UNA MIRADA DIFERENTE

Mascarada

"Se conmueven del Inca las tumbas” dice el Himno Nacional original, aquel cuya letra escribiera López y Planes. El jueves se conmovieron las tumbas de los grandes patriotas de 1810.

Sería posible preguntarse cómo pudo acontecer el tristísimo espectáculo del jueves. Cómo la segunda autoridad del país decide no concurrir a uno de los homenajes más caros a las tradiciones ciudadanas como es el Tedeum del 25 de Mayo, sin ninguna explicación ni disculpa a semejante ofensa y desprecio. Y al mismo tiempo, organizar un acto personalista y vindicativo, quién sabe con la autorización de qué autoridad de la Ciudad, que le permitió usurpar el mismísimo espacio en que comenzara a nacer la República hace 213 años, y eclipsar y ningunear su memoria con la ayuda complaciente de supuestos analistas que aún ayer escribían que “se notó la capacidad de movilización de la vicepresidenta”. En línea con la cobertura generosa en espacio y contenido de todos los medios periodísticos y de comunicación.

También sería posible preguntarse qué autoridad cree tener la señora Fernández para insultar a La Corte como hizo, llamar a modificar la Constitución para eliminar el sistema de control cruzado de poderes y denostar la duración del mandato presidencial de 4 años y las elecciones de medio término, de las que ellas fue no sólo defensora en cuanta ley aprobó relacionada con esos puntos específicos, incluyendo las PASO, su invento, además de haber sido conspicua constituyente que votó exactamente por lo que ahora denuesta. Por supuesto que cualquier persona con el número de neuronas suficientes sabe que en el primer caso lo hace porque siente peligrar su impunidad y en el segundo caso lo hace porque huele la derrota y entonces descalifica las elecciones que ratificarán su decadencia, pero para las mentes confundidas, se transforma en épica con prescindencia de lo que su conductora hubiera dicho la semana pasada.

Es por eso que también cabría preguntarse cómo es posible que alguien tome en serio su prédica, ni siquiera sus argumentos, o adicionalmente, que la señora crea que alguien tomará en serio sus argumentos y que para expresarlos necesite la triste convocatoria de aplaudidores, nietos súbitamente queridos, hijos inútiles, ganapanes y chupamedias y fracasados diversos, además de los pobres siervos que tal vez llegaron a cincuenta mil, pero que fueron aumentados caraduramente no sólo por el recurso de las pantallas-espejo gigantes, sino por la rentada generosidad de quienes cubrieron el acto. A ese rejuntado un comentarista le llamó ayer en el diario de Bartolomé Mitre “capacidad de convocatoria”. Mitre también se debe haber conmovido en su tumba. Sobre todo después de leer el titular de su ex diario: “Cristina única oradora en el acto del 25 de mayo” ¿Ése fue el acto del 25 de mayo? 

Hay muchas otras cosas que cabría preguntarse.  Por ejemplo, que el Presidente de la Nación partiera de vacaciones, obviamente con su guitarra, en el día de la Patria, un simbolismo no menor: en medio del naufragio: ni el Presidente ni su vice (o ni la vice ni su presidente) cumplieron sus funciones en un día de tanta significación.  

CANDIDATURA A ALGO

Por ejemplo, que nadie advirtiera que el supuesto clamor para que la jefa del peronismo aceptara una vaga candidatura a algo –como había proclamado su delfín– fuera respondido con una evasiva-evasión del tipo de las que soltaba ese gran pensador que fue Saúl Ubaldini, o sea con un discurso de re-renunciamiento al mejor estilo de Fidel Pintos, o de una gambeta maradoniana. Aunque supuestamente la reunión fuera para celebrar el vigésimo aniversario de la asunción de Néstor Kirchner, (el peronismo es necrófilo como los egipcios, se sabe) -homenaje que si fuera replicado por todos los partidos y presidentes necesitaría unas 150 Plazas de Mayo cada año. Una excusa infantil para su alegato y para la prédica ególatra de la convocante, disfrazada de clamor para una candidatura que la señora jamás aceptará, y hasta que canjeará por impunidad, si llegara el caso y se diera la oportunidad. 

Hay más temas para preguntarse. Y más concretos. Pocos políticos destrozaron la institucionalidad al nivel que lo hizo Néstor Kirchner. Pocos políticos llevaron tan a fondo el pacto mafioso con los gobernadores delincuentes como el expresidente. Pocos políticos lograron transformar a la Nación en un gobierno provincial-parroquial-sátrapa y corrupto con tanto éxito. ¿Qué celebraban en esa mitad de la Plaza de mayo? 

Cabrían interpelaciones más serias y concretas: cuando la señora Fernández atribuye a Néstor Kirchner el “haberse sacado de encima al Fondo Monetario Internacional”, omite la verdad, o sea que miente. El pago del total de la deuda por adelantado fue un pedido del FMI a Argentina, Brasil y Ecuador, porque sus técnicos querían bajar el peso de la deuda en la región. Así lo dicen las consideraciones de sus Balances y Memorias de la época. Basta tomarse el trabajo de leerlas. Los tres países cumplieron y saldaron el total anticipadamente. Está claro que eso implicaba un aumento en los costos de cualquier préstamo que se tomaran para pagar ese préstamo. Néstor, con habilidad política, lo transforma en un paso hacia la independencia del Fondo. Claro que reemplaza esa deuda con un engendro que pergeña con la ayuda de Hugo Chávez: emite una serie de bonos Boden 2015, que se venden al gobierno del dictador con un descuento del 15%, lo que conforma una tasa digna del usurero de la otra cuadra, además de una tasa muy superior al riesgo país.  

Tanto era el interés de la señora Fernández en la operatoria, que para poder cumplir con esa deuda con Chávez, crea el primer cepo, para que le alcanzaran los fondos para pagar esos bonos. Después, sólo quedaba tirarle a quien siguiese, o a quienes siguiesen, el trabajo sucio del default. Default que no sufrió Chávez ni sus socios en el negocio, por supuesto. La multitud que la vivaba, (no los ganapanes ni alcahuetes, que conocen al dedillo esta maniobra) celebró el jueves, igual que hace 15 años, el haberse independizado del Fondo. Eso creen. 

De paso, entre los logros del fundador de la dinastía Kirchner, está la manganeta de la desaparición copperfieldiana de los fondos multimillonarios (en dólares de entonces) por la que, en una hábil maniobra, puso a salvo esos 600 millones de esa moneda de cualquier riesgo de cambio en la paridad cambiaria, cepo o lo que fuera. Tan a salvo, que su castigada provincia nunca más los vio. ¿Eso celebraba la multitud de 50 mil personas?  ¿O que durante el gobierno de su líder la provincia de Santa Cruz ignorara completamente los fallos de la Corte que ahora se infama? 

La convocatoria no sólo fue grotesca en relación al momento, al objeto, al lugar y a lo banal del falso heroísmo atribuido al exmandatario. También lo fue en cuanto a las afirmaciones supuestamente técnicas de la condenada y rerenunciada vicepresidente. Cuando manifiesta que “las recetas del Fondo no sirven para el crecimiento argentino”, llama “recetas” a los principios más elementales de la economía sana de todos los tiempos: no generar inflación, no crear déficits vía el aumento del gasto estatal, no ahogar con impuestos a la producción y la inversión, no controlar el tipo de cambio con manejos monetarios que estallarán en prebendas, estafas y lo que es peor, en la parálisis total. Grotesco si cree en lo que está diciendo. Tristemente grotesco si no cree en lo que está diciendo. 

Luego, la señora Fernández les explicó a los pobres por qué son pobres de golpe. Por supuesto que ignora deliberada y convenientemente los efectos de la inflación, siempre culpa de la emisión irreflexiva de los gobiernos, no del granizo, ni de una rara e inasible multicausa. “El país crece”, mandó con la ligereza e ignorancia con que se puede hablar sólo ante las multitudes vociferantes, aunque se trate sólo de 50 mil personas. Luego de la caída por el encierro obligado y dictatorial pandémico, militada casi enloquecidamente por el kirchnerismo (salvo en lo personal, claro) el mundo entero está recuperando algo de su nivel económico pasado. Argentina también. Con algunos agravantes. No hay comparación posible en un país donde el tipo de cambio oficial es puesto a dedo y controlado hasta la catástrofe, y menos cuando se implementan 20 tipos de cambio que van variando según las urgencias de cada hora. El plan platita, la idea máxima y creativa de la oradora eterna, también genera la ilusión de crecimiento, pero un ratito, dice la evidencia empírica y la teoría, como ya se está notando. ¿Ese será el plan que según ella salvará a la Argentina?

¿QUE SE CELEBRABA?

Y finalmente, la firme creencia que reitera hasta la obstinación la vicepresidente ausente, de que “su”sistema económico es capaz de generar bienestar e igualdad, más allá de haber fallado siempre. Por eso cabe repetir la pregunta: ¿qué se celebraba? 

Es casi seguro que una parte de los 50 mil convocados se fueron satisfechos porque se les renovó la promesa de un bienestar futuro que está al alcance de la mano, y porque descubrió finalmente quién es el culpable de su pobreza o su indigencia actual: Macri y el Fondo Monetario. El tic eterno y esclavizante de encontrar un enemigo, un miedo, un fanatismo, una promesa, una sanción, un desquite detrás del cual enrolarse, que lleva sin excepción al servilismo. 

Mientras un país celebraba el 25 de mayo, Cristina Fernández con su mascarada celebraba el nacimiento del kirchnerismo. Según el cálculo de la también politóloga, el electorado está dividido en tercios. Ella busca un voto, un solo voto más, que le permita entrar en el balotaje redentor. Ya ocurrió, es cierto. Hasta existe la posibilidad de que, tras las PASO, algún tercio renuncie a participar. Ya ocurrió, también. 

Porque hay otra verdad que molesta ver a muchos: el peronismo y el país padecen la misma enfermedad. Usted póngale el nombre que le parezca, pero todavía no existe vacuna contra ella.