Alta tensión en el Estrecho de Ormuz
El Estrecho de Ormuz es la única vía de comunicación a través de la cual el petróleo extraído en el Golfo Pérsico puede acceder, mediante la utilización de buques-tanque, a los océanos abiertos, a través de los cuales llega a los mercados consumidores.
La pequeña ciudad iraní de Ormuz es conocida como una zona productora de perlas de alta calidad, pero hoy cuando se utiliza la palabra Ormuz, ella es -más bien- una suerte de sinónimo de tensión bélica.
En las últimas semanas, los iraníes han atacado, mediante lanchas armadas rápidas, a varios buques-tanque. Al tiempo de escribir estas líneas, Irán detuvo a un buque petrolero británico, en aguas del Estrecho de Ormuz.
Lo sucedido en Ormuz es una represalia por la detención -por infantes de marina británicos- el 4 de julio pasado, en la zona de Gibraltar, de un buque petrolero, el Grace 1, que aparentemente llevaba petróleo crudo a Siria, proveniente de Irán, violando las sanciones impuestas por la Unión Europea al régimen de Damasco. Cuando esto sucedió, voceros del régimen iraní advirtieron que procurarían capturar un petrolero británico.
PROVOCACIONES
Es evidente que Irán está provocando serialmente incidentes que puedan generar represalias armadas norteamericanas y elevar significativamente las tensiones ya existentes.
En juego está no sólo el resultado de la pulseada norteamericana con Irán. También están la libertad de navegación y la normalidad en el abastecimiento de hidrocarburos. La cuestión entonces tiene un perfil multilateral, razón por la cual la solución debiera adecuarse al mencionado perfil e incluir la participación de naves de guerra de aquellos países que comparten la preocupación de los Estados Unidos.
Los incidentes en el mar se suman al reciente derribo, por parte de Irán, de un drone norteamericano, no tripulado.
Para dimensionar la magnitud de la amenaza iraní basta recordar que, a través del Estrecho de Ormuz pasan, cada día, 22 millones de barriles de petróleo crudo. Esto es, más de dos veces la producción total diaria de petróleo crudo de Arabia Saudita.
Que Irán es claramente responsable de estar aumentando la tensión en la zona del Estrecho de Ormuz se suma al hecho de que acaba de anunciar que ha excedido los niveles de enriquecimiento de uranio que acordara con la comunidad internacional en el acuerdo nuclear del 2015. Los Estados Unidos -recordemos- se retiraron unilateralmente del mencionado acuerdo, pero hasta ahora los países de la Unión Europea no sólo no lo abandonaron, sino que exhortaron reiteradamente a Irán a respetar lo acordado en el año 2015. Irán acaba de hacer caso omiso a esas exhortaciones.
No hay duda entonces que la situación en torno al Estrecho de Ormuz se ha agravado y que la crisis que enfrenta a Irán con el resto del mundo se ha tensionado muy fuertemente. La cuestión más delicada de la agenda de paz y seguridad internacional, lejos de moderarse parece ahora caminar en dirección a mantener y, quizás aumentar, su enorme peligrosidad. Por esta razón, lo que sucede en el Estrecho de Ormuz debe ser seguido de cerca por todos. Los ataques iraníes conforman -por lo demás- una clara violación del derecho internacional. Lo cierto es que los buques-tanque que atraviesan el Estrecho de Ormuz hoy navegan acompañados de buques de guerra, en procura de garantizar su seguridad. La libertad de navegación está garantizada -a todos- por una convención internacional que gobierna la navegación del estrecho en cuestión, así como en el estrecho de Gibraltar y en el estrecho de Malacca, vías todas ellas caracterizadas por un altísimo tráfico comercial.
En función de lo que sucede, las aguas del Estrecho de Ormuz están siendo patrulladas, día y noche, por buques de guerra tanto de Irán como del resto del mundo. La reiteración de episodios como el que acaba de suceder en el Estrecho de Ormuz sugiere que el nerviosismo respecto de Irán empuja a la relación de este país con el resto del mundo en dirección a una suerte de situación de inestabilidad constante, altamente peligrosa.
MUEVE WASHINGTON
Ante lo que sucede, los Estados Unidos están trabajando en dirección a la creación de una fuerza militar multinacional que asegure específicamente la libre navegación en torno a Irán y Yemen.
Las sanciones económicas norteamericanas -es cierto- están afectando severamente la economía iraní y el nivel de vida de su pueblo, lo que pareciera de alguna manera obligar a los clérigos que controlan a Irán a asumir posiciones duras, particularmente respecto de su complejo propio escenario político doméstico.
Los países de la Unión Europea están tratando de montar un esquema a través del cual las empresas del Viejo Continente puedan comerciar con Irán, sin que ello las exponga a ser blanco de las sanciones económicas norteamericanas en cuestión. Para Irán, esos esfuerzos europeos son hasta ahora irrelevantes, razón por la cual no los consideran suficientes.
El reciente anuncio iraní de su decisión de dejar de lado los acuerdos del 2015 sellados en su momento con la comunidad internacional respecto de su peligroso programa nuclear, conforman un nuevo paso en dirección a incrementar las tensiones existentes entre Irán y el resto del mundo alimentando una preocupación que, lejos de disminuir, continúa incrementándose.
* Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.