Mirador político

Dispuesto a todo

En 2007 Luis Juez perdió la elección a gobernador de Córdoba por un punto ante Juan Schiaretti después de un sospechoso escrutinio que duró 18 horas. Una década y media después, cuando veía la revancha al alcance de la mano, volvió a recibir un fuerte golpe, pero esta vez desde sus propias filas.

A pocos días de las elecciones cordobesas Horacio Rodríguez Larreta propuso una coalición de Juntos por el Cambio con Schiaretti, lo que licua a la oposición en la provincia y arroja dudas sobre lo que se veía venir como una muy probable derrota peronista. Le dio una gran mano a Schiaretti “desperfilando” a Luis Juez y contribuyendo a fortalecer la idea de que son “todos lo mismo”, prédica habitual del peronismo y del periodismo afín cuando las cosas se presentan mal. En retribución se espera que Schiaretti ponga a su disposición el aparato de punteros cordobeses en su pugna con Patricia Bullrich.

De esta astucia de comité participaron Gerardo Morales y Elisa Carrió. Fue lanzada el mismo día en que la oposición vencía al schiarettismo en varias localidades gobernadas desde hacía años por el PJ. La ayuda le llegó tarde en ese sentido al gobernador, pero podría dar resultado cuando se juegue la suerte de Martín Llaryora, su elegido para prolongar la dinastía peronista que se remonta a Juan Manuel de la Sota.

La excusa de Rodríguez Larreta fue la conveniencia de ampliar la alianza opositora para derrotar al kirchnerimo, ese al que ahora Schiaretti no quiere quedar pegado, a pesar de haber sido su firme aliado en el Congreso. Sus apólogos dicen que esa conducta ya prescribió, aunque haya durado hasta hace muy poco. Son los mismos que siguen echándole la culpa a Macri del desastre en curso.

¿Por qué Rodríguez Larreta esperó hasta ahora para darle semejante golpe al PRO cordobés? La respuesta es fácil: porque hace seis meses Schiaretti estaba armando una alianza con Alberto Rodríguez Saá y Juan Urtubey. Su labilidad es asombrosa.

El principal objetivo de la maniobra consiste en debilitar a Patricia Bullrich que tiene un perfil de dura opositora al PJ. Ella lo denunció sin medias tintas: Rodríguez Larreta y Morales son amigos políticos de Sergio Massa, es decir, están del mismo lado de la rosca, son parte del sistema cuyo primer objetivo es autopreservarse, gane quien gane las elecciones.

Las encuestas han comenzado a mostrar la competitividad de Bullrich, a pesar de que lucha contra un “aparato” mediático/electoral alimentado con el enorme presupuesto de CABA y la red política del radicalismo. Más aún, en la provincia de Buenos Aires hay intendentes radicales que dudan en ir con Rodríguez Larreta, porque la ven mejor a Bullrich.

En suma, lo que está en juego no es el pase de Schiaretti a JxC sino un intento de salvar a dirigentes del sistema que se ven mal en la única interna real que habrá, porque la peronista la sigue ordenando Cristina Kirchner. Las corporaciones son conservadoras por naturaleza, más allá de cualquier discurso a favor del cambio.