“Argentina puede ser el cuarto exportador mundial de cobre”
En febrero el Congreso Nacional debatirá la modificación de la Ley de Glaciares. El cambio facilitaría la llegada de inversiones millonarias. El debate por el agua, un punto clave. “Hoy es el único mineral insustituible para la industria”, destaca Roberto Cacciola, presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros.
El sector minero tiene un mes marcado en rojo: febrero de 2026. Allí el Congreso nacional, reunido en sesiones extraordinarias, abordará la modificación de la Ley de Glaciares, que ya tiene dictamen del Senado.
Será un debate a todo o nada. De aprobarse el cambio, diversos proyectos de minería en cobre, algunos de ellos por sumas que rondan los u$s 14.000 millones, comenzarán a plasmarse, sin prisa pero sin pausa. Argentina podría convertirse en el cuarto exportador mundial de este mineral.
El desenlace de la discusión dista de ser sencilla. Está en juego nada menos que un recurso clave: el agua. El artículo 1 de la Ley señala: “La presente ley establece los presupuestos mínimos para la protección de los glaciares y del ambiente periglacial con el objeto de preservarlos como reservas estratégicas de recursos hídricos para el consumo humano; para la agricultura y como proveedores de agua para la recarga de cuencas hidrográficas; para la protección de la biodiversidad; como fuente de información científica y como atractivo turístico. Los glaciares constituyen bienes de carácter público”.
Lo que buscan los mineros es hacer una nueva lectura del articulado, flexibilizar algunos puntos, aclarar otros que se prestan a interpretaciones diversas. “Ley de Glaciares se excede con el espíritu. En el primer artículo remarca la imposibilidad de realizar actividades económicas en el ambiente glaciar y periglacial, que tenga una función hídrica. Hasta ahí estamos todos de acuerdo”, asegura Roberto Cacciola, presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros.
“En el texto de la ley hay zonas confusas. Cualquier formación que esté en el ambiente glaciar que no tiene ninguna función hídrica, de todas manera podría ser considerado un activo protegido -explica-. Los antimineros se ocuparon durante mucho tiempo de mostrar a los glaciares como si todos los lugares de la cordillera fueran el Perito Moreno”.
La discusión promete ser ardua ya que las partes comprometidas tienen posiciones definidas, a veces extremas. De hecho, existen algunas provincias adonde está prohibida la minería a cielo abierto. Otras, como Mendoza, acaban de aprobar la explotación del cobre en sus tierras, en una medida que levantó polvareda.
ORO Y PLATA
Si bien el cobre asoma hoy como el principal recurso a explotar en la Argentina, la minería tiene una larga trayectoria en el país.
-Cuando se habla de cuáles son los motores de la economía argentina, se apunta al campo y los hidrocarburos de Vaca Muerta. ¿También debemos sumar a la minería?
-Definitivamente sí, no tanto por lo que hay sino por lo que está pendiente que venga. Hoy tenemos desarrollada la minería del oro y de la plata con precios excepcionales pero con producción en caída porque no hay nuevos proyectos. Lo que determina el mayor valor de exportación de minerales es el oro y la plata.
-¿Por qué no hay nuevos proyectos?
-Porque muchos de los proyectos que están se iniciaron entre el 2010 y 2018, algunos con anterioridad como el caso Veladero y Vanguardia, pero el tema es que Argentina hizo todas las cosas mal y los que invirtieron en esa época, en términos generales, fueron maltratados. Esta es la realidad. Hubo dificultades para pagar dividendos en su momento, después hubo dificultades para importar, y dificultades macroeconómicas que hicieron que se perdiera el interés por explorar mucho más en la Argentina. Hay algunos proyectos medio sueltos pero en estos momentos estamos en una franca declinación de producción porque los proyectos en oro y plata son bastante maduros. Ya entran en una etapa en la que la riqueza del mineral por cada tonelada empieza a ser declinante por una cuestión lógica. Si bien vamos a tener exportaciones récord de minerales este año, va a ser por precio y no por cantidad.
-El Gobierno implementó el RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones). ¿Eso no ayudó?
-Sí, pero no tanto en el oro y la plata. Los proyectos que ya están es muy difícil que puedan entrar al RIGI. El problema es que no ha habido exploración, por eso no hay nuevos proyectos envergadura. Argentina tiene un proyecto muy grande de plata, que es Navidad en Chubut, que no va adelante porque la minería a cielo abierto en Chubut está prohibida. Es es un proyecto enorme, sería de los más importantes del mundo o, directamente, el más importante. El único que está a la mano es éste. Luego hay otro que está en una etapa incipiente y ni siquiera va a empezar a construirse rápidamente.
LA GRAN PROMESA
-¿Cómo es la situación en torno al cobre?
-No estamos produciendo cobre en estos momentos en la Argentina. Hay pero es una cantidad mínima. Acá, a diferencia del oro y la plata, en el cobre tenemos un montón de proyectos donde están ubicados sus recursos y que podrían empezar su etapa de construcción.
“La mayoría de los proyectos que hoy están operando en oro y plata contemplan un régimen de 14 días de trabajo y 14 días de descanso”.
-¿Adónde están ubicados?
-San Juan es la provincia que más proyectos tiene, con cuatro. Hay siete proyectos que hoy estarían en condiciones de comenzar su construcción. Mendoza, Salta y Catamarca tienen los otros.
-Chile es potencia con el cobre. ¿Por qué tardó tanto la Argentina?
-Por varios motivos. Chile explota con la minería en la década del ‘80, cuando permite que la actividad sea privada. Hoy es el principal productor mundial de cobre. Nosotros tenemos la cordillera con varios proyectos que están listos para empezar a construirse. A partir del cambio de gobierno hay un interés muy fuerte por ir adelante con esos proyectos. Hace pocos días acaba de obtener dictamen en el Senado la modificación de la Ley de Glaciares, que va a permitir que esos proyectos eventualmente puedan ir adelante porque hoy en materia de cobre Argentina tiene los principales jugadores mundiales en materia de minería como BHP, Río Tinto, Glencore y Lundin. Los dos primeros disputan el lugar de privilegio en cuanto a mayor operación mundial.
-¿A cuánto ascenderían las inversiones?
-Tenenos u$s 6.000 millones de proyectos aprobados en el RIGI, de los cuales u$s 3.300 millones son de litio y u$s 2.800 millones son de cobre. Pero, además, tenemos u$s 15.000 millones de proyectos de cobre presentados, que todavía no han sido aprobados. La semana pasada se presentó uno adicional de más de u$s 15.000 millones en San Juan. Es una empresa que se llama Vicuña, un joint venture entre BHP y Lundin. Glencore presentó RIGI por dos proyectos de u$s 13.500 millones.
-Si todo esto finalmente arranca, ¿cómo se posicionaría la Argentina en el mundo en materia de proveedor de cobre?
-Podríamos estar entre el cuarto y el quinto lugar. Chile produce 5 millones de toneladas por año; Perú produce poco más de 3 millones anuales; luego está el Congo. Argentina, con los proyectos conocidos y partiendo de que hoy no se produce nada, la estimación de producción a escala sería de 1.200.000 toneladas como piso. Un poco más del 20% de lo que produce Chile.
-¿Todo esto es impulsado a partir del desarrollo de la electrónica?
-A partir de la necesidad de tener energías limpias. El cobre es el único mineral insustituible hasta el día de hoy. En conectores, tendido de cables, la industria automotriz.

“Las rutas nacionales y la energía son importantes, pero el ferrocarril es fundamental. Hay muchos interesados extranjeros en tomar el tema del ferrocarril. Es clave para ser competitivos”, asegura Roberto Cacciola.
-¿Cómo impactaría en la generación de empleo el desarrollo de todos los proyectos de minería de cobre?
-Hay que separar la etapa de construcción de la etapa de operación. En promedio, esos siete proyectos van a tener cada uno de ellos alrededor de 7.000 personas trabajando en forma directa. Más los indirectos. Y en la operación tendrán un nivel de dotación permanente de 2.400 personas. Son operaciones para 40 o 50 años, algunas más. No sé si pasará lo mismo pero en Chile hay dos minas que tienen más de 100 años de explotación. No sé si tendremos la misma cantidad de cobre que Chile, pero lo que sí sabemos es que tenemos un montón.
-¿La reforma laboral le resulta relevante al sector minero? ¿Necesitan un cambio de régimen?
-Algunas cosas son positivas. Si bajan las cargas sociales la minería sería más competitiva. Pero el sector minero en la Argentina tiene una gran ventaja y es que la informalidad laboral no existe. Puede haber algo de minería informal pero no es el caso de Perú, donde la informalidad es del 70%; Chile tiene el 25%; y en Colombia está metido el narcotráfico. Todos esos problemas no los tenemos. En minería hay regímenes de trabajo. La mayoría de los proyectos que hoy están operando en oro y plata contemplan 14 días de trabajo y 14 días de descanso.
-¿El marco jurídico argentino es adecuado?
-Nosotros tenemos una muy buena ley de inversiones mineras, que se sancionó en el año 1993. El gran problema es que se incumplió. Dentro de los beneficios que otorga está la estabilidad fiscal por 30 años. Eso quiere decir que se le sacaba una foto al momento en que se iniciaba el proyecto y la carga impositiva no se la podían modificar. Y si la modificaban, tenían que devolverle la diferencia. Esto se respetó hasta el 2007. En el 2002 aparecieron las retenciones a las exportaciones. En el 2007, en una resolución conjunta de la Secretaría de Minería y la Secretaría de Comercio, con Guillermo Moreno a la cabeza, hizo que las empresas que tenían estabilidad fiscal con retención cero fueran obligadas a pagar retenciones. Lo que pasa es que ningún gobierno de los que vinieron después devolvieron a las empresas lo que tenían que devolverles, como lo establece la ley. Este es otro de los problemas por los cuales a la Argentina afuera la ven como un país inestable en materia de seguridad jurídica. Por eso aparece el RIGI, que viene a dar de nuevo estabilidad fiscal pero, además, brinda la posibilidad de litigar en el exterior. Si el Estado incumple, se puede reclamar en el exterior. Si Argentina hubiera cumplido con la Ley de Inversiones Mineras, posiblemente el RIGI no hubiera sido necesario.
-Hace un tiempo Usted hizo alusión a la necesidad de mejorar la infraestructura. ¿Ese es el gran déficit?
-Claro. Las rutas nacionales y la energía son importantes, pero el ferrocarril es fundamental. Hay muchos interesados extranjeros en tomar el tema del ferrocarril. Es clave para ser competitivos. Tenemos problemas con el costo del transporte interno, que es más caro que enviar la producción al exterior. Pero van a tener que ir de la mano, esa es la realidad. No va a poder ser que se haga primero la infraestructura y luego vengan los proyectos mineros.
-El nuevo presidente de Chile, José Antonio Kast, habló de aliarse para que ese país se transforme en el puerto de salida de los productos argentinos por el océano Pacífico. ¿Le conviene al sector minero?
-Eso ya existe. Lamentablemente hay cosas que nunca se pusieron en práctica. El Tratado de Integración Minera con Chile es del año 1997. Existen también protocolos para cada uno de los proyectos, que ya quedaron caducos porque nunca avanzaron. El tema de la salida por Chile es una alternativa. Todos queremos que los costos internos sean competitivos y que los productos salgan por la Argentina. Si tuviéramos un buen ferrocarril, habría más posibilidades de que algunos proyectos canalizaron sus productos por el Atlántico.
1.200.000 toneladas de cobre por año podría producir la minería en Argentina.
-Teniendo en cuenta las características geográficas de la Argentina, ¿hay algún modelo minero en el mundo que deberíamos imitar?
-Nosotros tenemos acá las mejores prácticas porque acá hay compañías internacionales. Desde el punto de vista de la operación, el cuidado ambiental, la seguridad de las personas, las condiciones laborales, estamos alineados con los mejores. Las compañías que invierten acá son de primer nivel y las prácticas que tienen en el exterior las tienen que replicar en todas partes del mundo. La minería ha evolucionado mucho. Hay gente que todavía piensa que el minero es un tipo con un pico y una pala. Hoy manejan una máquina a distancia con un joystick o un camión de 360 toneladas que no tiene ninguna persona a bordo. La minería está altamente tecnificada en el mundo y todo esto se replica en la Argentina.
ARDE FEBRERO
-¿Hay posibilidades reales de que la Ley de Glaciares sea modificada en febrero?
-Si la ley se modifica para que se proteja lo que se tiene que proteger y se prohíba lo que se tiene que prohibir, estos proyectos de cobre van a empezar a construirse.
-¿Y si la ley no se modifica?
-Seguiremos esperando. Nadie va a invertir u$s 14.000 millones de dólares en el país si tiene la duda de que venga un ambientalista, presente un amparo, se detenga el proyecto y por 15 años no se resuelva la situación.
El litio depende de China
-¿Cuál es la situación del litio?
-Es importante. Argentina creció mucho en ese rubro en los últimos años, sobre todo porque hubo una época de muy buenos precios. Ahora están deprimidos. Tuvimos la suerte de que los proyectos de litio fueran adelante. Pasamos de tener dos proyectos en 2022 a 7 en la actualidad.
-Cuando se habla del litio, suele decirse que la cadena de la explotación de este mineral cierra si se construye en el territorio la fábrica de baterías. ¿Es correcto?
-No, eso es una mentira grande como una casa. Si diera el mercado para tener una fábrica de baterías de litio, sería buenísimo. Una fábrica puede contratar a 400 personas. Se necesitan muchos yacimientos de litio para alimentar a una fábrica que pueda ser económica. Necesitaríamos al menos 12 proyectos de litio con 600 personas cada uno trabajando en forma directa. Sería 7.200, más toda la mano de obra indirecta que se calcula que es dos veces más. Estamos hablando de 20.000 personas contra 400 que trabajarían en la fábrica. Le va a agregar valor pero no gran valor. Será el flete y el costo de tratamiento que hay afuera. Argentina no tendría escala para consumir lo que produciría. Ese tema en algún momento puede ser de interés. Hoy lo relevante es que tengamos producción y venderlo, que es transformar algo que no vale nada en algo que vale. Hoy el precio está deprimido. Llegó a tocar los u$s 80.000 la tonelada y hoy vale entre u$s 10.500 y u$s 12.000 la tonelada.
-¿Es real el temor a que surja un sustituto sintético del litio y ya ese recurso no sea explotable comercialmente?
-Puede ser que en algún momento las sales marinas puedan llegar a utilizarse. Hoy en día eso no ocurre. Gran parte de la depresión del precio es porque en algún momento se habló de sustitutos, pero hubo otros factores. Primero porque había subido mucho y, fundamentalmente, porque los chinos en su momento decidieron sobre stockearse y luego decidieron desprenderse. El precio del litio lo manejan los chinos.
