China y su camino a la hegemonía mundial

El hambre del dragón

Por Agustín Barletti

De los Cuatro Vientos. 350 páginas

“Dejad dormir al gigante. Cuando China despierte, el mundo temblará”, aseguran que dijo Napoleón hace más de dos siglos. En las últimas décadas también se habla y opina mucho acerca del gigante asiático, pero poco se sabe realmente, con datos precisos, sobre las políticas implementas para lograr el liderazgo mundial y el orden interno impuesto en esa dirección, muchas veces reñido con los derechos humanos y la democracia.

Basada en una amplia bibliografía y heterogéneas y confiables fuentes, El hambre del dragón ofrece una muy completa visión de la realidad china que incluye un acercamiento en profundidad a las principales características de aquella impronta que emana desde Pekín hacia el exterior, y también un análisis equilibrado sobre le régimen que lidera Xi Jinping desde 2013.

Su autor Agustín Barletti -escritor, periodista e historiador- sostiene que en la actualidad China tiene más de 220 proyectos en curso en los cinco continentes y que las instituciones chinas apoyan esas iniciativas con capitales por aproximadamente 300.000 millones de dólares. Los planes para expandirse a nivel mundial se realizan, en gran medida, en secreto y con el objetivo principal de logar una expansión económica pero también cultural y geopolítica. “Cuando Pekin -explica Barletti- procede como prestamista alternativo de último recurso y rescata a un país en dificultades, es común que no le exija disciplina en la política económica ni se interese por la legitimidad del gobernante en turno”. La gran duda que surge es que exige a cambio de su ayuda.

Este “peligro” que representa la “amenaza china para el mundo” se puede ver reflejado, por ejemplo, en el continente africano que Barletti define como “el laboratorio donde China ensayó su modelo colonizador”. Un dato concreto: la deuda pública africana no para de crecer. Desde el año 2000, pasó del 35% del PBI al 50% y China es por lejos el principal acreedor.

En esta carrera, el gigante asiático luego de consolidar su influencia en el continente africano, apuntó a extender su dominio en América Latina. Hoy, es el segundo mayor destinatario de inversión directa china con más de 2.700 empresas propias operando en la región, especialmente en infraestructura de transporte y energía. Los recursos naturales son parte esencial dentro de los objetivos orientales en Sudamérica.

La investigación también desarrolla los intentos de Occidente (Estados Unidos y sus aliados) para ponerle un freno a esta expansión, marco en el que la llamada “guerra fría tecnológica” se lleva adelante durante los últimos años. Incluido los planes de conquista del espacio exterior. Un ejemplo claro sobre este tema fue el acuerdo firmado en 2014 con la Argentina para la construcción de una estación espacial en la provincia de Neuquén.

En otra parte de su trabajo, destaca Barletti -especialista en transporte marítimo y logística- que casi el 30% de todo el tráfico mundial de contenedores registrado en 2022 recaló en algún momento en uno de los puertos operados total o parcialmente por empresas con sede en Pekín, Shanghai o Hong Kong.

También despliega esta investigación, de manera amplia, temas como la corrupción de ciertas empresas chinas, la organización de la pesca ilegal, la violación de los derechos humanos llevada adelante por el régimen de Xi Jinping, la censura y vigilancia que realizan el Partido Comunista a sus ciudadanos, las quejas internacionales al respecto y el rechazo y respuesta desmedidas del régimen.

Todas estas características que hacen a la realidad de China, asegura Barletti, persiguen un doble objetivo: “la recuperación de su lugar histórico para cumplir con el mandato impuesto por un nacionalismo alimentado con las heridas del pasado y la grandeza abortada. Y, en segundo lugar, desafiar la supremacía mundial de occidente que tiene principalmente Estados Unidos”.

Concluye el autor: “Claramente su ambición hegemónica busca que ningún otro país pueda emprender nada sin antes tener en cuenta los intereses chinos”.

Más allá de las opiniones, los datos y números concretos que ofrece, esta investigación invita a reflexionar sobre las políticas chinas que durante los últimos años han tenido y siguen teniendo una cercanía y preocupante influencia en nuestro país.