Infancia y adolescencia vulneradas

Como psicólogo abocado al desarrollo armónico del sí mismo de niños y adolescentes, me encuentro indignado por la situación que ellos viven y a la vez entusiasmado, llevando adelante acciones para cambiar el curso de esta realidad. 
En primer lugar, debemos mencionar los datos de esta verdadera pandemia (la del hambre y la pobreza) en la Argentina y en gran parte del mundo:
El informe de mayo último realizado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA arroja las siguientes cifras respecto a los niños:
      * 1/3 de los chicos argentinos sufre hambre y el 60% recibe comida del Estado.
      * 4.200.000 niños experimentan inseguridad alimentaria.
      * 3 de cada 10 chico redujo la dieta de alimentos en comparación con 2022 por problemas económicos.
      * 1.600.000 niños tuvieron privaciones alimentarias graves, o sea pasan hambre.
¿Fuerte, verdad ? Sigamos. Tal como sostiene Nicolás Ponsiglione en su último libro "Disgenesia", "un conjunto de influencias está operando simultáneamente por primera vez en la historia humana sobre los niños nacidos en este siglo XXI". Estos aspectos degeneradores son: 
1) Educación obsoleta. 
2) Régimen eco sanitario. 
3) Terapias génicas o nuevas vacunas masivas (recordemos que en Argentina hasta los 2 años se aplican del calendario obligatorio 36 a 40 vacunas, mientras los indicadores de Trastorno del Espectro autista son cada vez más alarmantes). 
4)  Ideología de género.
5)  Comida industrial ultraprocesada sintética o chatarra. 
6) Pantallas celulares, televisión consolas. 
7) Pornografía. 
"Cualquier padre o madre y toda persona que observe con compromiso a los niños puede verificar y constatar desde su experiencia los efectos de estos elementos disgenésicos", afirma Ponsiglione. 
Disgenesia es quitar el potencial humano, obstaculizando la transformación que debe darse en el mundo. Hablar de disgenesia de ninguna manera me convierte en anti nada (derechos progresos tecnológicos, sexo). La polarización radical (buenos y malos) es una metodología eficaz de silenciamiento y censura. Es  uno de los mecanismo que se utilizan desde quienes tienen el poder para imponer un relato único, una narrativa que no admite disenso. 
Con ese poder (medido por la fuerza que tiene una organización, un grupo de personas, un país para imponer un relato) se  demoniza a personas que promueven debates científicos o que piensan diferente al relato oficial y defienden la Libertad, oponiéndose a las coacciones que están a la orden del día buscando impedir la soberanía. Se ataca la toma de conciencia.
" ¿Alguien alguna vez se preguntó qué efectos traerá en los niños y adolescentes y también en los adultos someterlos a todas estas influencias juntas y en simultáneo?", pregunta Ponsiglione.
Coincido con  Laura Gutman en que el norte de acción es avanzar hacia una civilización niñocéntrica (centrada en los niños),  ya que una crianza amorosa puede salvar a la humanidad. En todas las áreas deberíamos estar al servicio de los niños y no al revés. "Comprender las necesidades básicas auténticas de cada niño, según su diseño original, es tarea primordial". El primer derecho (a la vida) es inalienable. Y acompañar dicha vida con amor, para el despliegue del potencial humano.
Quien investigue como un buscador sincero y se anime a identificar los hilos por detrás de muchos fenómenos, comprenderá que estas cuestiones están enmarcadas en la llamada agenda 2030 cuya planificación demográfica es antinatalista (de allí la promoción a nivel mundial de los asesinatos prenatales) y a la vez quieren pobladores débiles, zombies y sin capacidad de pensar por sí mismos y autónomamente. Obedientes y sumisos.
En definitiva, nos quieren esclavos obedientes y creyentes de una única narrativa. Afortunadamente, somos muchos y cada vez más los que defendemos las libertades  y bregamos por un mundo libre en el cual seamos soberanos y felices. Divididos.
Los seres humanos nacemos buenos, benevolentes, somos amor, nacemos con la capacidad de hacer el bien, hemos venido a esta tierra a hacer el bien al prójimo. Para poder desplegar esta bondad y nuestro amor solo precisamos ser suficientemente amparados de modo tal de no tener que desviar nuestra energía para cuidarnos (ya que los adultos nos protegen). Avancemos con fuerza y vigor entonces hacia una civilización niñocéntrica.

Alejandro D. Litmanovich 
Psicólogo, coach ontológico profesional,
practicioner internacional de Barras de Access,
conductor de "Venga lo que Venga".