“Argentina tiene ahora más interés en el Pacífico”

En una nueva edición de su programa Efecto Mariposa, el diplomático Jorge Argüello entrevistó al embajador de Chile en la Argentina, José Antonio Viera-Gallo, con quien analizó la relación bilateral y el efecto de la política exterior de los Estados Unidos sobre la región.

-El escritor portugués José Saramago escribió en su libro titulado El hombre duplicado una frase que dice: “El caos es un orden por descifrar”. Quiero pedirle una reflexión sobre este aparente caos que vive el mundo pero que sin duda alguna esconde un orden que se está gestando.

-Estoy muy de acuerdo con esa frase. Evidentemente estamos en un proceso de cambio que a uno lo asombra y lo desconcierta. Que es muy profundo y ha ocurrido en distintas fases de la historia. Nos toca ahora a nosotros. Intentando orientarme, volví a leer algunas cosas sobre Sócrates. Justamente él decía que la primera actitud para entender algo es declarar que uno no sabe. Admitir con humildad la ignorancia. La primera actitud frente a este mundo tan distinto es esa, con perplejidad y asombro, sacándose ciertas categorías mentales del pasado, veamos qué sucede. No pretendamos predecir lo que va a pasar. Noto en algunos autores que analizan la política internacional una visión catastrófica. Aseguran que estamos en una crisis como la República de Weimar pero global. Como una especie de añoranza de un orden anterior que nunca fue tan perfecto tampoco. Es decir, el que surgió después de la Segunda Guerra. Desde mi propia perspectiva, que puede ser muy limitada, tengo una idea de porqué pasa esto.

-Me interesa escucharla.

-Creo que en primer lugar hay una cosa muy de fondo y es el surgimiento del Oriente. Para el Occidente, que es donde nos ubicamos, el hecho de que nuestro mundo esté hoy en día no digo desafiado pero sí compartiendo escenario con otra civilización, es algo muy complejo. Cuando digo Oriente es China, la India y el mundo islámico, con todo lo que eso significa de resurgimiento del profundo fanatismo religioso. Sobre eso no tenemos el conocimiento suficiente para llegar a entender lo que eso significa. Eso produce una cierta angustia. Entonces muchos hablan de la decadencia de Occidente. No creo que sea decadencia sino que los otros emergen con fuerza. Después está la revolución digital, la Inteligencia Artificial, todo eso hace que la gente que está desconcertada y asustada se refugie en ciertas identidades básicas. Y estas son en general conservadoras, tradicionales. Son la familia, la religión en su visión más tradicional y simple, un cierto orden.

-Buscan certezas, podría decirse.

-Claro, y no se buscan tanto en la ideología hoy en día. Se buscan en cosas más atávicas, que están en el inconsciente. Eso podría explicar una cierta inclinación de masas hoy en día hacia posiciones conservadoras, más autoritarias, como de defensa.

WASHINGTON

-Hablemos de la relación de Estados Unidos y nuestra región: América Latina o bien Sudamérica. Fui dos veces embajador en Washington y tuve relación con cuatro presidentes: George Bush, Barack Obama, Donald Trump y Joe Biden. Nunca vi que nuestra región tuviera un lugar destacado en la agenda estadounidense. Creo que aún la considera un patio trasero. ¿Hay un cambio de actitud ahora por el temor al avance de China?

-Comparto lo dicho sobre la actitud tradicional de los Estados Unidos. Cuando ellos sienten que hay una cierta amenaza extra, se mueven. Ese me imagino que fue uno de los motivos de la Alianza para el progreso de Kennedy, cuando vio que podían surgir movimientos populares de izquierda y que eso podía favorecer a la Unión Soviética. Eso le ha pasado ahora al presidente Trump con China. China entró muy suavemente en Africa. Estados Unidos casi no se dio cuenta pero está muy presente en infraestructura y ayuda. Vieron con preocupación eso. El segundo factor es que Trump tiene una visión fuerte de la guerra contra el narcotráfico, el crimen organizado, las drogas y demás. Ven una amenaza que puede venir de América Latina por parte de los carteles de la droga y, ligado a eso, también la migración masiva. También les preocupa que China se haga presente como lo hizo en Africa, en forma silenciosa. Tienen una actitud más activa y más allá de los cánones tradicionales de la diplomacia norteamericana. Es decir, no se usa la OEA (Organización de Estados Americanos) sino que es una política directa, bilateral.

-¿No advierte algún componente ideológico? Trump jugó muy fuerte a favor de Milei pero no lo hizo a favor de Lula o de Boric.

-No cabe la menor duda, es así. También están tratando de impulsar y conducir hasta donde sea posible esta nueva ola conservadora. Lo hacen también en Europa con Hungría e Italia. De los tres grandes países de América Latina, con México no lo pueden hacer porque tiene su propio perfil político y cultural, pero hay un juego permanente con la presidenta Claudia Sheinbaum. Y en el caso de Brasil, salvo la reunión muy reciente en Indonesia con Lula, lo que sí ha hecho Trump es jugar muy a favor de Bolsonaro. De los tres países, Argentina es el único que se declara aliado estratégico completo.

ACUERDOS

-Desde hace 25 años el Mercosur está llevando adelante una negociación con la Unión Europea para establecer un acuerdo de libre comercio. ¿Cómo afectaría esto a Chile y a la región?

-Nosotros, que somos país observador en el Mercosur, somos muy partidarios de que ese acuerdo se pueda concretar en plenitud. El presidente Lagos me decía: si nosotros tenemos acuerdo con la Unión Europea, que ahora lo renovamos, y el Mercosur logra el suyo, quiere decir que vamos convergiendo hacia un cierto parámetro común. Aunque sea en referencia a un tercero. Lo que para mí resulta sorprendente es que tenemos un acuerdo de libre comercio con el Mercosur, tenemos con la Argentina un tratado completo y nuevo de complementación económica, últimamente ha aumentado el comercio por la entrega de gas a Chile, pero las potencialidades serían mucho mayores. Eso no depende tanto de las normas sino de los agentes económicos, que se muevan, que vean oportunidades de negocios. Advierto ahora en la Argentina un mayor interés por el Pacífico, especialmente de las provincias que son limítrofes con Chile. Creo que en los próximos años habrá mucha más colaboración entre empresarios de los dos países.

-El 2 de abril de 2025 será recordado como el día en que Estados Unidos redefine su política de aranceles e inicia una etapa nueva. Usan los aranceles como una herramienta de presión política sobre distintos países. Pasó con Brasil, India, México, entre otros. ¿Esta estrategia va a formar parte de lo cotidiano en la puja de poder del mundo que viene?

-Esto ha acelerado las negociaciones del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, entre otras cosas. Lo que hace Trump es utilizar eso como un arma. Un día lo pone y otro día lo quita. No se sabe con certeza qué es lo que busca. Es muy cambiante y desconcertante. Genera incertidumbre, especialmente en los empresarios de los otros países, que no saben a qué atenerse en sus inversiones. Los críticos pensaron que esto iba a tener un efecto negativo en la economía norteamericana, pero ha sido mucho menor de lo esperado. Lo que produce esta política es inestabilidad. Se ve que organismos como la Organización Mundial de Comercio no funcionan. Nosotros tenemos un tratado de libre comercio con Estados Unidos y, sin embargo, nos está poniendo aranceles. Pero no hay ante quién reclamar.

-En los casos de Venezuela y Colombia, por el narcotráfico, Estados Unidos deja entrever que puede intervenir militarmente en el terreno. ¿Cuál es su reflexión?

-Si tomamos el caso de Panamá, puede ser un ejemplo. Parecía que Trump iba a invadir pero parece haberse calmado. Además, el gobierno panameño aceptó presencia de tropas americanas en alguna forma de custodia del canal. El caso de Venezuela es más grave y peor porque desplegaron un montón de dispositivos navales y aéreos. Nadie sabe qué va a hacer, si es sólo eso, si es sólo por narcotráfico o si hay algo más. En general soy muy contrario de lo que es la intervención de tropas extranjeras para provocar un cambio en otro país.