CLAVES DE LA INSEGURIDAD

A pasos agigantados, el relato se aleja de la realidad

Desde esta columna, La Prensa ha advertido reiteradamente las falencias en materia de Seguridad e Inteligencia que padece la República Argentina, tanto en el gobierno de Mauricio Macri como en esta tercera presidencia de Cristina Fernández y sin dejar de señalar las diferentes causales del mismo fracaso.

Tan precisa ha sido la descripción de la realidad y la proyección de los actos de gobierno que los hechos a los que se hace mención aquí bien podrían comentarse citando artículos ya publicados. No obstante, tampoco hay mayor mérito en jactarse de ello porque se trata de un fracaso más que anunciado. Y es que mientras no se entienda el concepto de Seguridad Interior como la situación de hecho en que se garantiza el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional, no hay ni habrá plan de seguridad, ni parche alguno, que brinde alivio a los honrados que habitan territorio argentino.

La sucesión de bochornos alcanzó picos altos en estos días. Así, como si se viera en la necesidad de demostrar que es algo más que quien hace las veces de Presidente, Alberto de la Fernández tuvo la poco feliz ocurrencia de movilizarse a Lago Puelo con el resultado conocido. Una decisión poco inteligente (por decirlo suave) de un presidente ornamental que para aparentar lo que no es quiso presumir de ir a ver todo por sí mismo, pero lo único que demostró al copiar el estilo Sergio Berni en su improvisada incursión a la realidad es que nadie lo informa con certeza. Ocurre que el gobierno es un complejo institucional con roles definidos, por lo que dejar el escritorio para una visita demagógica llevando otro problema (el de la seguridad presidencial) adonde ya hay demasiado de qué ocuparse, insinúa que acá no hay gobierno en términos funcionales. 

Quedó expuesta la inoperancia de la Agencia Federal de Inteligencia, que bajo la intervención castrista de Cristina Caamaño brinda a la Nación Argentina la utilidad de un perro dedicado a morder su propia cola. No contribuye con información a las decisiones presidenciales (que es su función específica) y ya no se trabaja desde las delegaciones provinciales el "ViPre", aquel informe que la SIDE elevaba al Presidente antes de cada "Visita Presidencial" a cualquier punto del país. Se lo advertía así sobre riesgos y posibles conflictos evitando la indignidad y vergüenza de huir como rata por tirante en su propio país.

Sobre el papelón de la seguridad presidencial, la oposición cambiemita en lugar de señalar la nula funcionalidad institucional y la responsabilidad del gobierno por sus propios actos, corrió vertiginosamente a dar fe de corrección política al solidarizarse con Alberto de la Fernández repudiando los piedrazos. Menos mal que ninguna piedra le causó siquiera un punto de sutura, porque ante semejante nana hubiera salido todo Juntos por el Cambio horrorizado a declararlo presidente vitalicio por aclamación...

Ironías al margen, toda la geografía del país supura una inseguridad que de tan normalizada no conmueve. Así, con la descomposición propia de los escenarios de Guerra Civil Molecular, Rosario sigue en temporada de homicidios. Y otra vez, como un reflejo condicionado y sin ninguna convicción, se envían refuerzos federales que no se sabe si van para contribuir a la seguridad de la Provincia de Santa Fe o para resguardar al desministro Marcelo Saín, el pálido jugador de la A que se siente superior a esos "negros pueblerinos" de la policía provincial. Entonces aflora la responsabilidad del gobernador Omar Perotti y cabe preguntarse: ¿No tiene ningún amigo, de esos leales que siempre aconsejan bien, que le diga que sostener a Marcelo Saín como ministro además de perjudicial para la Provincia lo hace quedar como un pelele con ropa sucia que esconder?

Y el contexto de tantas malas cosas que se cuentan solas desde la Patagonia hasta Formosa, y del Río de la Plata hasta la Cordillera de los Andes pone en ridículo las afirmaciones de la ministro de Seguridad de la Nación Sabina Frederic, cuando tiene el descaro de afirmar que hace un año se trabaja en los Consejos de Seguridad Interior para “abandonar el porteñocentrismo en materia de seguridad”. Si lo que dice la ministro fuera cierto, los funcionarios políticos de la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal (DNIC) no sostendrían como lo hacen, con un descaro de hechos y palabras que ofenden a interlocutores provinciales, que pueden manejar todo desde Capital Federal despreciando los Centros de Inteligencia Criminal Regionales (CICRE’s). 

Aplica al cuadro descripto la expresión “cosecharás tu siembra”, reforzada por tratarse de un régimen que, entre otros males, criminaliza al campo con discursos de odio y a fuerza de irracionalidad económica y sabotearlo con atentados militantes hizo de los granos y cereales una sustancia de comercio clandestino. El relato gubernamental de la Seguridad Interior se muestra tan alejado de la realidad como lejos está el gobierno de proponerse honrar y hacer cumplir la Constitución Nacional.