Sin docentes, peligra la educación

La cantidad de graduados decayó en los últimos años y se hace muy difícil cubrir las vacantes en todo el país. La sobreexigencia al docente con largas jornadas y mala remuneración provoca importantes deficiencias educativas. Una experta de la UCA brinda pistas sobre cómo encarar la situación.

“La calidad de los sistemas educativos es directamente proporcional a la calidad de los docentes que tenemos en el sistema”, aseguró a La Prensa Gabriela Azar, directora del Departamento de Educación de la Universidad Católica Argentina.
La educación es considerada un importante motor del desarrollo y uno de los instrumentos más eficaces para reducir la pobreza, mejorar la salud, lograr la igualdad, la paz y la estabilidad. Pero para conseguir que una sociedad esté educada es necesario contar con una cantidad y calidad de docentes para cubrir las vacantes existentes en todo el país, lo que hoy no sucede.
En un informe (ver recuadro) elaborado por el Centro de Estudios de la Educación Argentina de la Universidad de Belgrano sobre la graduación de docentes del nivel superior no universitario señala que este sector crece menos que la población a escolarizar.
Según el texto, los sucesivos cambios de legislación en educación ampliaron “el universo de estudiantes lo que generó aumentos en la demanda potencial de docentes necesarios para la educación formal de nuestros alumnos, ya que en el año 1993 la cantidad de habitantes en edad escolar obligatoria era aproximadamente de 6,0 millones, en 1996 la misma pasó a ser de de 7,4 millones, y en el año 2021 dicha cifra fue de alrededor de 10,9 millones de jóvenes, es decir, que entre 1996 y 2021 tuvo un aumento en torno al 47 por ciento, mientras entre 1993 y 2019 este incremento llega a 81,9 por ciento”.
Sin embargo, “durante el período 1996-2021 la matrícula total de la carrera de Formación Docente ha experimentado un crecimiento del 154,2 por ciento pasando de 225 mil estudiantes a 573 mil, por lo tanto dicho crecimiento ha sido superior al de la demanda potencial de docentes del 47 por ciento mencionado anteriormente. Si se distingue entre sector de gestión estatal y privada, el crecimiento fue del 172,7 y 95,9 por ciento respectivamente”.
Pero con respecto a “la graduación de docentes en el nivel Superior No Universitario (SNU), la evolución total durante el período 1996-2021 fue mucho menor ya que fue de apenas el 40,0 por ciento pasando de 41 a 57 mil graduados, es decir, menor al crecimiento de la demanda potencial de docentes”.
Sueldos poco competitivos, una oferta de formación docente que no se corresponde con la demanda del sistema educativo y la pérdida de interés por la carrera docente por parte de los jóvenes son algunas causas que desalientan la graduación de mayor cantidad de educadores en el país.
En un dialogó con La Prensa, Gabriela Azar resaltó la necesidad de reivindicar el rol del docente e incorporar a quienes tengan vocación.
-¿Cómo percibe la falta de docentes con respecto a la cantidad de alumnos que hay en el país? ¿es una situación nueva o de los últimos años?
-La falta de docentes es algo nuevo y de los últimos años. Esta lectura hay que hacerla teniendo en cuenta la ampliación de la cobertura educativa que se ha requerido en los últimos años en la República Argentina con motivo de la creación de las salas de 0 a 45 días y salas de 2 y 3 años que empiezan a adquirir como mucha más relevancia en el transcurso de estas últimas dos décadas. Esto se ve aparejado que sumado a la multiplicación de espacios curriculares, es decir, de contenidos que hay que enseñar, que también intentan ser novedosos, esto evidentemente requiere de más docentes que estén mucho más actualizados. El impacto de las tecnologías de la información y de la comunicación en los últimos años generaron cambios culturales que impactaron fuertemente en la escuela.
Hoy la percepción que se tiene en el sistema educativo formal es que tenemos menos docentes que puedan ser capaces de atender la diversidad de las situaciones que se dan, no solo al interior de las escuelas y en lo que hace a la complejidad de los procesos de enseñanza, sino fundamentalmente también en lo que tiene que ver con la enorme variedad de problemáticas que se dan en las escuelas. Hay que considerar que en estos últimos años han aparecido un montón de nuevas profesiones que son mucho más atractivas, más cortas, que generan un empleo directo, tienen un salario mucho más interesante y que, por supuesto, empiezan a reivindicarse de una manera mucho más potente.
-¿Cómo impacta la sindicalización de la docencia?
-Hay que entender que la politización de la docencia y la sindicalización de muchos de los docentes en sus escuelas ha traído aparejada una imagen que no es de lo más favorable a nivel social. Hoy no es prestigiosa la formación docente o el elegir la carrera docente. Esto sucede debido a que hay nuevas opciones y porque hay mucha exigencia de temas que no necesariamente tienen que ver con la responsabilidad del docente como un buen educador.
Después, podemos decir también que se exige mucha calidad en la formación y mucho espacio de acompañamiento a las trayectorias educativas. Las aulas hoy son mucho más diversas que hace muchos años y entonces la sobreexigencia al docente de tener que atender también a esta heterogeneidad y a esta diversidad implica un trabajo que se considera muchas veces que no está adecuadamente rentado, entre otras cosas.
-¿Por qué cree que hay una merma de docentes en las aulas?
-Esta merma de vocaciones docentes tiene que ver, por un lado, con la enorme creación de carreras muy novedosas. Por ejemplo, las tecnicaturas superiores abreviadas, que te dan una salida laboral directa, son opciones de carreras más cortas. Hoy la profesionalización de la formación docente está muy atada a los institutos terciarios, que no tienen una articulación directa con la universidad. Otra de las causas importantes tiene que ver con el tema salarial.
Por otra parte, la carrera docente actualmente es de cuatro años, una exigencia equivalente a lo que implica una carrera de grado profesional.
Me parece importante reivindicar el rol de los docentes, que es una de las profesiones más importantes que tenemos en el país, porque definitivamente son responsables de la formación integral de las personas en las distintas etapas evolutivas de su vida. Yo creo que quien elige la docencia lo elige mucho más por vocación, o sea que esta merma tiene que ver con que es una elección que realmente tiene que responder a un mandato que es sumamente vocacional, en donde tiene que haber una profunda empatía emocional que invite a que verdaderamente tengas este sentido profundo de lo que implica la promoción humana. En definitiva, quien enseña, lo que hace es mostrarle al otro un camino y en ese rol tiene que haber mucha vocación de acompañamiento, de seguimiento a la trayectoria personalizada, de tratar de estimular al máximo para que todos aprendan óptimamente.

REGIONES
-¿Qué zonas geográficas son las más afectadas por esta carencia?
-Esta es una problemática recurrente de la política pública de contar con determinada cantidad de docentes prácticamente en todo el país. Es decir, por donde uno viaja ve que la mayoría de las provincias tiene grandes dificultades para cubrir todos los cargos docentes que se necesitan en planta para cumplir la función, no solo lo que hace específicamente a los niveles inicial y primario del sistema formal, que ya tienen problemas. Esta es una de las razones por las cuales se está aceptando poner a cargo de cursos a personas en etapa de formación que no están todavía recibidos como profesores o docentes para poder dar clase. Por supuesto, aquellas zonas que están muchísimo más alejadas de los centros urbanos tienen mayor dificultad por las cuestiones geográficas y de traslado, con las problemáticas de transporte que hay también en nuestro país, en determinadas zonas, de cubrir todos los cargos docentes que se necesitan.

PLANES SOCIALES
-¿Cómo ha incidido la falta de vocación en esta disminución? ¿Qué ocurre con la profesionalización de la carrera?
-La falta de vocación por supuesto que incide en la disminución de docentes que hay en la República Argentina. El tema es cómo logramos despertar vocaciones docentes que permitan, de alguna manera, animar a muchos jóvenes a que crean que es posible mejorar la educación y sientan que es una profesión hermosa y maravillosa. Creo que la disminución tiene que ver también con una fuerte carga social negativa respecto de lo que implica hoy ser docente, porque es una profesión que no está remunerada o profesionalizada como debería.
Sin embargo, por lo menos desde la experiencia de la Universidad Católica Argentina de estos últimos seis años, hemos logrado generar grupos entre inicial y primaria de casi 50 chicos que provienen de escuelas de distintos sectores socioculturales que empiezan a elegir nuevamente la docencia porque obtienen un título universitario. Hoy la formación terciaria, no universitaria, no alcanza para cubrir las demandas profesionales que se requieren en cualquier ámbito, sobre todo en el campo de la docencia, donde se ha complejizado notablemente el currículum. La formación docente pasa a tener de dos años de duración en la carrera a cuatro años, se ha profesionalizado, se exigen más estudios vinculados a especialidades o a maestrías.
Entonces, por supuesto, esto trae aparejado también que el salario no necesariamente acompaña la exigencia de la formación y de la profesión. Además, esto hace que disminuya también esta capacidad de tener más gente enamorada y entusiasmada con ser maestros.
- ¿Los planes sociales pueden incidir en que menos gente se vuelque a estudiar para ser docentes?
Los planes sociales claramente afectan, en general, cuando no están aplicados correcta y equitativamente en función a las necesidades profundas. Porque si yo tengo la comodidad de recibir un subsidio estatal y eso no me implica tener que trabajar, obviamente en ciertas zonas esto incide de una manera mucho más fuerte y trae aparejada esta disminución de maestros.
 

NIVEL ESCOLAR
-El nivel escolar de los aspirantes, ¿puede incidir en que no sean aceptados en la carrera?
-Uno de los problemas más grandes que hay en la formación docente inicial, cuando egresan de la escuela secundaria y empiezan la carrera docente, es que salen sin manejar los contenidos priorizados centrales de las áreas básicas que tienen que enseñar, fundamentalmente en matemáticas, lenguas, ciencias sociales y ciencias naturales. Con lo cual, todo lo que tiene que ver con los procedimientos de lectocomprensión de textos y esta capacidad que tienen que tener para redactar correctamente, para tener una letra clara, escribir en manuscrita y legible, son algunas habilidades que se han perdido y que podrían incidir en que tengan más dificultad para ingresar a las carreras. En nuestro caso, lo que hacemos es poner trayectos formativos personalizados que permitan a lo largo del aprendizaje, desde primer año hasta cuarto, generar tramos de acompañamiento para que estos estudiantes logren profundizar lo que tienen que aprender.
Bajo ningún punto de vista excluimos a un estudiante por no tener mínimas competencias básicas.
-Dado que una forma de subsanar los bajos sueldos puede ser buscar otras actividades, ¿puede un docente dar una educación de calidad si tiene varios cargos al mismo tiempo?
-Como dije anteriormente, tenemos que tener docentes que tengan vocación, capacidad de adaptabilidad al cambio, conocimiento y dominio y conceptualización como habilidad de lo que tienen que enseñar en el aula. También que tengan sentido de lo que implica comprender a la persona de los niños, de los jóvenes, como sujetos integrales que merecen recibir lo mejor y que puedan utilizar estrategias alternativas que les permitan enseñar para que todos aprendan óptimamente, cualquiera sea su situación y su condición. Con lo cual, hoy profesionalizar a los docentes, buscar que tengan calidad, que atiendan la diversidad, lo que implica también trabajar en un aula diversa, requiere un nivel de capacitación muy delicada y muy específica.
Hoy la valoración que se aplica, que no es una evaluación lineal con una calificación numérica, sino que es trabajar con otro tipo de protocolos o rúbricas que permitan tener cualificación de las trayectorias educativas de los chicos, hace que se genere mucha más exigencia a la docencia y, por supuesto, no reciben el salario que debieran en función a su profesión.
También es cierto, hay que reconocerlo, que hay muchas provincias que han hecho un esfuerzo muy grande por poder pagar bien a sus maestros, pero nos falta un camino muy largo por recorrer. Y algo que es muy importante también es que parte de la profesionalización docente tiene que ver con cómo los equipos directivos de las escuelas acompañan a ese docente que egresa de sus estudios con un título de grado que lo habilita para dar clase, pero que requiere de incrementar experiencia en la lógica de lo que son las propuestas educativas de cada institución.