Cada vez más pobres

Espantan los números económicos y sociales de la Argentina. No hay promesas de campaña ni proyecto político alguno que logre erradicar esta pesadilla traducida en un 40% de pobres y una indigencia del 9,3%, la trama social de un país exportador de alimentos.

¿Qué significan estos porcentajes? Por ejemplo, que aproximadamente 6 de cada 10 niños son pobres. Que la pobreza se mantiene o avanza en un contexto donde el desempleo baja. Pareciera una incoherencia si no fuera porque los salarios que se pagan son bajos y no alcanzan para cubrir el costo de los productos básicos para tener una vida digna.

Hay en esta Argentina de 46 millones de habitantes un total de 11,8 millones de pobres. Según datos del Indec, en una familia de cuatro personas el ingreso promedio alcanza los $124.000, pero la Canasta Básica Total cuesta $199.593. En situación de indigencia se encuentran 2,7 millones de personas.

Tienen un ingreso promedio de $59.000, mientras que la Canasta Básica Alimentaria asciende a $91.000. De acuerdo al documento del Indec, difundido el miércoles, “a nivel regional se observó un aumento de la pobreza en tres regiones y una reducción en las otras tres. La indigencia aumentó en todas las regiones”.

Al momento de hilar fino sobre los números, surge que en la clasificación por grupos de edad según las condiciones de pobreza más de la mitad (56,2%) de las personas de 0 a 14 años son pobres.

El porcentaje total de pobres para los grupos de 15 a 29 años y de 30 a 64 años es de 46,8% y 35,4%, respectivamente. En la población de 65 años y más, el 13,2% se ubicó bajo la línea roja.

El informe agrega que “las mayores incidencias de la pobreza en personas se observaron en las regiones Noreste (NEA), 42,0%; y Gran Buenos Aires, 41,4%. Las menores, por su parte, se registraron en las regiones Patagonia, 33,2%; y Pampeana, 36,8%. En los aglomerados de 500.000 y más habitantes se observó un aumento de la pobreza de 1,2 punto porcentual. En cambio, en los aglomerados de menos de 500.000 se observó una reducción de la misma de 0,9 p.p. con respecto al segundo semestre de 2022”.

Existen zonas del país regadas de manera abundante por las dádivas del empleo público provincial y municipal donde las cifras de pobreza son escandalosas. En Concordia alcanza al 58%, mientras que en el Gran San Luis es del 47%, y en el Gran Resistencia escala hasta el 60%.

EN DEUDA

Tras 40 años de democracia, el sistema exhibe una descomunal deuda social. No es que los partidos gobernantes no supieron cómo construir una sociedad mejor sino que, directamente, demolieron lo que había.

La Argentina, desde 1983 a esta parte, ha experimentado hiperinflaciones, estallidos sociales, esquemas monetarios de Convertibilidad que sofocaron la inflación pero liquidaron al sector productivo, crisis que parecían terminales, la resurrección de entre los escombros de la mano de los precios internacionales récord de los commodities, el despilfarro de los subsidios a las tarifas, la pérdida del superávit fiscal y luego también el comercial, el gradualismo bobo y el desgobierno de la dupla Fernández-Fernández.

El resumen está hecho a vuelo de pájaro y, sin dudas, la historia es mucho más compleja que lo que describen estas líneas. Pero el panorama alcanza para entender la actualidad política. Opera, de alguna forma, a manera de respuesta cuando la gente se pregunta cómo es que Javier Milei

fue el candidato más votado en las PASO. Es el emergente del desencanto y la desilusión. Desencanto por un pasado plagado de frustraciones, desilusión porque el futuro nada promete.

Tras 40 años de gobiernos democráticos -claramente el mejor sistema que nos supimos dar- y una retahíla de fracasos, buena parte del electorado ha decidido buscar soluciones en los extremos. A la luz de los números actuales, ¿puede alguien cuestionar esta salida desesperada?

Las cifras del Indec suelen ser una placa en rojo en el noticiero, la marca de una realidad triste. Esta semana, además, se dio a conocer que la actividad económica cayó 1,3% en julio y acumula cuatro meses consecutivos de retracción.

 Por otra parte, en julio el Índice de ventas totales de los supermercados mostró una disminución de 2,5% respecto a igual mes de 2022, mientras que el acumulado enero-julio de 2023 presentó una suba de 0,8% respecto a igual período de 2022, tal vez porque el proceso inflacionario empuja a desprenderse de los pesos y acumular mercadería, al menos aquel que tiene margen para hacerlo.

Por debajo del radar del lector suelen volar los informes de las consultoras, fuentes que tienen una carga valorativa ideológica pero que, al mismo tiempo, presentan cifras irrefutables al momento de describir una realidad económica de quebranto.

Sólo algunos gurúes, respaldándose en la idea de que potencialmente habría una buena cosecha el año próximo, y en que se ahorrarán casi u$s 5.000 millones en la importación de combustible, pueden proyectar un escenario optimista para el segundo semestre del año próximo. Para el resto el porvenir es pura incertidumbre.

CANDIDATOS

Por estas horas los candidatos presidenciales con reales posibilidades de acceder a la Casa Rosada barajan sus estrategias electorales, redefinen planes, salen a la carga, se exponen, o bien se guardan.

El ministro de Economía y candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, multiplica su figura y aparece todo el tiempo en todos lados. Intenta dar una buena noticia por día para mitigar el durísimo impacto de la devaluación sobre los ingresos de los argentinos. 

Esta semana anunció que el Estado hará un aporte de $94.000 en dos tramos para todos los trabajadores ubicados en la informalidad.

En días anteriores había lanzado salvavidas para los beneficiados por el empleo registrado y también para aquellos que se ven alcanzados por el Impuesto a las Ganancias. 

Difícil situación la de Massa, como un mago que ya no sabe qué truco sacar de la galera para fascinar a los espectadores. ¿Cómo convencerlos de sus bondades si conduce el equipo económico de un gobierno que se va dejando una pobreza rampante y un proceso inflacionario de tres dígitos? Verlo en un balotaje rozaría casi con lo milagroso. Mientras tanto, Patricia Bullrich, la candidata presidencial de Juntos por el Cambio, sumó a su caravana nacional a Horacio Rodríguez Larreta, dueño de un capital de 10% de los votos de las PASO. Pato busca retenerlos, a sabiendas de que es dudosa la transferencia automática de esas voluntades.

Por estos días, el equipo económico de JxC, encabezado por Carlos Melconian, no deja de aparecer en los medios de comunicación para explicar su programa, donde el esquema  bimonetario surge como central. También hicieron saber que la idea de quitar las retenciones a las exportaciones de un día para el otro no es más que una expresión de deseos y que, en realidad, la eliminación demoraría cinco años.

Distinta es la situación de Javier Milei. El candidato presidencial de La Libertad Avanza retaceó su presencia pública, decidió no exponerse ya que, poseedor de un caudal de votos inesperado que lo llevó a la cumbre, no necesita tomar riesgos. Sabe que cada aparición suya genera oleadas de polémica -como aquella con la motosierra-, y mide sus movimientos. 

Quien sí dio que hablar fue el economista Emilio Ocampo, quien conduce el programa de dolarización que aplicaría Milei en caso de ser presidente. Su rol lo llevaría también a ser titular del Banco Central, al menos por el tiempo en que la entidad dure con vida.

Ocampo recalcó que “no proponemos eliminar el peso sino darle a los argentinos la opción de elegir cuál moneda quieren usar. Y si quieren usar el dólar, que ya lo eligieron, está muy bien".

Y concluyó: "Javier me ha pedido que me vaya del gobierno lo más rápido posible. Es decir, que cierre el Banco Central lo antes posible. O sea que soy la persona que, supuestamente, tiene que durar menos en su cargo".

Ya estamos en octubre y el mes amenaza con ser un tembladeral político y económico, con un dólar blue recalentado. Tal vez, nadie puede asegurarlo, haya un segundo round electoral en noviembre. Lo único cierto es que el 10 de diciembre, gane quien gane, será el comienzo de una nueva etapa. Urgen los cambios.