Innecesarios textos del Negro Fontanarrosa

100% Negro

Por Roberto Fontanarrosa

Planeta. 218 páginas

No hacía falta. El viejo truco de las editoriales de rescatar textos inconclusos o borradores, esbozos de ideas, de escritores que han fallecido no siempre tiene un resultado feliz. Al menos no funcionó con el Negro Fontanarrosa. De principio a fin es evidente que la edición surge como el corolario de la acción de rascar el fondo de la olla.

El recurso es conocido. La industria editorial no se resigna a perder a aquellas plumas que tienen un potencial razonable de ventas. Entonces, lo que otrora era encontrar en un cajón algún manuscrito perdido, hoy se traduce en hallar alguna carpeta escondida en las profundidades insondables de la computadora del artista.

Es cierto que los editores se encargan de subrayar en la contratapa del libro que “no es una mera antología de papeles encontrados en los cajones luego de que el inefable Roberto Fontanarrosa saliera de gira por el universo. Es, lisa y llanamente, una cédula de identidad, un relicario para colgar de una cadenita…” No aclare que oscurece.

Vale tomar la imagen de la cédula de identidad porque en verdad en cada texto están los trazos de la pluma del Negro. Es decir, su humor absurdo, sus locas ocurrencias, su talento para describir personajes y recrear diálogos de la forma en que sólo él sabía hacerlo, en un tono coloquial tan sencillo como difícil de reproducir.

Ocurre también que algunas anécdotas se repiten en tres textos diversos, y que algún otro escrito es apenas la idea, su deseo de escribir un cuento que, sabemos porque lo hemos leído, afortunadamente llegó a ver la luz. Decir, como se afirma en la tapa, que son “cuentos inéditos”, resulta toda una exageración.

Lo valioso está, al menos para los nostálgicos, para los que no se resisten a la pérdida de un artista como Fontanarrosa, en reencontrarse con su tono burlón, tan rosarino, tan futbolero, tan argentino. No hay más que eso ante lo irreparable.