RAZON Y FE

Aborto: los que saben ya han hablado

Se ha vuelto sobre el tema y quiera Dios que esta vez sea para que la verdad ocupe su lugar de nuevo y definitivamente.

El “aborto sangriento”, como con innegable valentía lo definió el Presidente Milei ante sus principales impulsores internacionales en Davos, está de nuevo en la discusión política argentina. Una discusión que no hubiera debido darse nunca sin la imprudencia y el bache cultural del macrismo, capaces de poner sobre el tapete un tema anticonstitucional pero tan caro al desprecio por la persona humana propio del mundialismo como para que, después de haber sido derrotado con enorme apoyo popular en tiempos de Macri, volviese a ser ley entre los gallos y las medianoches del último gobierno kirchnerista.

Pero entonces, como cada vez que se opta por el mal, la verdad se oculta cuidadosamente para disimularlo. ¿O acaso no hay voluntad de mentira cuando se niega que una nueva vida humana comienza con la unión del material genético transportado por el óvulo y el espermatozoide, que se encuentran habitualmente en la trompa de Falopio de la futura madre en un ciclo fértil? Una nueva vida, por otro lado, completamente distinta de todas las anteriores y de las que le seguirán, gracias a la condición única de ese material genético que la ciencia nos ha enseñado a reconocer. Vida singular, única desde que el hombre apareció sobre la Tierra y que no va a repetirse hasta el final de los tiempos: nada menos.

Pero como si eso no fuera suficiente, la ciencia médica nos informa sobre el llamado “bloqueo de la polispermia”, que confirma la inmediata constitución del nuevo hombre apenas entran en contacto óvulo y espermatozoide para formar el cigoto y parece un mensaje más de lo que la Naturaleza ha dejado a los hombres de nuestro tiempo para reforzar su confianza en la sabiduría tradicional.

Porque, en efecto, apenas sólo uno de la multitud de espermatozoides que llegan a la trompa para ponerse en contacto con el óvulo fértil traspasa su membrana, ésta se bloquea de modo de no dejar ingresar a ningún otro y proteger la singular condición del nuevo ser engendrado. Engendro que devendrá en feto y luego en niño nacido, si nada obstruye su progreso.

VERDADES

Estas verdades que el conocimiento científico parece tener guardadas para satisfacer racionalmente a nuestro espíritu en cada momento de la Historia, reiterando lo que había iluminado antes la intuición, son las que dan lugar a que las instituciones de más noble trayectoria apoyen la intangibilidad de la vida humana desde el momento mismo de la concepción.

En particular, tal la permanente actitud de la Academia Nacional de Medicina, la más prestigiosa y antigua de las Sociedades Médicas argentinas, ya bicentenaria. Pero, como corresponde a la generalizada mentalidad ideologista y anticientífica que predomina hoy y los medios masivos hacen propia, sus declaraciones han sido habitualmente puestas bajo sordina. Así ha sucedió con las aseveraciones de su Plenario del 28 de julio de 1994, cuando expresaba: “La vida humana comienza con la fecundación, esto es un hecho científico con demostración experimental; no se trata de un argumento metafísico o de una hipótesis teológica. En el momento de la fecundación, la unión del pronúcleo femenino y masculino dan lugar a un nuevo ser con su individualidad cromosómica y con la carga genética de sus progenitores. Si no se interrumpe su evolución, llegará al nacimiento. Como consecuencia, terminar deliberadamente con una vida humana incipiente es inaceptable. Representa un acto contra la vida, pues la única misión de cualquier médico es proteger y promover la vida humana, nunca destruirla. Esta convicción está guardada en la cultura mundial y muy notablemente el el Juramento Hipocrático. Siendo el derecho a la vida el primero de los derechos personalísimos, toda legislación que autorice el aborto es una negación de estos derechos y por tanto de la medicina misma” (Plenario Académico publicado como solicitada el 4/VIII/1994).

Paralelamente, la misma declaración pormenoriza que la legalización no termina con el aborto clandestino, ni con las complicaciones que se le atribuyen porque en buena medida éstas se deben “al procedimiento mismo por la interrupción intempestiva y artificial del embarazo”. Y adelanta que “la legalización se acompañará de mayor número de abortos, es decir mayor número de muertes fetales. Hay experiencia mundial que a la legalización del aborto sigue la legalización de la eutanasia en recién nacidos”. Todos pronósticos que los años transcurridos no han hecho sino confirmar.

OBJECION DE CONCIENCIA

En julio de 2015 emitió el documento “Aborto y objeción de conciencia” a raíz de ver “con honda preocupación la publicación del ‘Protocolo para la atención integral de las personas con derecho a la interrupción legal del embarazo’ realizada recientemente por el Ministerio de Salud de la Nación”. Hace un detallado análisis de las circunstancias individuales e institucionales en que se viola el derecho a la objeción de conciencia forzando bajo amenaza a profesionales e institutos de atención médica; establece con precisión no sólo la ilegalidad de dicho Protocolo sino también su colisión con “los principios más fundamentales de la práctica médica y de la defensa de la vida” y “hace un reclamo formal a las autoridades del Ministerio de Salud de la Nación para que se expidan sobre la validez y alcances de este Protocolo que ha determinado procedimientos médicos y forzado acciones médicas reñidas con la ética y con la ley”.

Menos de dos años después, en declaración aprobada el 30 de mayo de 2017, se ve obligada a volver sobre el tema a raíz de la creación de una “Cátedra Universitaria sobre Aborto” en la Universidad de Rosario.

Recordando los antecedentes que remontan a Hipócrates veinticinco siglos atrás y a la prohibición del aborto por las principales religiones del mundo, señala que “la creación de esta Cátedra impresiona como una falta a la ecuanimidad que corresponde al ámbito universitario ya que los considerandos y los comentarios dejan en claro una orientación tendenciosa contraria al sentir de nuestra población y al espíritu que debe primar en toda actividad realizada en una Universidad”. Agrega: “Por otra parte, carece de sentido médico la creación de una cátedra dedicada a un procedimiento quirúrgico incluido dentro de una disciplina cubierta por la cátedra de Ginecología y Obstetricia. Con un criterio similar podrían crearse cátedras para Vacunación, Desnutrición, Fertilización Asistida o la colocación de prótesis ortopédicas. Reducir el problema del aborto a un problema de salud cuando están involucrados en el mismo aspectos éticos, sociales, legales, religiosos y psicológicos, por no mencionar nada más que los más trascendentes, es enfocar el problema con una estrechez de miras alarmante, más aún al tratarse de una entidad universitaria”.

PATRIA POTESTAD

En agosto de 2021, con motivo de la reglamentación de la Ley de Interrupción del Embarazo (ILE) y acentuando el eufemismo de su denominación, la Academia “reitera su respeto por la vida desde el momento de la fecundación”. Vuelve a enumerar sus razones y pone énfasis en la ignorancia de la patria potestad que implica el hecho de que “una niña de 14 años puede solicitar un aborto sin conocimiento y aval de sus padres”, agregando: “Todo el texto de la ley y su reglamentación abogan por el establecimiento de una situación de aborto libre en la sociedad”, y concluye expresando que “con la concreciónde la ley a través de su reglamentación se confirma la decadencia del país”.

Por cierto, la Academia de Medicina no está sola entre las instituciones señeras que velan por la conducta ética en nuestra patria.

Paralelamente, la Academia del Plata, vigente desde 1879 como faro de nuestra cultura tradicional, ha señalado enfáticamente su rechazo al aborto poniendo en claro en 2020 que: “A pesar de que, menos de 18 meses antes, el Poder Legislativo había rechazado el proyecto de ley que intentó introducir el aborto en la Argentina, los abortistas no cejaron en su ofensiva. Por el contrario, el nuevo Presidente de la nación anunció en su discurso inaugural que el asunto era parte principal de su agenda, poniendo en evidencia que el celo de su gobierno por instalar una política pública que autorice y facilite la matanza de miles de niños por nacer, deriva de la irracional y aberrante convicción de que matar a un ser humano inocente es un derecho”.

Así como la Academia del Plata ha puesto énfasis en la condición anticonstitucional de la ley del aborto establecida por el gobierno de los Fernández, la de Medicina no ha titubeado en mantener clara su posición ética y científica calificándola como el atentado contra la vida humana que en verdad promueve. Pero, además, ha dejado un mensaje personalísimo para cada uno de los médicos que no se haya pronunciado contra la hoy eufemísticamente llamada “interrupción voluntaria del embarazo”: les ha dicho sin ambajes que han cometido perjurio respecto del Juramento Hipocrático con que se comprometieron en el momento de su recepción, como ninguna otra sociedad científica ha sido capaz de hacer.

Valdría la pena que todos los médicos reflexionaran sobre el peligro de abjurar de la tradición milenaria de defensa de la verdad y la vida que ha caracterizado a la profesión de manera singular. Y que pensaran sobre las graves consecuencias que anuncia dejar de lado otras concretas barreras morales que definen su carácter y sus deberes desde los días de Hipócrates, cinco siglos antes de Cristo. Quienes verdaderamente saben, han cumplido con el deber de advertírselo