Otra gran oportunidad con varios guiños del destino

Se cumplen cinco meses de la celebración más grande que se recuerda por estos pagos, por la obtención de la Copa del Mundo de Qatar 2022. Es cierto que hubo festejos también luego del título en México 86 y en el que fuimos locales, en Argentina 78. Sin embargo, por el simple crecimiento de la población y por detalles que hacen a los tiempos modernos, nada iguala lo que sucedió por las calles de nuestro país durante aquellos días febriles de fines de diciembre del año pasado. Sobran las palabras porque todo está muy presente. La noticia ahora es que, a partir del sábado, un nuevo Mundial de fútbol -el Sub 20- comenzará a vivirse y tendrá lugar acá. Seremos locales. Inesperadamente y cuando la cita nos era ajena (el equipo que conduce Javier Mascherano entró por la ventana) tendremos la chance de ser protagonistas.

La historia es conocida y le suma otro poroto al Chiqui Tapia, el presidente de la AFA que hacía agua hasta antes del arranque de último Mundial. Pero metió un pleno bancando a Lionel Scaloni -el gran acierto de su carrera como dirigente- y ahora sumó otra estrella para su cosecha. Enterado de que la FIFA le prohibiría la organización del evento a Indonesia como estaba estipulado, Chiqui se movió como un rayo, ofreció la casa y Gianni Infantino quedó encantado con el convite. El segundo logró fue que, como país organizador, Argentina se clasificó para ser parte de un Mundial del que había quedado fuera en la etapa clasificatoria.

¿Y cuáles son, entonces, las chances reales que tiene el equipo nacional para sumar otro título del mundo en menos de medio año, en este caso a nivel juvenil? Siempre es complicado hacer conjeturas en las previas de las competencias, cuando de fútbol se trata. Lo que se conoce son los resultados previos, las figuritas con las que cuentan los competidores. Y el plus que podría existir como ventaja, al menos para uno de ellos… la localía. Un detalle al respecto: Argentina organizó la misma competencia en 2001 y la ganó. Y una casualidad, aunque no tan rara por estos pagos, es verdad. Fue en medio de una de las tantas crisis económicas que atravesamos, como ahora.

Más allá del asunto de jugar en casa y que puede, sin dudas, alimentar ilusiones y posibilidades concretas, además están las virtudes que tiene el equipo pese a la clasificación polémica que logró. Siempre Argentina cuenta con materia prima a la hora de jugar a la pelota. En este caso, los más conocidos -y de quienes más se espera- es de los chicos Valentín Barco (Boca), Matías Soule (Juventus, de Italia), Luka Romero (Lazio, Italia) o Máximo Perrone (Manchester City, Inglaterra), por ejemplo. Pero la mala noticia allí fue que los mejores de los mejores no estarán. ¿Por qué? Porque la FIFA no obliga a los clubes dueños de los pases de los jugadores a cederlos para los mundiales juveniles que organiza… la FIFA. ¿Raro? Puede ser, pero siempre manda el vil metal. Incluso es fácil recordar todo lo que sucedió en Qatar. Primera Copa del Mundo que se jugó en un mes de diciembre simplemente porque era imposible jugarlo en junio -como se hizo históricamente a lo largo de la historia de los Mundiales-, por el calor. Y la FIFA avaló todo, un mamarracho que hizo que los jugadores se sumaran a sus seleccionados casi sobre la hora del arranque de la competencia porque estaban disputando sus torneos, con sus equipos. Incluso, una vez terminada la Copa, con apenas unas horas del descanso, muchos de ellos debieron regresar a sus ligas, para seguir compitiendo. Y eso generó lesiones y más lesiones, pero, claro, a los organizadores poco les importó.

Y por esa no obligación de la FIFA hacia los clubes de prestar a los jóvenes futbolistas, Argentina no podrá contar con, tal vez, sus tres mejores valores. Son los casos de Facundo Buonanotte, el ex Rosario Central, quien juega en el Brighton de la Premier League y de Alejandro Garnacho, quien nació en Madrid pero tiene la nacionalidad argentina (su mamá es oriunda de nuestro país). El chico ya jugó para la Sub 20, pero su pase es de Manchester United e incluso fue convocado por Lionel Scaloni para las Eliminatorias y los amistosos frente a Panamá y Curazao, pero se lesionó y no pudo debutar aún. Tampoco estará Nicolás Paz, otro que nació en Madrid y tiene la nacionalidad argentina. También él ya jugó en la Sub 20 de Mascherano y hasta fue citado por Scaloni para la mayor, pero tampoco debutó allí.

El caso es que, pese a todo, Argentina tiene muchas chances de ir avanzando porque, después de su debut del sábado frente a Uzbekistán, a las 18, por el Grupo A que también integran Nueva Zelanda y Guatemala, todo podría ir fluyendo. Quizá el Jefecito pueda ir encontrando el equipo en esa zona más que accesible que le tocó en el sorteo, en ¡otro golpe de suerte!

Después, eso sí, deberá competir contra otros seleccionados que asoman más complicados, como los casos de Inglaterra, que viene de ganar los últimos 16 partidos de los 18 que jugó (fue campeón de la Euro Sub 19); Brasil, que siempre es Brasil y se quedó con el Sudamericano, Y que vendrá con su joyita Andrey Santos, volante de Vasco Da Gama aunque ya fue comprado por el Chelsea de Inglaterra, pero sin Endrik Felipe, el extremo que se llevó Real Madrid por 70 millones de euros y no quiso ceder para el torneo. Y también estarán Uruguay, Italia y hasta Estados Unidos, que creció en los últimos tiempos y cualquiera que pueda dar un batacazo.

La cita se podrá ver por TV, claro que sí. Sólo no tendrán ese privilegio (extrañamente) Inglaterra, Nueva Zelanda, Fiyi, República Dominicana y Uzbekistán. Según un documento de la FIFA, esos países no adquirieron los derechos para la televisación. Acá, por suerte, quienes no vayan a la cancha (los partidos se jugarán en su mayoría en el interior del país) podrán seguir por la TV Pública, TyC Sports y DirecTV Sports. Se trata de una chance inesperada y de desenlace impredecible, como suele suceder en el fútbol. Pero, como ya tuvimos tantos guiños a favor… ¿Quién te dice?