Mirador político

Cambio de horizonte

En diciembre, cuando asumió la presidencia en medio de un desastre económico terminal, nadie hubiera imaginado que apenas tres meses después Javier Milei se encontraría en situación de desafiar a la oposición y asegurar, por ejemplo, que la figura sobre la que giró la política argentina durante los últimos 20 años, Cristina Kirchner, pertenece a un capítulo ya cerrado de la historia.

En esas insólitas declaraciones el presidente exhibió además su petulancia habitual respecto del gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, a quien consideró una simple herramienta de CFK. Sostuvo además que medía apenas 17 puntos. Si el dirigente con mayor poder del país después de él está en las condiciones que Milei dice, prácticamente la lucha política está definida.

Pero por qué se llegó a esta situación en momentos en que la crisis, vista desde la perspectiva de diciembre, debería estar arrinconándolo y la oposición tratando de sacarlo de la Casa Rosada como han pedido varios voceros kirchneristas. La causa central es el apoyo de los mercados. No hubo corrida cambiaria a pesar de la devaluación inicial. Ayer en las cuevas el “blue” estaba a $940 para lo compra y no había perspectivas de que se moviera mucho más allá de esa cotización.

Milei dijo que no devaluaría a pesar de las presiones sectoriales y que mantendría el durísimo ajuste fiscal. Ambas definiciones hicieron retroceder a la divisa norteamericana, porque el nuevo gobierno consiguió algo que el trio Fernández-Fernández de Kirchner-Massa había rifado: la credibilidad. El libertario tiene un programa rudimentario y brutal, pero los actores de la economía le creen y actúan en consecuencia.

Eso produjo un impacto directo sobre las expectativas. El relevamiento de expectativas del mercado (REM) del Banco Central registró una fuerte caída en las expectativas de inflación y de dólar futuro en los últimos tres meses. En enero los especialistas calculaban que la inflación de 2024 sería de 227%; en marzo acaban de calcular que será de 24 puntos menos. En diciembre pasado el dólar para fines de 2024 era estimado en $1.700; hoy se pronostica una cotización de $1.400.

El cambio de horizonte no es algo que sólo registran las consultoras económicas. Las encuestas de opinión pública también muestran que las expectativas positivas respecto del gobierno siguen intactas entre los votantes del libertario quien, además, mantiene un índice de aceptación levemente positivo. De ahí el silencio del kirchnerismo, las peleas que dividen a la UCR y el PRO, la falta de rumbo del peronismo no K.

Entretanto la mayoría de los medios –K y no K—siguen martillando sobre cuestiones que sólo pueden figurar en la agenda opositora: declaraciones absurdas sobre educación hechas por personajes inexistentes, malandanzas con “bots” o la indignación de Elisa Carrió por la candidatura de Ariel Lijo a la Corte. Todo a la espera de que se desmadren la realidad que define la gobernabilidad, la de los mercados.