LAS PASO 2023

Los tres factores que anticipan una derrota electoral para el kirchnerismo

Por Roberto Chiti. *

Dejando en un segundo plano las encuestas, cuyos antecedentes desde hace tiempo y por distintos motivos ofrecen escasa fiabilidad, a unos pocos días para las PASO el escenario electoral presenta determinadas señales claras y objetivas.

Si bien sería aventurado precisar los nombres de los candidatos que saldrán vencedores el próximo 13 de agosto, o si el nuevo Presidente resultará electo en octubre o en noviembre, un análisis basado en una proyección lógica permite afirmar que es altamente probable que se produzca una dura derrota del oficialismo. Salvo imponderables de peso (en política los hay), un exponente de la oposición gobernará a partir del 10 de diciembre de 2023.

¿Qué es lo que hace anticipar la caída kirchnerista?

En primer lugar, es comúnmente aceptado que el factor de mayor preponderancia en cualquier elección es el contexto. En Argentina, nada ha condicionado tanto los resultados de los últimos procesos electorales a nivel nacional como el ciclo económico y, en particular, la economía de bolsillo. El impacto de la alta inflación y la pérdida de la capacidad adquisitiva del salario, considerados sostenidamente por la ciudadanía como los principales problemas o temas de preocupación, fueron decisivos en las derrotas de los oficialismos de turno, tanto en las elecciones de 2019 como de 2021.

El empeoramiento sistemático y progresivo de la situación socioeconómica durante los casi cuatro años de mandato de Alberto Fernández, agravada en el presente por una inflación descontrolada del 115% anual y niveles de pobreza récord en torno al 43%, evidencian el fracaso definitivo de la gestión del gobierno. La devaluación de ritmo cotidiano y la falta de resolución en las negociaciones con el FMI acrecentaron los últimos días la percepción de crisis terminal.

Así se consolidó una situación general que alimenta las expectativas más pesimistas, y mantiene el humor social por el piso. El peor cuadro posible en el momento decisivo de la campaña. No caben dudas que el crítico contexto actual es el peor enemigo para las chances electorales de Unión por la Patria.

ANTAGONICOS

Un segundo elemento que presagia una elección cuesta arriba para el oficialismo está dada por su desesperada estrategia en términos político electorales: El hecho de haber tenido que recurrir a dos candidatos -Sergio Massa y Juan Grabois- tan antagónicos, abrió la disputa más exótica de las PASO, con un candidato que representa al establishment y las corporaciones enfrentando a un candidato piquetero que propone, entre otras medidas extremas, una reforma agraria.

Sin embargo, el condimento más excepcional de tal situación radica en la figura misma del favorito en esa interna abierta, dado que debe llevar adelante una campaña presidencial mientras, al mismo tiempo, es el ministro de economía que ostenta la mayor inflación desde julio de 1991 y el mayor nivel de pobreza estructural de la historia argentina.

Aunque los gobernadores peronistas, el sindicalismo y la misma Cristina Kirchner lo exaltaron como “candidato de unidad”, en virtud de su supuesta moderación y para apuntalarse desde el mito de invencibilidad del peronismo unido, tales presunciones chocan inevitablemente con la realidad.

En este sentido, Massa hoy reúne una combinación de atributos muy poco auspiciosos para encabezar una gesta electoral. Además de su lapidaria gestión económica, el actual ministro carga desde larga data con la etiqueta de ser un personaje público poco confiable, cuyo pasado reciente de inocultable actitud pendular no hizo más que ratificar. A lo cual, debe agregarse una curva de notorio descenso en términos de caudal electoral propio (las últimas elecciones en las que se presentó con un frente liderado por él, en 2017, obtuvo el 6% de votos a nivel nacional).

Por todo ello, la nueva estratagema electoral kirchnerista (disfrazada de jugada maestra, como en 2019) parece esta vez encaminada a no encontrar terreno fértil suficiente.

LAS PROVINCIALES

El tercer indicio que está anticipando un destino adverso para el oficialismo viene dado por un implacable derrotero electoral en las provincias. Aquí, si bien no puede hacerse una extrapolación de manera automática hacia el plano nacional, los resultados de las elecciones que se vienen dando en el nivel provincial en lo que va del año consolidan una tendencia de marcada negatividad para el frente oficialista, como reafirmó la elección del domingo pasado en Chubut.

De las 18 provincias que tuvieron elecciones hasta el momento (sean PASO o generales), en sólo cinco ganaron candidatos encolumnados en Unión por la Patria (La Pampa, La Rioja, Tucumán, Tierra del Fuego y Formosa). En tres ganaron aliados circunstanciales del gobierno, mientras que en 10 obtuvieron el triunfo espacios manifiestamente opositores al oficialismo. De estas provincias, en ocho se impusieron candidatos de Juntos por el Cambio.

Es decir que el principal frente opositor ya le arrebató al kirchnerismo (o a versiones de peronismos afines) el gobierno en tres provincias (San Juan, San Luis y Chubut). Y por los resultados que obtuvo en los distritos donde hubo PASO, quedó en posición muy propicia de desplazarlo de otros dos (Chaco y Santa Fe).

Se configura de este modo un mapa radicalmente distinto al de 2019, cuando el entonces Frente de Todos había llegado a las PASO luego de una sucesión mayoritaria de triunfos, propios o de fuerzas aliadas. Si ahora se consideran, además, los distritos que irán a las urnas sin desdoblamiento (Provincia y Ciudad de Buenos Aires, Catamarca, Entre Ríos y Santa Cruz), salvo probablemente en el caso de la provincia norteña, el resto los resultados se vislumbran de muy reñidos a abiertamente negativos para el oficialismo (como sería en el caso de la CABA).

De este modo, más allá de la narrativa engañosa como parte de un gigantesco operativo de propaganda montado desde el aparato gubernamental, y de otros múltiples artilugios y efectos a los que el kirchnerismo recurrirá –como en otras ocasiones- para tratar de construir una realidad alternativa, todo indica que está vez la suerte está echada.

* Director de análisis político de la consultora Diagnóstico Político.