Nobleza para con el adversario. El 10 de junio del 82 una patrulla de comandos al mando del teniente primero José Martiniano Duarte se enfrenta en la Gran Malvina con comandos del SAS, abate al capitán John Hamilton, y toma prisionero a un suboficial enemigo. En su reporte Duarte elogia el comportamiento en combate del comando muerto y esto sirve de fundamento para que Hamilton sea condecorado post mortem, siendo la propia reina quien entrega la medalla a la viuda.
Veinte años después Duarte es invitado a Inglaterra por un diario para conocer a la viuda de Hamilton. "El es quien asesinó a su heroico esposo", le espeta un periodista a la mujer, tratando de provocarla. Pero la viuda estrecha con fuerza la mano de Duarte, sonríe, y contesta tajante: "No es un asesino, sino un soldado que peleaba por su país". Y le agradece al comando argentino el reporte que condujo a la condecoración.
En Malvinas hubo actos de barbarie, como en toda guerra, pero fueron innumerablemente mayores los actos de nobleza.
Instantánea del encuentro entre José Martiniano Duarte y la viuda de Hamilton.