La parábola de los ciegos: dislates en el oficialismo y la oposición

Un mal gobierno puede ser de cuatro tipos: tiránico, ambicioso, incompetente o insensato, dice Bárbara Tuchman en su libro “La marcha de la locura”.
La escritora y periodista norteamericana, ya fallecida, habla allí de la ceguera, de las actuaciones irracionales y, no pocas veces, de la necesidad de proteger el ego por parte de quienes toman decisiones en contra de los intereses que debieran priorizar. Parece que estuviera haciendo un retrato de la nuestra realidad que incluye, además del Gobierno, a vastos sectores de la oposición.
Toda sociedad necesita saber en virtud de qué principios está siendo gobernada y hacia qué destino se dirige. Lo contrario es una sociedad desconcertada y en desorden. Las consecuencias de esto último se asemeja a una jornada de marchas de agrupaciones piqueteras que protesten contra el Gobierno, pero que entre sus referentes están el Chino Navarro y Emilio Pérsico que actualmente son funcionarios gubernamentales.
Massa fue bien explícito cuando afirmó que “No nos entra un quilombo más” en referencia a la ardiente interna que se cocina en el Frente de todos. Es Una fuerte advertencia de un ministro que conoce los números presentes y futuros de la economía argentina. Una economía con estructura productiva desequilibrada, históricamente pendular entre un proyecto nacionalista y endogámico y otro abierto al comercio internacional y al intercambio de ideas.
Como en un concurso de dislates la oposición hace aportes antológicos que por momentos parece querer llevarse el premio al mejor fracaso. Dicen los historiadores militares que el bando que siempre gana es aquel que tiene un líder que acredite carácter, inteligencia y amplia adhesión a sus objetivos. Nada de eso abunda hoy en el campo opositor.
Quizás esté llegando el momento en que los actores de uno y otro lado debieran sopesar la diferencia que hay entre una crisis y un caos. Y cómo se está acortando la distancia entre ambas situaciones.
La ilustración de la tapa del libro que mencionamos al principio es el cuadro de Peter Brueghel “La parábola de los ciegos” aquellos que avanzan a tientas para terminar finalmente en el fondo de un pozo profundo e inescrutable.