LA MIRADA GLOBAL

Alemania condena a un criminal de guerra sirio a cadena perpetua

Así como, hace ya algunos años, la mirada de los especialistas del mundo entero en materia de crímenes de lesa humanidad se había concentrado en la República Argentina, hoy ella en cambio apunta más bien a lo que sucede, en esa misma materia, en los tribunales de Alemania, con relación a la dura guerra civil siria y a la absolutamente repudiable conducta del autoritario gobierno de Bachar al-Assad que, para muchos, es uno de los más despóticos y crueles del mundo. 

Esa conducta incluye la utilización despiadada de armas químicas prohibidas contra su propio pueblo, tropelía que también está siendo investigada hoy por un tribunal alemán. Hablamos del uso reiterado del llamado gas sarín” en el año 2013 y en el 2017, que generara dos verdaderos infiernos y miles de muertos inocentes.

Alemania aloja hoy nada menos que a unos 800.000 desplazados sirios que -muy mayoritariamente- llegaron a ese país desde el año 2011.

    El mencionado al-Assad gobierna a Siria, con aparente apoyo incondicional ruso, desde hace ya 21 años. Heredó el mando de su padre Hafez quien, por su parte, gobernó -también despóticamente- a Siria durante 29 interminables años. Su último mandato comenzó el 17 de junio pasado y fue presuntamente conquistado con un muy sospechoso 95,1% del total de votos depositados en las urnas. 

El y su esposa acaban de dejar atrás al coronavirus que ambos habían contraído, casi simultáneamente. 

Una decena de otros funcionarios y empresas sirias han sido recientemente objeto de sanciones económicas por parte de los EEUU.

    Hace pocos días, un detenido sirio que alguna vez fuera un activo guerrillero perteneciente a la rama siria de Al-Qaeda (el llamado “Frente Al-Nosra”) acaba de ser condenado (el pasado 26 de agosto) por un tribunal de Dusseldorf, a prisión perpetua. Por haber asesinado, con una serie de balazos disparados cobardemente a la cabeza, en Siria, a un teniente coronel del ejército nacional sirio, que previamente había sido capturado y torturado. 

El lamentable crimen aludido ocurrió en julio de 2012. En paralelo, en Alemania se condenó asimismo a otro ciudadano sirio a nueve años de prisión, por haber desalmadamente filmado ese terrible episodio y por difundir el respectivo video por Internet, para así sembrar terror.

Jurisdicción universal

Los tribunales alemanes, como también sucede con algunos de sus pares noruegos, asumen, con cierta agilidad, la llamada “jurisdicción universal”, lo que les permite intervenir en este tipo de delitos con total independencia de la nacionalidad de sus responsables y del lugar en que ellos eventualmente hubieran sido cometidos.

La mencionada sentencia es, en rigor, la segunda condena expresa de un tribunal alemán en esta delicada materia, respecto de la cual todavía hay, en el mundo, algunos rincones de impunidad, incluyendo lo que aún sucede en nuestra propia Argentina.

 La primera condena judicial alemana se dictó no hace mucho. En febrero de este mismo año. Con ella se impuso una pena de cuatro años y medio de prisión a otro ciudadano sirio; en este caso contra Eyad al- Gharib, de 44 años. Por haber participado, diez años antes, en la detención, en el año 2011, de treinta manifestantes que protestaban airadamente muy cerca de la ciudad de Damasco y terminaron presos en los siniestros centros de detención y tortura sirios. En este caso en particular, en el número 251. 

Hay otras causas similares, que aún están en curso. Ellas, que incluyen algunas que tienen que ver con funcionarios sirios de alto rango,  comenzaron a ponerse en movimiento recién en abril del año pasado. Pero los tribunales alemanes no pierden el tiempo, por cierto.

Recordemos que, entre el año 2011 y el año 2020, más de 14.000 personas fueron torturadas y asesinadas en Siria, muy en particular por agentes del despiadado y feroz ente oficial de inteligencia sirio (el llamado Moukhabarat). 

Sentencias como la comentada alemana alientan la esperanza de que en algún momento se haga justicia, más allá del paso del tiempo, respecto de crímenes que pudieron haber sido cometidos en conflictos armados, internos o externos y de que nadie quede “amparado” por grotescos rincones de impunidad, de ningún tipo. 

Los delitos de lesa humanidad, cabe apuntar, no se limitan tan sólo a aquellos que pudieron haber sido cometidos en el marco de conflictos bélicos.

Para el totalitario actual presidente sirio, Bachar al-Assad, lo sucedido no es por cierto menor, desde se ha dado ya el primer paso de una serie de juicios que tienen que ver con los delitos de lesa humanidad que pudieron haber sido cometidos en Siria, bajo su gobierno. 

En su derredor, es cierto, se cierne ya una seria tormenta que puede y debiera ser muy intensa, de la que él es, en gran medida, el principal responsable. 

Las víctimas de sus perversas maldades, pese al paso del tiempo, no han perdido la esperanza de que se haga, de una vez, justicia. El reciente fallo alemán al que nos referimos alimenta naturalmente esa razonable ilusión. 

Los delitos de lesa humanidad, recordemos, son considerados -muy mayoritariamente- como crímenes imprescriptibles. Incluyendo, por cierto, a todos aquellos crímenes que, de pronto, pudieron haber sido cometidos en el marco de conflictos armados, internos o externos.