El rincón del historiador

A medio siglo de la inauguración del monumento a San Martín en Bruselas

El sábado 21 de junio de 1975 se inauguraba en la ciudad de Bruselas un monumento dedicado a honrar la memoria del general José de San Martín. Pocos días antes se daba cuenta en los diarios porteños que “la estatua similar a la que está emplazada en la Plaza San Martín de esta ciudad, así como su basamento, fueron financiados con distintos subsidios y apoyos obtenidos por la Comisión Pro-Monumento al Gral. San Martín en Bruselas, que en 1973 presidía el general ® Tomás A. Sánchez de Bustamante”.

En la ceremonia inaugural el encargado de negocios de nuestro país Pablo del Pino con el alcalde suburbano de Bruselas, descubrieron la obra “de seis metros de alto”, el gobierno argentino envió una delegación encabezada por el general Alberto J. Cáceres, comandante del I Cuerpo de Ejército, quien hizo uso de la palabra.

Expresó: “Bien está que esta estatua ecuestre del Libertador se levante aquí en esta plaza Wolowe-Saint Pierre de Bruselas, pues fue aquí donde hace más de 150 años el héroe, libertador de naciones y mimado de la gloria en las batallas, buscó en el exilio, junto a su pequeña hija Mercedes, refugio y tranquilidad para su espíritu cuando la incomprensión y la ingratitud de los mediocres clavaron hondo su puñal en su corazón sensible de patriota”. Y añadió: “Su misión de predestinado era sólo para la libertad, jamás para el sometimiento para conquistar y defender la soberanía de los pueblos, nunca para sojuzgarlos”.

A continuación, habló el presidente de la Comisión que se encargó de la erección de la obra, el senador por La Rioja general ® Guillermo R. Brizuela.

LAS GESTIONES

No es el caso destacar los motivos de tan trascendente homenaje, ya que en las páginas de este diario en sus ediciones del 29 de setiembre, del 6 y 13 de octubre del año pasado publicaron mi conferencia de incorporación a la Academia Sanmartiniana titulada “San Martín en Bruselas”.

Pero si hacer referencia a las gestiones realizadas para la concreción del monumento. El único homenaje al Libertador en Bruselas lo había realizado en 1950 el embajador del Perú ante el Reino de Bélgica al colocar una placa en el edificio de la Rue de la Fiancée en el solar donde viviera el prócer.

“Ninguna estatua o monumento condigno a la obra consumada por el general San Martín se había levantado en el territorio belga. La omisión era particularmente sensible en virtud de su larga vinculación con Bruselas”, manifestó en su momento el embajador argentino Luis S. Sanz, al frente de la representación diplomática argentina; quien se dedicó a “reparar ese olvido” y a “emprender una tarea previa de esclarecimiento”.

Así después de indagar los hechos históricos, decidió invitar a algunas personalidades belgas para crear una filial del Instituto Nacional Sanmartiniano, que aprovechando el viaje a Europa y a esa ciudad del presidente de la entidad fue el marco propicio para la ceremonia fundacional en noviembre de 1969.

La integraban un conocedor de la acción continental de San Martín el historiador Carlos Bronne, como presidente; el burgomaestre de Bruselas Lucien Cooremans, bajo cuya jurisdicción estaba situado el lugar donde viviera el general; el ex embajador en Argentina, barón Pierre de Gaiffier d´Hestroy; Alberto Speeckaert, presidente de la asociación Amitiés Belgo-Argentines; el barón Charles Bracht, de la Cámara de Comercio Belgo-Argentina; Edmond Vandercammen, de la Academia Real de la Lengua y la Literatura; y el conde Charles de Jonghe d´Ardoye, presidente del Consejo de Administración de la sociedad propietaria del edificio de la rue de la Fiancée.

Inmediatamente en ambos países comenzaron los trámites para la erección del monumento, en un lugar apropiado.

El parque de Woluwe, por distintas razones ambientales y de ubicación consideraron los promotores el lugar adecuado, cosa que sorprendió al burgomaestre de la comuna de Woluwe-Saint-Pierre, Jean-Marie Evrad, cuando le fue llevada la propuesta.

Finalmente el 12 de mayo de 1970 después de estudiar el memorándum y los argumentos por nota oficial acordó se erigiera el monumento en el espacio sugerido. La nota finalizaba con esta frase: “La inauguración del monumento se realizará con la pompa digna de una ceremonia de tal magnitud”.

La visita oficial del Príncipe de Lieja al frente de una misión económica a la ciudad de Buenos Aires, que comenzó el 30 de mayo fue la oportunidad de llevar adelante la concreción del plan. La sencillez del príncipe Alberto que según un diario: “Anduvo con toda comodidad por las calles de Buenos Aores, como ningún otro príncipe pudo hacerlo en la Argentina. No necesitó siquiera protección policial para caminar por Florida o para tomar fotografías a la magnolia de la Recoleta. Tampoco lo perseguían los fotógrafos cuando salía o entraba del Plaza Hotel”.

Esto porque había sido secuestrado en la víspera el ex presidente Pedro Eugenio Aramburu.

Se acordó que la réplica del monumento ecuestre que se levantaba en la Plaza San Martín era la apropiada y el entonces jefe de Granaderos, coronel Luis Alberto Leoni Houssay, tomó el compromiso de colaborar con la Asociación de Amigos del Museo de la unidad y el apoyo de las autoridades del ejército.

UN LUSTRO DESPUÉS

Después de cinco años, la obra estaba inaugurada. Se cumplían 150 años además de las máximas que el Libertador escribió para su hija, allí en Bruselas donde pudo afirmar a su amigo Tomás Guido: “Soy feliz”. El embajador Sanz fue el motor de esa tarea, por lo que el reino le otorgó una condecoración en mérito a su labor diplomática y a esa gestión tan importante.

El embajador Karl Dhaene, desde su llegada a nuestro país tuvo especial interés en afianzar los vínculos entre ambos países a través de la figura de San Martín.

Estuvimos reunidos y así se concretó la donación de una imagen del retrato de Francois-Joseph Navez y la bandera del reino al Instituto Nacional Sanmartiniano que fue solemnemente colocada en setiembre del año pasado, oportunidad en la que como reconocimiento le fueron conferidas las palmas sanmartinianas, la máxima distinción que otorga la entidad.

En amable conversación le sugerimos celebrar el cincuentenario de la inauguración de este monumento con unos paneles en las rejas de la residencia en Palermo Chico; y sin decirlo ni escribirlo su gesto al allegar los fondos merece parafrasear la frase del burgomaestre Evrad: “El aniversario de la inauguración del monumento se realizará con la pompa digna de una ceremonia de tal magnitud”.

El trabajo de diagramación de Ignacio González Granda del personal del Instituto Nacional Sanmartiniano y de Emiliano Domínguez de la Embajada, hicieron posible llegar a buen puerto con su disposición a toda hora y en todo momento; sumadas a las gestiones del académico Miguel J. Ruffo en la obtención de las imágenes de los retratos de la Bandera y de Navez del Museo Histórico Nacional, y de Ezequiel Canavero de ese repositorio; de Gabriela Mirande Lamédica directora del Museo Mitre por la de las máximas que celebran su bicentenario y se guardan allí junto a otros documentos sanmartinianos y a Martín Iribarne de Gráfica Iribarne en San Miguel del Monte, que puso todo su empeño y donó la diagramación y toda la mano de obra, en su pasión por nuestra historia nacional.

UN AMIGO DEL PAIS

A pocas semanas de su partida, el embajador Karl Dhaene después de cuatro años en el país cierra de algún modo su labor en este aspecto, con este homenaje de tanta significación.

Sin duda han sido años fructíferos en afianzar el conocimiento de la relación de San Martín en Bruselas, con motivo del bicentenario de su estadía en Bélgica, quedando aún cinco años de trabajos por delante.

Gestos de esta naturaleza realizados por todos los que en esto han participado además silenciosamente que se corresponden con el estilo del Libertador, están inspirados en la última máxima para la educación de su hija: “Inspirarle amor a la Patria y a la Libertad”.

* Vicepresidente del Instituto Nacional Sanmartiniano y vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación.