Argentina y su rol ante el mundo
El reciente convenio económico firmado con los Estados Unidos de Norteamérica nos debe llevar a pensar con mayor profundidad el mensaje que conlleva.
POR MIGUEL ÁNGEL TROITIÑO
Alfred Thayer Mahan (1840-1914), marino y estratega naval norteamericano, considerado el ideólogo del desarrollo del poder naval que llevó a los Estados Unidos a convertirse en la mayor potencia mundial actual, decía que quien controla el mar, controla el comercio; quien controla el comercio, controla la riqueza; y quien controla la riqueza, controla el mundo.
Y esto lo expresaba en tiempos en que aún no se conocía, además, el potencial de recursos naturales que posee el mar.
Decidido a enfrentar el creciente desarrollo de poder de China, la Administración Trump fue clara en sus acciones, proponiendo una confrontación económica que generó un cimbronazo en todo el mundo, pateando un tablero que, con un ordenamiento internacional basado en reglas dictadas a través de organismos supranacionales, de prolongarse en el tiempo, aseguraría la consolidación y el éxito de la Ruta de la Seda, en su versión terrestre y, fundamentalmente, marítima de China, con el consiguiente debilitamiento de la influencia norteamericana en el mundo.
Si observamos a ese mundo, podemos identificar 3 vías de comunicación marítimas principales:
* En el extremo norte, la boreal, consecuencia de la retirada del hielo ártico, liberando una nueva ruta comercial que ha originado una verdadera carrera por su control en la que Rusia, el Reino Unido de Gran Bretaña (RUGB) y los países bálticos, entre otros, tomaron iniciativa.
* En el centro, la ecuatorial, la más importante, ya que por sus aguas circula más del 80% del comercio mundial y que une América, Europa, África y Asia, a través de océanos y mares conectados por nodos de valor estratégico: Canal de Panamá, Estrecho de Gibraltar, Canal de Suez, Estrecho de Bad el Mandeb, Estrecho de Ormuz, Estrecho de Malaca.
* En el extremo sur, la austral, ruta alternativa a la ecuatorial que, pese a su desventaja basada en sus distancias y mayor tiempo de tránsito para el comercio, tiene por ventaja ser segura, libre de todo riesgo de bloqueo. Por otro lado, es una ruta que, por su proximidad al continente antártico, presenta un potencial interés asociado al futuro del, hasta hoy, continente protegido.
MENSAJES
Y entonces, observamos los particulares mensajes de Trump que, de manera confrontativa, dirigió a Canadá y a Groenlandia, nación constituyente del Reino de Dinamarca, manifestando abiertamente su interés por apropiarse de ésta última. Ambas naciones esenciales para el control directo de la vía de comunicación marítima boreal.
En el mismo sentido, y también de manera confrontativa, impuso su posición ante la presencia de intereses chinos en el Canal de Panamá, desarticulando la presencia del país asiático y reforzando el control de ese paso bioceánico clave, a la vez que ha dispuesto el despliegue de su IV Flota en el Caribe para neutralizar el accionar del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, todo ello asegurando la vía de comunicación marítima ecuatorial.
Sobre la misma vía, pero en Asia, la puja por el control del Mar Meridional de la China se presenta como el conflicto más caliente, en donde es diario y constante el desafío de ambas potencias.
Si en todos los escenarios mencionados la actitud de Estados Unidos es al menos intensa y enérgica, por el contrario, respecto de su preocupación por el control del extremo sudoccidental del Atlántico Sur, como parte de la vía de comunicación marítima austral, es diferente.
Algunos podrán decir que su “amigable acercamiento” es por su coincidencia ideológica con nuestro actual gobierno. Permítanme no quedarme en algo tan frívolo. Aunque, debo admitir que hay que aprovechar la oportunidad, ya que pronto, con los cambios de gobierno en la región, cambiarán las condiciones.
Las decisiones estratégicas de los países serios se dan más allá del tinte ideológico de sus eventuales gobernantes. Es en ello el valor que considero debe darse al acuerdo económico que se ha firmado, que se suma a la autorización para la adquisición de aeronaves militares de combate y de reconocimiento y exploración y al incremento en las relaciones bilaterales en diversas áreas que se está estimulando entre ambos países.
Queda claro que a la primera potencia mundial le interesa el Atlántico Sur, el control de los pasos bioceánicos y su proyección a la Antártida. Pero también es claro que le queda lejos, por lo que ese control lo necesita asegurar con un “socio confiable”.
Es lógico plantearse que ya está el RUGB ejerciendo ese control desde Malvinas, desplegando la más importante base militar en el Hemisferio Sur, y que no muestra signos de flaqueza (aún) o de querer abandonar el enclave.
Pero también es cierto dos aspectos no menores: si bien es un “socio confiable”, el “tema” también le queda muy lejos. Y, por otro lado y como consecuencia del costo que le insume mantener su estructura militar y a la población isleña, negocia con China, entre otros países, los derechos de pesca que permiten a la potencia asiática posicionarse con su enorme flota pesquera en el Atlántico Sur. ¡Con China!, el rival de los Estados Unidos, y en un área vinculada a la vía de comunicación marítima austral.
Entender los mensajes y hacer un profundo análisis de la situación nos debe llevar a definir qué rol queremos desempeñar en el armado del nuevo diseño de poder del mundo.
Indudablemente, nuestro protagonismo está ligado al poder que podamos desarrollar. Un socio confiable, más allá de su lealtad, no puede ser débil.
ESTRATEGIA
En ello, creo necesario, al igual que lo hacen los países serios del mundo, el desarrollo de una Estrategia Nacional conformada por Objetivos Estratégicos y Políticas de Estado que definan para nosotros y el mundo, qué quiere Argentina y qué pueden esperar de ella.
En tal sentido, y relacionado con el Atlántico Sur y la vía de comunicación marítima austral, podrían definirse los siguientes Objetivos Estratégicos:
Objetivo Estratégico: desarrollar de manera integral la Patagonia y el mar. Basado en las siguientes Líneas de Acción:
* Desarrollar un plan demográfico sustentable; que acompañe el crecimiento de la región, creando condiciones de calidad de vida.
* Desarrollar una economía basada en recursos naturales, terrestres y marinos, con valor agregado, estimulando la competencia con intereses extranjeros.
* Crear una Autopista Marítima combinando infraestructura portuaria y puntos de apoyo que aseguren servicios y conecte a todo el país, a la Antártida y al mundo.
Objetivo Estratégico: crear las condiciones para confirmar nuestras pretensiones soberanas sobre la Antártida. Basado en las siguientes Líneas de Acción:
* Desarrollar y fortalecer la presencia argentina en la Antártida.
* Desarrollar y liderar el sostén logístico antártico internacional.
Objetivo Estratégico: lograr el máximo control soberano del sector sudoeste del Océano Atlántico Sur. Ba- sado en las siguientes Líneas de Acción:
* Control de las vías de comunicación marítimas y la seguridad marítima y náutica.
* Control y liderazgo de la actividad económica, compitiendo con intereses extranjeros. Recuperar la soberanía.
Siendo los “ejes del desarrollo” de estos objetivos: integrar la Patagonia y el Mar, la Autopista Marítima y la Defensa. Entonces sí, a partir de lo expresado y como contribución a Occidente, nuestro rol podría definirse como: “Ejercer el control del Océano Atlántico Sudoccidental, asegurando en el mismo la paz y el servicio al mundo”.
