La mujer continúa al frente del negocio que dejó su esposo Miguel Raab, referente y especialista en el arreglo de antiguos mecanismos

Antonieta, artesana de los relojes de arena

En la vidriera de Boedo 463 aparecen relojes de arena de diversos tamaños. Adentro, Antonieta Bonardi de Raab atiende con una sonrisa e invita a pasar a su taller, donde pone mano a ampollas, madera y arena tamizada.

La mujer pasó gran parte de su vida entre relojes de pulsera, de bolsillo y grandes de carrillón o cu-cú. Primero ayudando a su papá que fue relojero, y luego a su esposo Miguel Raab, otro referente en el rubro, recordado por su local en el pasaje Rivarola, donde se reparaban los mejores relojes antiguos. "Mi papá era relojero, Juan Roque Bonardi, somos de familia italiana, por padre y madre. Mi papá aprendió el oficio de grande, porque necesitaba trabajar, era telegrafista del Correo Central. Había un compañero que era relojero, y enseñaba. Y aprendió y empezó a hacerlo, yo tendría unos 10 años, hoy tengo 80 ya, mire el tiempo que pasó. Y acá en Boedo estamos hace más de 50 años".

- ¿Su papá arreglaba todo tipo de relojes?

- Mi papá arreglaba solamente de bolsillo, de pulsera y despertadores. Actualmente al fallecer mi esposo continúo con los relojeros que trabajaban con él y seguimos reparando relojes grandes cómo hacía Miguel: los de carrillones de pie, de cucú. Tengo tres relojeros, cada uno hace su especialidad

- ¿Antiguamente se usaban más relojes?

- Sí, cuando yo era chica y venían las fiestas se regalaba mucho, y cuando iba a la calle Libertad era todo oro. Se compraban pulseras de oro, alianzas, y abrían los paños arriba de la mesa de café. Uno iba a tomar un café y estaba el joyero con todos los oros. Hoy esto sería imposible.

- ¿Se usaba mucho el reloj de bolsillo?

- Claro, el de bolsillo que se ponía en el bolsillito del chaleco, venía con la cadenita.

- ¿Y había marcas importantes en aquel momento?

- Si, parecidos a los de ahora. La mayoría eran Election, después Ulisse Nardin, Patek Philippe, Girard había despertadores.

- Y se usaba mucho regalar relojes

- Sí, estaban los relojes comunes pero cuando se casaba una persona muchas veces se regalaba un reloj importante. Después cuando una chica cumplía 15 años siempre recibía como regalo algún reloj pulsera con malla de oro, era otra época, se regalaba la cadenita de oro o el reloj pulsera. Yo recibí de regalo de mi mamá me acuerdo un reloj pulsera con malla de oro.

- El reloj tenía otra importancia, ahora se usa mucho el celular para saber la hora

- Y sí, se usa mucho el celular o los relojes de cuarzo. Uno cambia la pila y se rompen enseguida, son más ordinarios. Antes un reloj de cuerda podía durar toda la vida. Ahora hay buenos relojes pero se usan menos.

- ¿Son difíciles de reparar los relojes grandes, de pared?

- Sí, porque son relojes antiguos al que hay que hacerle muchos cambios porque la gente lo tiene por años y está todo el aceite pegoteado, se paran, no saben subir o bajar la lenteja del péndulo para hacerlo adelantar o atrasar, poder ponerlo en hora. Después hay relojes que son más complicados, que son los de carrillones de pie, con pesas que pueden pesar 3 kilos cada una.

- Y habrán hecho importantes arreglos en todos estos años

- Bueno, uno de los últimos que arreglamos fue el de la confitería Del Molino. Y también el del café El Gato Negro. Se necesita gente muy especializada. El relojero que arregló el Del Molino tiene la edad que tendría Miguel, unos 80 años.

- ¿Y cómo se arregló el reloj de la confitería Del Molino?

- Por empezar estaba todo oxidado, todo mal adentro, le faltaban piezas. Hubo que comprar bronce y armar cada pieza, se hizo la rueda, todo. Hoy hay que hacerlas porque no se consiguen. Por ejemplo ahora tengo un reloj a reparar que le falta el péndulo. El relojero va a tener que hacerlo.

- ¿Y en tiempos en que estaba su esposo Miguel también se arreglaron relojes importantes?

- Sí, Miguel arregló el de la Torre de los Ingleses, el de la Caja de Ahorro, el de la Auditoría General de la Nación frente al Congreso.

- ¿Miguel empezó de chico con el tema de los relojes?

- Sí, desde los once años. Empezó limpiando una relojería. Salió de un colegio pupilo a los 12 años y no quiso seguir estudiando. Entonces el padre le dijo que si no estudiaba tenía que trabajar. Y aprendió con el dueño de la relojería.

- ¿Y en el pasaje Rivarola estuvieron muchos años?

- Sí, él primero estuvo en un local de una galería arriba en Libertad y Talcahuano, después se pasó a un negocio en Talcahuano entre Sarmiento y Perón. Y de ahí se mudó al pasaje Rivarola donde estuvimos unos 20 años. Igual yo siempre estuve acá en Boedo, salvo un tiempo que cerré para ayudarlo a él.

- ¿Y usted arregla relojes?

- No, yo arreglo y enhebro collares. Me traen por ejemplo de perlas de cultivo. Los arreglo desde que tenía 20 años. Me compré un librito y aprendí sola

- ¿Y tiene sus complicaciones?

- Sí, porque la mayoría que me traen son anudados. Y entre cada perla está el nudo. Yo compro hilo de seda alemán. Aparte hay que tener un gran lupón para enhebrar la aguja porque los hilos de seda se abren todos y cuando querés meter el hilito en el agujerito no entran, enhebrás uno y quedan todos atrás.

- ¿Y un buen reloj cómo se mantiene?

- Y, hay que hacerle un service una vez por año. Las piezas de los relojes se desgastan por el paso del tiempo. El aceite se va pegando, se va poniendo mal. Hay que desarmar, limpiar el reloj, hacerlo con sus respectivos líquidos y después aceitarlo de vuelta. Ahí otra vez el funcionamiento anda bien.

- ¿Y esto hay que hacerlo en todo tipo de relojes?

- Sí, lo único que los relojes más finos de pulsera o bolsillo que tienen rubíes, pueden tener hasta 17 o 20 rubíes según el reloj, son los que más hay que limpiar porque el rubí es una piedrita roja redondita donde va el eje de la rueda. Y la rueda gira dentro del rubí, por eso tiene que estar impecable.

- ¿Y por qué se usa el rubí?

- Porque no se gasta el eje de la rueda. En cambio los más ordinarios están sin nada, arriba de la platina y la rompe.

- ¿De ahí viene a que sean tan caros algunos relojes?

- Claro, por eso los relojes con rubíes son los mejores. Algunas platinas además son de bronce y pueden durar añares. Las platinas de los relojes de pared son de bronce. Las platinas son como una chapa adelante otra atrás y en el medio van todo el engranaje de las ruedas.

- ¿Y existe el reloj que no atrasa nunca?

- No, porque no es tan preciso. Puede haber uno en el mundo que dicen es preciso justo, pero expertos dicen que atrasa una décima. Sí se acercan muchísimo los buenos relojes. Si está nuevo o recién reparado da la hora justa pero después de un tiempo se empiezan a descarrilar.

- ¿Y cómo hace los relojes de arena?

- Hay que empezar por tener dos maderas de soporte para sostener depende del tamaño de la ampolla. La madera hay que lijarla porque viene mal, y tiene que quedar pareja. Después está la máquina que uso para hacer agujeros de las puntas. Hay diferentes tamaños.

- ¿Se rellena con una arena especial?

- No, pero hay que pasarla por seis tamices, y va según la medida. Hay que ver cual pasa por el medio de la ampolla.

- Y después le hace el cálculo de tiempo

- Claro, con un cronómetro voy midiendo el paso de la arena, más o menos hasta la mitad, no se llena todo si no queda feo.

- ¿Y el máximo que han hecho de cuanto tiempo es?

- Llegamos a hacer me acuerdo uno de hasta tres horas.

- ¿Y que uso se le da, cómo adorno?

- Se usa como adorno, pero la mayoría los llevan los psicólogos, de 20 minutos o media hora. Así le dice al paciente cuando pasa el tiempo del reloj que se termina la consulta.