El rincón del historiador

Bernardo O’Higgins y su afición a la pintura

Bernardo O´Higgins tuvo una esmerada educación. Fruto de una aventura de un ascendente funcionario español don Ambrosio O´Higgins que habría de ser virrey del Perú y de Isabel Riquelme, los primeros años de su formación los pasó en Talca en el fundo de don Juan Albano, una persona de confianza de su padre. Allí fue educándose con la tutoría del sacerdote misionero Francisco Javier Ramírez, con quien conservó una cordial amistad. Seguramente este hombre de importante cultura lo llevó por el camino de la poesía y de la música, como que fue un buen músico, destacándose en la ejecución en el armonio de obras de Bach según su biógrafo Benjamín Vicuña Mackenna. A ello se agregó su interés por el dibujo.

En Lima, frecuentó las aulas del antiguo Colegio del Príncipe y de la Universidad de San Marcos, donde en los cursos superiores tuvo como condiscípulo al marques de Torre Tagle, que habría de ser fraternal amigo. De allí su padre lo envió a España, desembarcó en Cádiz donde lo alojó el chileno Nicolás de la Cruz, conde de Maule, definido por Enrique Campos Menéndez como “tan rico en dinero como en cultura, que lo recibió con bondad paternal”. En ese ambiente refinado, en tertulias y reuniones, se despertó aún más su sensibilidad artística.

Finalmente pasó a Londres, donde tuvo una mala experiencia con unos comerciantes Spencer y Perkins, que lo enviaron a un pensionado, y continuó de mala gana sus estudios. Vuelve a Cádiz donde conoce a Francisco de Miranda, profesor de matemáticas quien lo lleva a sus ideales de emancipación sudamericana.

De regreso a la tierra se unió a su madre doña Isabel y a su hermana Rosa, de las que casi no habría de separarse. Empezó su contacto con la tierra como huaso en la tierra chilena, vino después la campaña emancipadora, su gobierno y los años finales, en la hospitalaria hacienda o en la residencia de Lima obsequio agradecido por ser uno de sus Libertadores que le hiciera el Perú.

Don Bernardo cultivó la pintura y con notable pericia. En el Museo del Carmen de Maipú, se conservan dos miniaturas de su autoría, una de ellas es de su media hermana Rosa. Se la ve sentada en un sillón hamaca con tapizado azul, al costado un fanal con un reloj, un cortinado rojo de fondo, mientras que un pequeño perro blanco busca su caricia. En un almohadón azul sobre una alfombra con dibujos descansa un pie.

Lo llamativo y que demuestra que Bernardo era un notable artista es que la retratada tiene en sus manos una miniatura donde se distinguen claramente los rasgos de la persona. El otro es un autorretrato que pintó sobre marfil, miniatura de 15 cm de alto, que presuntamente realizó cuando ejercía el gobierno; tiene poco más de 40 años, viste uniforme y cruza el pecho la banda de director con la cruz de la Orden del Mérito y las respectivas medallas.

NUMANCIA

Uno de los episodios más trascendentales de la guerra de la independencia sucedió el 2 de diciembre de 1820, cuando el batallón Numancia una de las tropas realistas de mayor predicamento, por instigación de los capitanes Tomás de Heres y Ramón Herrera, se pasaron a las tropas patriotas. Todo sucedió en el puente de Haura, los efectivos sumaban 996 plazos, de los cuáles 371 eran venezolanos y 325 peruanos, con este cuerpo veterano no sólo aumentó sus filas el general San Martín sino que debilitó a los realistas que abandonaron Lima. Sobre este episodio seguramente en los años de su exilio en Perú don Bernardo pintó dos acuarelas, una cuando reciben la nueva bandera y otra cuando la juran, que ilustra esta nota. Las mismas se encuentran en el Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia del Perú.

El reconocido investigador y artista plástico Pablo C. Ducrós Hicken, miembro de la Academia Sanmartiniana, afirmó en este diario el 5 de enero de 1947, la posibilidad que un retrato de San Martín, fuera también de O´Higgins; ya que nada tiene de semejanza con los de Gil de Castro o Rugendas.

Dicho sea de paso la obra de Ducrós referida a la iconografía de San Martín, dispersa en distintos medios y olvidada merece una reedición, buena tarea para el Museo que lleva su nombre rescatar ese aspecto de quien es su patrono.

Un aspecto casi desconocido del Padre de la Patria Chilena, que curiosamente compartió con el general San Martín esa afición por la pintura. La miniatura de su hermana y la acuarela de la Jura de la Bandera por el batallón Numancia que ilustran estas páginas son una prueba del talento artístico de don Bernardo O´Higgins.