El rincón de los sensatos

Asociación de traidores

Se hace difícil descubrir excepciones entre nuestros políticos. Y aunque hay un lado en que, a pesar de toda proclama, la deslealtad es norma antigua ya, el otro también goza de alta contaminación.

Porque, independientemente de lo que se piense sobre Perón, habrá que acordar que si bien él quiso usar a los Montoneros, los Montoneros terminaron traicionándolo. Y, sin pretender ser exhaustivo ni arrancar de muy lejos, vale la pena indicar cómo Lanusse traicionó a Onganía; Viola y Massera a Videla; Alfonsín a Balbín; Chacho Alvarez a de la Rúa; Duhalde a Menem; Kirchner a Duhalde, y así siguiendo.

Quizás la cercanía empeore la percepción, pero da la sensación de que todo se ha hecho tan ruin y más intrincado hoy. Como si aún los seguidores pensaran que sus líderes y sus asociados merecen y, más, se han hecho acreedores de la traición. Alberto Fernández de la de Cristina, Macri de la de Rodríguez Larreta… Todas las que salteo de uno al otro lado del espectro, y las que veremos todavía.

¿Qué le queda por esperar al común de los argentinos de este organizado régimen de zancadillas cada vez más crueles? ¿Podrá alguien imaginar que esto no se percibe desde fuera del país y lo degrada?

No hay duda de que este sistema perverso que ha entronizado a la mentira conduce a la máxima aceleración de la decadencia. No se trata de medidas económicas, de camuflajes políticos, de “paradigmas” de ningún tipo. Es imprescindible y urgente dar vuelta el engañoso espíritu de esta falsa democracia y “volver a los orígenes” (como decía Gaudí cuando se lo interrogaba sobre su originalidad).

La Argentina tiene claros ejemplos de nobleza, antiguos y cercanos, fuera de este entramado de traiciones. Se trata de encontrar a los hombres que todavía los encarnan y ponerlos a la cabeza de la Patria.