Afectó a 186 millones de estudiantes de la región
Alertan sobre una "catástrofe generacional" en educación por la pandemia en Iberoamérica
Lima - El confinamiento por la pandemia del 2020 ha dejado una "catástrofe generacional" en 186 millones de estudiantes de la región por haber perdido dos años de asistencia a la escuela, en promedio, lo cual repercutirá en sus oportunidades laborales, vaticinó el secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), Mariano Jabonero.
Cuando se produjo la pandemia del covid-19, entre "186 o 182 millones de niños y niñas, hijos de la región, han quedado confinados en sus hogares y, entre ellos, el 50 % no tenía capacidad de conectividad", así que "han interrumpido su educación por completo, su educación y sus vínculos culturales", anotó Jabonero.
"Eso ha tenido un impacto muy directo en las competencias de esos jóvenes", afirmó el experimentado pedagogo.
Transcurridos cinco años de esa emergencia sanitaria global, Jabonero coincidió con el calificativo que le dio el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, al confinamiento por el covid-19 como un "desastre generacional" para los estudiantes.
"Es una generación que acumula una pérdida de dos años aproximadamente, de media, de asistencia a la escuela" y, por lo tanto, "van a ser jóvenes y adultos que tengan menos competencias, que tengan menos oportunidades" y con "un efecto ciertamente en el sueldo" que perciban a futuro, afirmó.
"Es una catástrofe generacional, una generación que, una parte de ella, además los hijos de las familias que más necesitan de la educación, son los que más han sufrido esa carencia", manifestó el pedagogo español.
En paralelo a las carencias académicas, el confinamiento también provocó "un trastorno psicológico notable" en los estudiantes debido a que "hemos sufrido un problema, digamos, de malestar social", añadió.
Baja inversión educativa
A pesar de ese panorama, "la inversión sigue siendo muy baja en educación, mucho menos de la inversión que hacía falta antes de la pandemia".
"Llegamos a ser una región que tenía un alto nivel de inversión en educación de 5,2 % del PIB (producto interior bruto), que no hemos vuelto a recuperar y, sin embargo, han surgido efectos muy negativos", señaló Jabonero.
"La inversión en educación es reducida, no es la que hace falta, y esa es la primera política fundamental que hacía falta", indicó la máxima autoridad de la OEI.
Otra política de estado necesaria para relanzar la educación en Iberoamérica es la transición digital porque hay "una gran demanda", expresó.
Jabonero recordó que la OEI ofreció un Fondo Concursable para financiar los mejores proyectos en competencias digitales y recibieron 1.750 proyectos de la región, que superaron su capacidad de financiamiento.
"Hay un requerimiento por parte del sistema educativo, requiere avanzar en esa vía digital y no tiene el apoyo suficiente", indicó.
Uruguay destaca en la región
El secretario general de la OEI resaltó la experiencia de Uruguay, por su mayor nivel de avance en educación digital, con un proyecto que empezó hace más de 20 años y se ha mantenido a través de todos los gobiernos que han transcurrido en ese país desde entonces.
"Todos han conservado el proyecto y, en este momento, es el mejor ejemplo de educación virtual que hay en toda América Latina", pues sus gobiernos han asumido que era "una cuestión estratégica y estable", afirmó Jabonero.
El experto subrayó la necesidad de que la región inserte en la mente de los jóvenes la meta de terminar sus estudios, como un partido de fútbol que se disputa hasta el final.
Con los estudios, los jóvenes van a tener "una capacidad de inserción laboral, de empleabilidad mejor", a diferencia de los menores que dejan la escuela y terminan en la informalidad laboral, un fenómeno creciente en la región.
Jabonero visitó Lima para impulsar un convenio de contenidos digitales pertinentes para las escuelas públicas de Perú y también para presentar el libro 'La Educación Popular en Iberoamérica. Procesos históricos y aportes para una pedagogía liberadora', que significa en sus palabras un "reconocimiento a ese proceso histórico de educación" como efecto transformador en valores democráticos.