Buena Data en La Prensa­

Benedicto XVI, un teólogo para el mundo de hoy­

 

­"Yo no me preparo para un fin, sino para un encuentro", dijo Benedicto XVI en sus últimos días. Y tenemos confianza de que así es.­

El papa emérito fue uno de los grandes teólogos de la historia de la Iglesia, que dedicó sus largos años de apostolado a devolver la fe al centro de la vida cristiana, resultando a la vez en gran fuente de renovación teológica y preservación de la doctrina -como se ve, por ejemplo, con su participación en la elaboración del Catecismo de la Iglesia Católica-.­

Benedicto XVI representó una bocanada de aire fresco para aquel que quisiera conciliar el ser un católico coherente y comprometido con vivir y evangelizar en el mundo de hoy.­

En su legado intelectual encontramos una constante ansia por mostrar la complementariedad y mutua necesidad entre la fe y la razón, una profunda y fundamentada oposición a la "dictadura del relativismo" y la denuncia a la teología liberal, que pretende quitar todo elemento sobrenatural a la fe, es decir, racionalizarla. En él vemos a un teólogo actual, preocupado por orientar o dar respuesta a las preguntas del hombre de hoy. Entre ellas, la política, a la cual dedicaremos las siguientes líneas.­

­DICTADURA DEL RELATIVISMO­

En un breve libro, `Dialéctica de la secularización' -resultante de un diálogo con Jürgen Habermas-, el entonces cardenal Ratzinger, analiza algunos síntomas del Occidente actual: entre ellas menciona a la "sociedad de dimensiones mundiales" con poderes interdependientes; "el crecimiento de las posibilidades que tiene el hombre de producir y de destruir", es decir, su "poder"; y la pérdida de las que han sido "las certezas éticas básicas hasta ahora"

Benedicto XVI ponía en valor a la democracia, pero también advertía que "las mayorías pueden ser ciegas o injustas". La cuestión giraría en torno a si hay algo justo o injusto de por sí. La respuesta a ello se encuentra en la noción de "derecho natural". La buena política debe desterrar la arbitrariedad y reconocer las leyes que gobiernan la realidad y los derechos y las obligaciones humanas. No es esencial a la Iglesia dar soluciones técnicas sobre la política, pero si lo es defender la verdad de la dignidad de la persona. El derecho natural es "el argumento con el cual se apela a la razón común en el diálogo con la sociedad laica y con las demás comunidades religiosas"

Cuando estas leyes no se respetan se cae en el relativismo individualista en el que hoy vivimos. "El hombre es ya capaz de hacer hombres, de producirlos, por así decir, en probeta. El hombre se convierte en un producto, y de esta suerte la relación del hombre consigo mismo cambia radicalmente. No es ya don de la naturaleza o del Dios creador; es el producto fabricado por él mismo. (...) Ahora ya la tentación de construir el hombre perfecto, la tentación de hacer experimentos con el hombre, la tentación de considerar a los hombres como basura y de deshacerse de ellos no es una fantasía de moralistas hostiles al progreso". La técnica de por sí no es capaz de formar un ethos. Necesita de una mirada ética y religiosa de la existencia.­

­FE Y RAZON­

También se pregunta por el lugar que ocupa la religión en este contexto: "¿es la religión fuerza de curación y de salvación, o no será más bien un poder arcaico y peligroso que construye falsos universalismos induciendo a la intolerancia y al error? ¿No debería ponerse la religión bajo tutela de la razón y dentro de unos límites adecuados? Naturalmente, nos debemos preguntar quién lo puede hacer y cómo". Para meditar escatológicamente sobre ello, sirve la lectura del pasado 31 de diciembre (1 Jn 2, 18-21).­

La fe cristiana es una fe racional (1 Pe 3, 15), cuyo fundamento teológico se encuentra arraigado en un hecho histórico, por el cual la historia recobra un nuevo sentido (1 Cor 15, 14). No es una fe puramente especulativa, sino una que se cimienta en la realidad. De hecho, Cristo es el mismo logos hecho carne.­

Así como ve que hay "patologías" en la religión -ya advertidas por los Padres de la Iglesia-, que necesita del auxilio natural de la razón, hay también "patologías de la razón, una arrogancia de la razón que no es menos peligrosa; más aún, considerando su efecto potencial, es todavía más amenazadora". La arrogancia propia del hombre que cree que todo lo puede por sus propios medios, y que todo en cuanto puede le es permitido.­

­CRISTO, JUEZ Y ABOGADO­

A modo de homenaje, recordamos su "testamento espiritual", escrito en 2006, en el que decía: "Si en esta hora tardía de mi vida miro hacia atrás, hacia las décadas que he vivido, veo en primer lugar cuántas razones tengo para dar gracias. Ante todo, doy gracias a Dios mismo, dador de todo bien, que me ha dado la vida y me ha guiado en diversos momentos de confusión; siempre me ha levantado cuando empezaba a resbalar y siempre me ha devuelto la luz de su semblante. En retrospectiva, veo y comprendo que incluso los tramos oscuros y agotadores de este camino fueron para mi salvación y que fue en ellos donde Él me guio bien. A comienzos del pasado año, escribía en una carta: "En vista de la hora del juicio, se hace evidente para mí la gracia de ser cristiano. Ser cristiano me da conocimiento y, más aún, amistad con el juez de mi vida y me permite atravesar con confianza la oscura puerta de la muerte"

Ante la muerte de Benedicto XVI, uno siente que no le quedan más que palabras de agradecimiento por el testimonio y peticiones por la intercesión de un hombre que amó la Verdad.­

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