A Magui Aicega le llegó la hora del adiós tras 15 años de éxitos

 
Será extraño no ver más a Magdalena Aicega en una cancha defendiendo la camiseta argentina con la garra que la caracterizó a lo largo de los 15 años que la vistió.

Pero toda historia tiene un final y la capitana del equipo que dirige Gabriel Minadeo eligió a la lejana Beijing como escenario para ponerle fin a una trayectoria plena de éxitos.

A lo largo de su carrera, Aicega, de 34 años, participó de todos los grandes logros del hockey femenino argentino. Asomó en el Mundial Junior disputado en 1993 en Terrassa, España, donde el representativo nacional consiguió el primer título mundial para el deporte de la bocha y el stick.

Y un año más tarde dio sus primeros pasos en el seleccionado mayor. Empezó a ganarse un lugar entre las titulares en el Mundial de Dublin 2004, en el que las albicelestes fueron subcampeonas detrás de Australia, y ya en los Juegos Panamericanos desarrollados en Mar del Plata en 1995 se afirmó dentro de las once que ingresaban a la cancha.

De ahí en adelante fueron más las alegrías que las tristezas para esta defensora que se inició en Belgrano Athletic a los 7 años, impulsada por sus padres, que quisieron que acompañara a su hermano Tomás, afianzado en ese momento dentro de las divisiones juveniles de rugby.

Difícilmente en aquel instante "Magui" haya imaginado que disfrutaría de tantos lauros. Fue campeona mundial junior en 1993, campeona mundial mayor en 2002 en Perth, dueña de tres medallas olímpicas en cuatro Juegos (plata en Sydney 2000, bronce en Atenas 2004 y Beijing 2008), oro en cuatro Juegos Panamericanos (Mar del Plata '95, Winnipeg '99, Santo Domingo '03 y Río de Janeiro '07), campeona en los Champions Trophy de 2001, en Holanda, y de 2008, en Alemania.

Logros que la convirtieron en la jugadora que más títulos obtuvo defendiendo la camiseta argentina.
Capitana desde 2003, cuando Karina Masotta se retiró del seleccionado nacional, Aicega transformó en oficial un liderazgo que no necesitaba la cinta identificatoria de ese cargo.

Quedarán en el recuerdo sus arengas al resto de las integrantes del equipo antes de cada partido. Y, por supuesto, la entrega y la clase que desparramó en cada una de las oportunidades en que se calzó la "número 3". Esa categoría y esa garra que aportó en su último partido con Las Leonas, logrando contener a las alemanas cuando se venían en busca de un empate que no pudieron alcanzar.

Se va Magdalena Aicega, la gran capitana, la que asomó allá por 1993, con muchas ilusiones y aquella vincha roja que la caracterizaba. Ganó casi todo con la camiseta argentina, pero lo más importante es que dejó su sello con esa actitud ganadora que la hará inolvidable como a tantas Leonas que hoy vivieron su último Juego Olímpico. Ya se la está extraña.