PROBLEMAS LABORALES COTIDIANOS

Al borde de un ataque de nervios

No solo son mujeres las que están al borde de un ataque de nervios como en la película de Almodóvar, hay hombres, niños y ancianos que están pagando las secuelas de la pandemia. Los suecos lo dijeron claramente cuando se negaron a encerrarse al comienzo del 2020: las cuarentenas prolongadas no son gratuitas, pasan después su factura. 

Las reacciones económicas tienen un componente psicológico, cuando más confusa la situación, más emocional son las reacción. La incertidumbre en los negocios, la brutal caída del PBI en el 2020 ,el hecho de adaptarse a nuevos ritmos de trabajo, de pasar más tiempo en la casa y después volver a los horarios laborales de antaño, de vivir pendientes del número de muertos (ayer por la pandemia, hoy por la guerra ) no ha sido ni es gratuito...
La pandemia ha cambiado nuestros hábitos y no todos se adaptaron a los nuevos hábitos y los que se adaptaron les cuesta volver a la vida anterior...

NUEVA CONFLICTIVIDAD

Muchos modificaron sus costumbres trabajando desde sus casas y ahora deben pasar horas en medios de transporte hacinados. Se habían acostumbrado a desayunar con sus hijos y ahora no tienen ese tiempo para disfrutarlos.

Hay una nueva conflictividad laboral. ¿Volvemos a la oficina? Muchos han demostrado que tienen la misma efectividad trabajando desde la casa, ¿para qué volver, entonces?

El nuevo contexto, agravado con los problemas económicos del país más la conflictividad en el mundo, que proyecta inflación mundial y local no ayuda a calmar los ánimos. Menos aun la inseguridad que reina en las calles, donde cualquiera puede ser víctima de violencia callejera, que no solo pasa por asaltos. Todos los días hay relatos de enfrentamientos, respuestas groseras, destrato y brusquedad. La paciencia se agota más fácilmente (esto es, desde antes de la pandemia ya se registraba un aumento de la ansiedad como causa de ausentismo).

La pandemia ha erosionado la salud mental de la población y personas con predisposición o vulnerabilidad han desarrollado más trastornos de depresión, ansiedad o fobias. Entre estas ultimas podemos destacar la coronofobia personas que siguen en una voluntaria cuarentena por miedo a infectarse de covid. No sólo desarrollan procesos fóbicos como la agorafobia (miedo a los espacios abiertos) sino también trastornos obsesivos compulsivos que los obliga a lavarse las manos frecuentemente (mejor dicho, muy frecuentemente) por el miedo a contagiarse.

DEPRESION

Un estudio publicado por la OPS (Organización Panamericana de la Salud) del 13 de enero del 2022 advierte sobre los elevados niveles de depresión y pensamientos suicidas entre el personal de salud en América Latina. En 2020 entre el 15 y 20% de los 15.000 trabajadores entrevistados presentó síntomas depresivos evidenciando el desgaste de médicos y enfermeros por el colapso del sistema de salud, obligados a soportar jornadas extenuantes de trabajo y enormes posibilidades de contagio.

A esto debemos agregar las adicciones que han prosperado en este tiempo, no solo sustancias prohibidas, sino de psicotrópicos -ansiolíticos especialmente- y de alcohol. Se han reportado muchos casos de cuadros persecutorios-paranoides en parte responsables de la violencia callejera y en el ámbito laboral .

Los trastornos de convivencia con conflictos familiares -divorcios, separaciones- por el estrés de vivir durante la cuarentena, muchas veces en espacios reducidos, han aumentado notablemente junto a episodios de violencia interfamiliar. 

Por último, es notable el aumento de trastornos del sueño que muchas veces son tratados con hipnóticos que después son muy difíciles de abandonar.

Y como si esto fuese pocos, cuando se vislumbraba el fin de la pandemia, aparece el conflicto en Ucrania que si bien viene de años atrás, progresó hacia una guerra que amenaza prolongarse en una contienda nuclear de impensadas derivaciones que ha comenzado a crear otra vez la morbosa necesidad de presenciarla en vivo y en directo y palpar la inestabilidad económica que ocasiona.

De allí que a nadie debería asombrar que estemos todos al borde de un ataque de nervios, circunstancia que no solo repercute en nuestra existencia sino en la economía familiar, empresarial y del mundo.