CLASICA - En la apertura del interesante ciclo Colón Contemporáneo

Ciudades y búsquedas del hombre

Goebbels: 'Ciudades subrogadas', con textos de Paul Auster, Frank Kafka, Hugo Hamilton y Heiner Müller. Con: Pablo Seijo (narrador), Julia Sanjurjo (mediosoprano), Javier Areal Vélez y Jorge Espinal (guitarras). Orquesta Académica del Teatro Colón (dir.: Baldur Brönnimann). El viernes 14 en el teatro Colón.

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Lo primero que se debe decir es que resulta absolutamente coherente con su misión que la serie Colón Contemporáneo ofrezca estrenos como éste. El viernes, con regular cantidad de público, los músicos vestidos cada uno como quiso y el maestro en zapatillas (como si se tratara de un ensayo), la sala de la calle Libertad presentó extractos de `Ciudades subrogadas', pieza musical de 1994, perteneciente a Heiner Goebbels.

Conocido ya en nuestro medio por 'De Materie' y 'Stifters Dinge', que se dieron en el mismo ciclo, y otra obra de nombre complicado escuchada en el Festival Internacional de Buenos Aires, el reconocido compositor alemán (1952) se ha venido distinguiendo por sus búsquedas innovadoras, experimentales, en el espacio sonoro-lingüístico-teatral. Excitante abertura hacia un mundo de nuevas reverberaciones, combinaciones y tratamiento de la materia sonora, su creación entremezcla formaciones e instrumentos tradicionales con el laboratorio (reproducción electrónica a piacere de sonidos digitales pre-registrados), lo que le permite elaborar piezas de acusada originalidad, que incluyen efectos polifónicos superpuestos, al igual que secuelas multi-tímbricas.

POEMA DRAMATICO

Centrada en la inserción del ser humano en la complejidad de las grandes metrópolis, sus emociones, insatisfacción y desencuentros, su subsunción en la impersonalidad (el fenómeno exhibe mil caras), bien podría decirse que 'Surrogate cities' muestra un hilo conductor único sustentado en las ideas de su autor y textos de Franz Kafka, Paul Auster, Heiner Müller y el irlandés Hugh Hamilton (del que toma el nombre), que permiten definirla como un poema dramático contemporáneo.

Con duración aproximada a los cincuenta y cinco minutos, para la función que nos ocupa se seleccionaron cinco partes, que pueden ejecutarse sin problemas en cualquier orden y hasta admiten una representación escénica, que complementada con apropiadas proyecciones visuales, beneficiaría mucho la versión.

Creador ``tecno-romántico'', según lo señala Pablo Gianera, Goebbels despliega en este trabajo un lenguaje confrontativo, con pasajes violentos y otros contagiados de cierto lirismo, a los que se suman ruidos incontrolables, subterráneos, poderosos, melodías de evanescente indefinición o turbulencia, y voces electrónicas plenamente adecuadas al marco musical.

Aclaremos que el discurso de `Ciudades subrogadas', apoyado en obvios flashbacks, acordes cortantes y una rítmica por instantes muy intensa, no plantea de ninguna manera disonancias agresivas. El alucinante ostinato de cuerdas y percusión del último número (`Surrogate'), por lo demás, es francamente atrapante, de formidable tensión.

LOS INTERPRETES

En lo que hace al elenco, cabe apuntar que en las 'Tres canciones de Horacio', con el enfrentamiento bélico de Horacios y Curiáceos, descripto con rasgos contrastantes, no exentos de dolor y de ternura, la mezzo Julia Sanjurjo (quien cantó y musitó con micrófono) exhibió registro grato y melodioso y ponderable línea declamatoria.

Con sus guitarras eléctricas pulsadas o tañidas con arco y golpeadas, Javier Areal Vélez y Jorge Espinal produjeron un metal de opaca redondez, eficaz en su inserción adicional al cuadro general, mientras que al recitante Pablo Seijo, sin desmedro de la claridad de su dicción, se lo oyó demasiado desdibujado en su monólogo conclusivo.

La performance de la Orquesta Académica del Teatro Colón constituyó verdaderamente una grata sorpresa, en orden a la seriedad, limpieza y homogeneidad de su faena. Pero en esta oportunidad, el cometido de Baldur Brönnimann en el podio no fue precisamente el más feliz. Prolijo sin duda en la concertación, seguro en la gestualidad, el director suizo encaró la potente obra de Goebbels priorizando el equilibrio de planos, al que subordinó la presencia necesariamente dominante de la percusión en muchos fragmentos (las pulsiones secas de los timbales son esenciales en `Ciudades subrogadas'). Los acentos resultaron entonces algo débiles, las oposiciones demasiado bruscas, la mecanicidad lateralizó la llegada.

Calificación: Muy bueno