¡“Dejá de mirar eso que se te va a pudrir el cerebro”! Es posible que alguna vez lo hayamos escuchado, como emisores o receptores de tal imperativo pedido.
En realidad, de eso se trata la columna de hoy.
En 2024, la voz inglesa “brainrot” fue galardonada por la Universidad de Oxford como palabra del año.
Esta palabra conformada por “brain” (cerebro) y rot (putrefacción o podredumbre) viene a significar algo así como cerebro podrido, roto o quemado.
THOREAU, EL VISIONARIO
El concepto de “podredumbre cerebral” se abordó por primera vez en la obra Walden de Henry Thoreau, allá por mediados del 1800.
En su utopía, el autor exaltaba las bondades de la vida sencilla en contacto con la naturaleza y hacía una fuerte crítica a la sociedad de consumo. Sostenía que la falta de reflexión, la pérdida de la capacidad de pensar críticamente y apreciar la verdad y la belleza eran los grandes problemas que traería la vida moderna.
PAPAS MALOGRADAS
Por la época en que fue escrito el mencionado libro sobrevino un período de inanición y emigraciones, especialmente en Irlanda. Se la conoció como Gran hambruna de la patata, porque una peste, el Tizón tardío o Mildiú de la papa, arrasó con los cultivos en toda Europa. La papa era un alimento barato y constituía la base de muchos de los platos que se cocinaban en las casas pobres. Durante este período, en Irlanda, murieron de hambre un millón de personas y otro millón emigró.
El microorganismo penetraba en las papas, las pudría desde dentro y sumado a un contexto de desaciertos gubernamentales e injusticias sociales, en poco tiempo fue cambiando la configuración demográfica, política y cultural del país.
La podredumbre cerebral y la de las papas, puede servir como una aventurada analogía.
INOCENTES VIDEÍTOS
Las redes sociales están pobladas de todo tipo de personajes. Y como si no fuera suficiente con la extravagancia y ridiculez de algunos de los reales, aparecen otros, nacidos de la inteligencia artificial.
La cuestión es que dichos personajes bailan, se mueven y entonan cancioncitas pegadizas y reiterativas muy atractivas para los chicos. Una subespecie particular es el denominado brainrot italiano, de contenido rápido, adictivo y superficial que repite onomatopeyas y monosílabos sin sentido con acento italiano.
ESTUPIDIZADOS
Pero no solo los más chicos pueden salir con el “cerebro roto”, ni solo son los medios digitales los que colaboran a diario en su tarea de estupidización de masas.
Así tenemos elevados niveles de audiencia en el famoso “Gran Hermano”. Se supone que mantuvo un promedio de 15 puntos de rating, o sea que su público está conformado por, aproximadamente, 1.500.000 espectadores, sin tomar en cuenta quienes lo consumen por otras plataformas. También, contribuyen a la idiotización los portales periodísticos que muestran a diario los problemas de pareja de Wanda Nara,“la China Suárez”, Mauro Icardi y L-Gante. Lo preocupante es que estas publicaciones son de alto consumo y generan muchas vistas en los respectivos medios, con el consiguiente beneficio económico que les representa. Es llamativa la curiosidad que despierta en muchos, conocer lo que se dice sobre algunos aspectos de la vida de otros, que no aportan nada para la propia. Dejar de hacer click en estas publicaciones sería lo mejor para todos.
La inmediatez en la gratificación, los mensajes cortos y reiterados que se pueden encontrar en las redes sociales potencian el efecto nocivo cuando se difunden tonterías. Los programas de “tele basura” existen desde hace muchos años. Lo peligroso es que a un contenido pobre se le adosó un medio adictivo. Unión explosiva.
NADA ES GRATIS
Los estudios especializados muestran que el consumo de contenido digital, trivial y de baja calidad se traduce en falta de concentración y atención, dificultad para procesar información compleja, distorsión de la realidad, aumento del sedentarismo y pérdida de tiempo valioso con la consecuente sensación de vacío.
El Dr. P. Muñoz Iturrieta, en su libro Apaga el celular y enciende tu cerebro, afirma que “... investigadores en China ya manejan el concepto de “trastorno por el uso de TikTok” Un estudio publicado en 2021, en cuya investigación participaron 3.036 adolescentes chinos, concluyó que el uso de Tik Tok está sin duda relacionado con la pérdida de memoria, la depresión y el estrés”.
Todos tenemos momentos en que no queremos pensar en nada. Algo trivial y tonto podemos sentirlo como un descanso, pero un cerebro infiltrado insistentemente por tonterías, lo “pudren” desde dentro. Y, como pasó en Irlanda con las papas, en un contexto desfavorable, se va cambiando la configuración demográfica, política y cultural del país.
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