Detras de las noticias

Caso Silvina Luna, la banalización de la estética

Hay muchos ‘vendedores de humo’ que se aprovechan de ‘la generación de cristal’.

El triste desenlace de Silvina Luna ha generado una enorme (y justificada) conmoción en gran parte de la sociedad. Pero su muerte no debe ser en vano, es imprescindible que quienes se vayan a someter a un procedimiento estético no se dejen engañar por los mercaderes de la belleza. Siendo la salud nuestro bien más preciado, es fundamental dejar ésta en manos de quien se ha preparado para cuidarla, en manos de un cirujano plástico matriculado.

Para llegar a ser cirujano plástico una persona debe primero ser médico, luego ser cirujano general y por último ser cirujano plástico. En lo personal este camino me ha insumido largos 14 años de capacitación llenos de esfuerzo y de enormes sacrificios.

Hoy ofrecen servicios de estética personas que apenas han hecho un breve curso avalado por vaya uno a saber quién en vaya uno a saber dónde. Es tal la banalización de la estética que ¡hasta en las peluquerías se ofrecen estos servicios! Esta realidad delirante debe llamarnos a la reflexión y considero mi deber profesional compartir con el lector algunas advertencias al respecto.

 

RELLENITO

Quien le realizó el procedimiento a Silvina Luna lo describió de la siguiente manera: “Le hicimos una pequeña extracción de grasa de la cintura y esa grasa fue la que utilizamos para hacer un rellenito mezclado con un poquito de Metil Metacrilato”.

Cuando alguien le hable en diminutivo, como resulta ser el hacer un “rellenito” mezclado con un “poquito” de algo, asegúrese de que quien le esté hablando sea un cocinero y no alguien a quien va a entregarle su cuerpo… y su vida. La salud no es algo con lo que se pueda jugar, ¡nunca confíe en alguien que subestime un tratamiento médico!, menos si se trata de una intervención quirúrgica y mucho menos aún si se trata de un procedimiento estético.

¿Y por qué mucho menos en estética? Porque en esta área hay muchos vendedores de humo que se pavonean en los medios y en las redes sociales prometiendo cosas más cercanas a la magia que a la ciencia. Reafirmando este concepto, Silvina Luna supo declarar: “En su momento (Lotocki) me lo planteó como algo inofensivo. Como algo que no tenía consecuencias. Me mostró todo el tratamiento. Y compré”.

Otro aspecto muy importante a tener en cuenta es el psicológico. La modelo confesó en una oportunidad que: “tuve muchas presiones. Y muy pocas herramientas también... Hacíamos teatro de revista y el cuerpo hegemónico era todo. Se usaban las tetas grandes y el culo acá arriba. Y yo me dejé llevar por eso, por buscar una seguridad en el exterior y querer cumplir con ese estereotipo. Eso me llevó a esa operación”.

 

PSICOLOGO CON BISTURI

Es un deber legal y ético del cirujano plástico explicar a la paciente, con seriedad y franqueza, los alcances del procedimiento a realizar, sus limitaciones y sus posibles complicaciones. En muchas oportunidades el cirujano plástico se convierte en una especie de psicólogo con bisturí que debe empatizar y contener a ese ser humano que viene a nuestro consultorio buscando ayuda. Si quien está por realizarle un procedimiento estético le dice que sí a todo lo que usted le pide sin profundizar en sus motivaciones y expectativas entonces, ¡huya de ese lugar! Usted no está ante un profesional humanista, está ante un mercader de la estética.

Por último, quiero analizar otra declaración de Silvina Luna: “Psicológicamente todo eso te afecta si vos no tenés una herramienta, trabajás interiormente y estás segura de vos misma. Más siendo chica, todo eso te repercute. Recién después de lo que me pasó yo pude empezar un camino y aprender un montón de cosas”.

La filósofa española Montserrat Nebrera describió la siguiente serie de rasgos distintivos que se presentan principalmente en la población joven: fragilidad emocional, gestión de los sentimientos, susceptibilidad en ebullición, sobreprotección de su crianza y poca tolerancia a las frustraciones. A este grupo etario la filósofa lo llamó la generación de cristal.

 

INFLUENCIABLES

Los jóvenes de cristal son absolutamente influenciables por la publicidad, los medios de comunicación y las redes sociales, son inestables emocionalmente y demandantes de soluciones mágicas e instantáneas para con sus inseguridades. Buscan en los procedimientos estéticos lo que ven en Instagram y sus filtros; en su inconsciente consideran más real la fantasía que les ofrece esta aplicación que la propia realidad material y tangible de sus cuerpos.

Si bien esta generación de cristal coincide con la Generación Z (nacidos luego del 1995), aparece otra curiosidad que extiende este efecto de cristal a los miembros de la Generación X (nacidos luego del 1965) e incluso a las generaciones anteriores.

Permítame graficar esta curiosidad con una descripción: hasta hace unas pocas décadas, los hijos pretendían parecerse a sus padres, se disfrazaban de adultos usando sus ropas y zapatos e imitando sus conductas; hoy los padres adultos jóvenes pretenden parecerse a sus hijos, se disfrazan de adolescentes usando sus ropas, sus estilos y repiten sus conductas en las redes sociales.

Claramente los 60 y hasta los 50 años de nuestros abuelos no son los nuestros. La medicina y la actitud ante el envejecimiento ha cambiado en los últimos años mejorando la calidad de vida de las personas y esto es maravilloso. Pero una cosa es ser jovial y otra muy distinta creerse un púber, una cosa es permanecer activo, disfrutar la vida y tener proyectos, y otra muy distinta es creer que se vive una eterna adolescencia.

Todo este cambalache de conductas personales y sociales y de mercadillos de estética barata y exprés, es aprovechado por los inescrupulosos de siempre, quienes seducen a sus víctimas con cantos de sirena y las conducen al inexorable naufragio de sus vidas.