El actor se está presentando en el teatro Picadero con un unipersonal con el que explora su árbol genealógico
Boy Olmi: un viaje íntimo a sus raíces
En la obra desnuda relatos personales que lo llevaron a investigar sus lazos familiares hasta el siglo XVII. Además, reflexiona sobre la llegada de su nieta y el sentido de la gratitud.
“Me ocurrieron algunas cosas en la vida que me llevaron a hacerme algunas preguntas, de esas que uno se hace siempre, pero se me abrieron como distintos portales a diferentes caminos que podían encerrar algunas respuestas. Hoy, ya habiendo estrenado, yo me doy cuenta de que la obra, por lo pronto, revisa todos esos mandatos ancestrales y familiares que todos traemos, que los que son conscientes ya los honramos y agradecemos, pero los que son ocultos que aparecen en esa forma de mandatos o de creencia, de síntomas que nos llegan y no sabemos muy bien de dónde vienen, obedecen a cosas que no están resueltas generalmente en la memoria familiar”, explica Boy sobre el origen de esta obra que baja de cartel el martes, pero tendrá funciones especiales durante enero: el 11 se presentará en Mar del Plata, el 13 en Necochea, el 14 en Miramar y el 23 y el 24 en Punta del Este.
TRAS SUS ANCESTROS
-¿Cómo surgió la necesidad de llevarlo a un escenario?
-Fue consecuencia de un largo camino, aunque yo no sabía qué forma iba a tomar. Yo me hago preguntas sobre la condición humana desde hace muchos años y después van tomando forma de documentales, series, entrevistas o acciones. Eso surge de la necesidad de hablar de algo, de ser consciente yo y después querer compartir esa consciencia. En el caso de este espectáculo, empezó con una búsqueda para tratar de entender todas mis memorias ancestrales. En términos concretos me interesaba saber quiénes eran mis 16 tatarabuelos porque tengo descendencia, como todos, que vienen de diferentes lugares del mundo, distintas religiones, culturas. Estamos acostumbrados a decir que venimos de una madre y un padre y eso es un 50 por ciento de cada uno, pero en términos de abuelos hay un 25 por ciento de cada uno, y de bisabuelos un 12,5 y de tatarabuelos un 6,25. A medida que vas mirando más arriba se va diversificando más. Por eso, yo me empiezo a asumir producto de montones de razas y de maneras y de formas de entender que, al hacerlas conscientes, me dan más explicación a cosas que me pasan. Estas preguntas que me empecé a hacer eran medio existenciales y las empecé a resolver reconstruyendo los lazos familiares hacia arriba hasta muy lejos, en algunos casos hasta el siglo XVII. Me metí en un baile muy loco, muy activo, de ir a museos, hablar con gente, encontrar parientes desconocidos.
-Debe haber sido muy movilizante para toda la familia.
-Sí, a algunos les interesa y a otros menos. He armado reuniones familiares con comida y música temática para explicarles orígenes de lugares de Europa donde vivían parientes míos que yo no conocía. Me hice un test de adn con saliva, que lo mandé a Estados Unidos a analizar, para saber si existían componentes de pueblos originarios de acá, porque había una sospecha de que uno de esos tatarabuelos se había vinculado amorosa y sexualmente con una india wichi. Me hubiera encantado, pero no... parece que era española.
-¿Le resultó difícil o liberador compartir su vida con el público?
-Es más curativo para mí y para el público que lo doloroso que pueda ser revisar algunos de los dolores que yo tengo, porque cuando uno saca para afuera aquello que está doliendo adentro, y de esto se ocupa el arte en general, el proceso es inevitablemente sanador porque estás haciendo algo consciente, algo que está y que te está haciendo ruido, y cuanto más lo tapás, más duele. En cambio, cuando más consciente lo hacés, mejor te sentís. Es verdad que yo hablo de cosas que han sido muy dolorosas para mí, sin embargo, hacerlo de esta forma con el público me permite comprobar que a todos nos pasan las mismas cosas y que todo el público está vinculado y hermanado conmigo en el dolor, en la alegría, en la enfermedad, en la vida, en la muerte, en el amor.
EL LEGADO
-En el medio de toda esa búsqueda nació su primera nieta, ¿cómo le está resultando la experiencia de ser abuelo?
-Está buenísimo comprobar que siempre hay lugar para cosas nuevas. Cuando tuve un hijo fue algo muy transformador. Ahora tengo que comprobar que tener una nieta es absolutamente nuevo y estoy descubriendo día a día cómo es y que va más allá del profundo amor que uno siente por un ser nuevo que pertenece a la familia y con el que uno se siente inmediatamente vinculado de corazón. También hay algo más en relación al movimiento que se genera en la familia, la comprensión de los ciclos de la vida porque ese mismo año que se murió mi madre nació mi nieta, que hoy tiene cinco meses. Es algo totalmente fascinante.
-¿Qué le gustaría transmitirle a ella?
-Hay algo de la relación de mi vida con la vida que, en este momento, estoy disfrutando mucho y que tiene que ver con el vivir agradecido. Hay un monje benedictino que se llama David Steindl-Rast, que está por cumplir 100 años y es quien ha desarrollado toda la teoría del agradecimiento como filosofía y el camino hacia la felicidad, y lo que él propone es ser consciente de las cantidad de cosas que están dadas y podrían no estarlo. A partir de escuchar y conocer más a este sabio le estoy prestando más atención a eso y me siento muy gratificado.
-Si le pudiera dar un consejo al Boy de 20 años, ¿qué le diría?
-Que confíe en encontrar la verdad profunda, que esta adentro de su corazón. No viene de afuera, de nadie, ni de ninguna enseñanza ni ningún dogma, proviene de bucear profundamente en su alma.
MAS PROYECTOS
-Desde hace algunos días en el canal de streaming Blender esta disponible ‘Basado en historias reales’, ¿qué nos puede contar sobre ese trabajo?
-Sí, es una ficción que me tiene a mí como protagonista manejando un auto. Ellos encontraron en mí, no sólo un actor, sino una persona dispuesta a darle entidad a ese chofer de auto para que sea algo más que la obviedad de que un chofer de auto sólo hace eso. Es un hombre que, vaya a saber por qué razón, termina manejando un auto y cada viaje es un caso que se resuelve o que genera un intercambio entre los pasajeros.
-Junto a Blender también liberaron hace poco en YouTube el documental que usted realizó sobre Jane Goodall, ‘La banda de los monos’?
´-Sí, ya la vieron más de 60 mil personas y simplemente porque la liberé. Me apoyé en algunos canales muy modernos de streaming como Olga, Blender, EcoNews y la Bioguia y se interesaron ellos en acompañarme a liberar gratis algo que iba más allá de la especulación económica de cualquier grupo empresario, no importaba de quién eran las views, si se monetiza o no, el contenido supera la forma porque la palabra de Jane Goodall merece ser escuchada.
