad de que se endeuden las provincias. Pagaban el doble de tasa que la Nación. La clave del asunto es pensar al Estado como si fuera una empresa que no debe gastar más de lo que ingresa.

COMPETITIVIDAD

-Quienes cuestionan el esquema de dolarización afirman que la economía argentina perdería competitividad en materia de exportaciones.

-Ahí está el tema de cómo aumentar la productividad. Acá buscan devaluar y bajar los sueldos, entonces son competitivos. Para mí competitividad es invertir, tener mejoras en el capital humano, en educación, mejoras en los puertos, mejoras en los manejos de los sindicatos, el problema Moyano, el problema de los barcos argentinos que tienen el doble de los marineros necesarios y entonces nadie quiere usar este servicio, los puertos son más caros que los sudafricanos. Este es el proceso de reformas que tiene que iniciarse la primera semana de gobierno. La desregulación y el manejo de los sindicatos son los verdaderos problemas de la Argentina. Se trata de realizar un programa de reformas estructurales que cambie el país, con tratados internacionales. Argentina está enfrentando un cambio de modelo, un cambio completo de modelo económico y social.

-¿Hay que reformular el Mercosur? ¿Hay que avanzar hacia tratados de libre comercio?

-Hubiera sido completamente diferente con Bolsonaro como presidente y Paulo Guedes como ministro de Economía de Brasil. Tendrían una sintonía ciento por ciento con Milei. Hubiéramos eliminado las fronteras internas como en Europa.

-Pero el escenario no va a ser ese.

-No, pero tanto Argentina como Uruguay y Paraguay van a impulsar la idea de ir hacia tratados de libre comercio, de abrir la economía. La economía se puede abrir de manera unilateral o con tratados de libre comercio. Javier Milei está dispuesto a hacerlo aún unilateralmente. Creo que lo que mayor credibilidad da son los tratados internacionales. Eso ya lo proponía Juan Bautista Alberdi.

-Otra de las objeciones a la dolarización es que cuando se hace la lista de los países que la adoptaron, suelen ser economías muy chicas en la comparación con Argentina. Este sería un caso singular.

-Argentina tiene una producción que es el 0,5% del mundo. En un momento llegamos a tener el 4% del comercio mundial. Ahí éramos una potencial mundial. Hoy el mundo no nos tiene en cuenta. Para eso tenemos que volver a ser un país rico. Igual no es cierta esa afirmación porque hay un montón de países que han perdido la soberanía monetaria y la han delegado en organismos supranacionales, como ocurrió con los países europeos que adoptaron el Euro. Ya no existen más los francos franceses, las pesetas españolas ni las liras italianas. Ahora quedan para los museos.

-Como conclusión: ¿le ve futuro a la dolarización en la Argentina?

-Le veo futuro a las ideas de la libertad. Le veo un gran futuro a las reformas estructurales de la Argentina. La dolarización puede o no ser parte de este esquema. Yo creo que sería una muy buena señal. Tiene una ventaja enorme que es la irreversibilidad. Una vez tuve una conversación con el economista Jorge Avila y me preguntaba: ¿qué pasa si se recapitaliza el Banco Central, hay una moneda nueva creada por el BCRA y las reservas llegan a los u$s 100.000 millones, y el siguiente gobierno es populista-peronista? Se patinan la plata. La dolarización es difícil de revertir porque cuando la gente se acostumbra a manejarse en dólares, a que la inflación es cero, no hay marcha atrás. En El Salvador el gobierno emite bonos de deuda y paga el 16% anual de interés, mientras que los individuos pagan 6%. Se divorcia el riesgo de los gobiernos del riesgo de las personas. Liberamos a las personas del peso del Estado. La Nación son las personas no el Estado. Si hacemos las verdaderas reformas estructurales, con o sin dolarización, y eliminamos el déficit y resolvemos el problema del Banco Central igual tenemos que ir a una inflación de un dígito.