Ciberdelito y crimen organizado en Argentina

El Organized Crime Index (OCIndex), creado por la Global Initiative Against Transnational Organized Crime en 2021, es un índice que evalúa la delincuencia organizada y la capacidad de los países para hacer frente a estas amenazas. En su segunda edición (que salió esta semana), Argentina obtuvo un puntaje de 5.00, lo que representa un empeoramiento de 0.63 puntos respecto a 2021 y un aumento de 30 posiciones por su grado de criminalidad organizada, pasando del puesto 125 al 95.

El ciberdelito es una de las actividades que monitorea y califica este índice. Para el OCIndex, en el último tiempo la Argentina ha destacado negativamente como “un centro de cibercrimen”. En ese periodo el país ha experimentado un alto número de ataques de denegación de servicio distribuido y ransomware y señalan a las instituciones gubernamentales y privadas como los principales objetivos de estos ataques, que son llevados a cabo por varios grupos de hackers que operan en el país. 

Además, el informe señala textualmente que “Argentina fue recientemente blanco de una campaña de amenaza persistente y avanzada respaldada por un Estado, dirigida a entidades gubernamentales, organizaciones diplomáticas y el sector privado”. El problema más importante, no obstante, radica en el aumento de los delitos financieros cibernéticos: el informe señala un número creciente de entidades que están bajo investigación por esquemas ponzi relacionados con criptomonedas y NFTs.

De acuerdo a OCIndex, los delitos financieros habilitados por la ciberdelincuencia son comunes en el país, con perpetradores que aprovechan los mercados en línea y las plataformas de mensajería para robar información de tarjetas de crédito. La metodología más común es la de estafadores que se hacen pasar por empleados de plataformas de comercio electrónico populares para obtener la información personal y bancaria de las víctimas. Pero también se observa una nueva modalidad, que son los ataques dirigidos contra pequeñas empresas, donde se compran artículos que se devuelven con piezas faltantes para obtener ganancias. 

El phishing también es uno de los delitos financieros cibernéticos más comunes en Argentina de acuerdo a este último ranking. Aunque no tenga que ver en sí con el ciberdelito, la evasión fiscal es otra forma de delito financiero que representa una preocupación importante en el país, agravada por la gran economía informal de Argentina.

Aunque el Organized Crime Index toma en consideración muchas variables que exceden el tema propuesto en esta columna (como tráfico de drogas, trata de personas, organizaciones de tipo mafioso y delitos contra la flora y la fauna, entre otros), la calificación de la Argentina como un nuevo “centro de cibercrimen” debería ser suficiente para que el Estado y la sociedad civil busquen una manera inteligente y eficaz para torcer esta situación.