La natalidad, tema tabú

Hace unos días, Ana Martín de El Debate entrevistó a Santiago Abascal, el líder de VOX (España). Lo que importa para esta columna es lo siguiente. En el contexto de la necesidad de la suba de los salarios y la manera de hacerlo –no como Pedro Sánchez del Psoe–, afirma: “Lo que hay que hacer es buscar la natalidad en España, y para eso no hay otra fórmula que favorecer salarios dignos para los españoles y oportunidades para los jóvenes en el acceso a la vivienda”.

Lo que dice Abascal es de sentido común y, no menos importante, habla bien de su mirada política. Además de animarse a decirlo. Podría saberlo y llamarse al silencio. Como hacen el Psoe y el PP, dicho sea de paso.

Lo importante ahora, y que interesa la Argentina, es que nadie del mundo político y, sobretodo, de los que compiten por un cargo o escaño en las próximas elecciones de 2023, habla del tema de la natalidad. Vivimos en un país por demás extenso y subpoblado y nadie habla de natalidad. ¿Cómo se explicaría este silenciamiento? Veamos algunas posibles razones poniendo el foco en los protagonistas de la política agonal nacional.

Los antinatalistas.Son aquellos que suscriben, ahora, la agenda global 2030 de la ONU. Son aquellos que militaron por la legalización del aborto en la Argentina y que antes, durante y después de la legalización del aborto siempre promovieron la anticoncepción como instrumento del control poblacional. Más la agenda de género y todas sus implicancias.

Los natalistas con vergüenza.Ellos están de acuerdo con la natalidad y su promoción, pero… no se darían las condiciones ideales para hablar del tema, no sea que uno se apure, que el auditorio no sea el adecuado, que falte mejor preparación para ser mejor entendido, como hay otros interesados en el mismo tema mejor sería coordinar primero con ellos… Aburrido. A ellos convendría recordarles lo de Azúcar Moreno: “Sólo se vive una vez”.

¿Y la Iglesia Católica? Demás está decir que la Iglesia Católica juega un papel relevante en la vida política cotidiana, tanto en lo que se refiere a los clérigos como en cuanto a los laicos. Vamos al punto. La experiencia de lo que da cuenta es que, los laicos –y, en lo que importa para esta columna, los que “están en política”–, en la mayoría de los casos comparte la mentalidad anticoncepcionista que, cuando se habla de natalidad, se enciende como una alarma. En el mejor de los casos, aunque no sin dejar de engañarse y, todavía peor, de engañar, invocan la “paternidad responsable” mal entendida porque, también debe ser dicho, mal explicada por el clero. Allá lejos y hace tiempo quedó la Humanae vitae de san Pablo VI, por muchos motivos, una encíclica profética, u otros dos documentos que aparecieron no hace tanto pero pareciera que se trata de siglos: Evoluciones demográficas: dimensiones éticas y pastorales de 25 de marzo de 1994 y Declaración sobre la disminución de la fecundidad en el mundo del 25 de febrero de 1998, ambos del Pontificio Consejo para la Familia bajo la conducción del Card. Alfonso López Trujillo.

Entonces ¿qué hacer? Sencillamente, hablar sobre el tema en cuanta oportunidad se brinde o uno busque para hacerlo. “Sólo se vive una vez”. Mucha razón tenían las Azúcar Moreno.