El rincón de los sensatos

En vísperas de destrucción


Eve of destruction, era una frase creada por Bob Dylan para su inmortal balada Blowin' in the Wind (Soplando en el viento).

No es un tema menor porque Dylan por canciones como éstas y su búsqueda en el folklore americano recibió un Premio Nobel de Literatura.

Que lluevan misiles sobre Israel desde Gaza para vengar la muerte de los comandantes yihadistas, no es un signo auspicioso más cuando los iranies prometieron descargar bombas nucleares sobre Tel-Aviv y Jerusalén.

Que los ingleses envíen misiles Storm Shadow para que Ucrania abra una nueva ofensiva sobre Rusia es acercar otra chispa al polvorín cuando las tropas rusas están en retroceso. Si a Putin lo ponen en una situación desesperada va a cometer actos más imprudentes de los que viene realizando y quizás las promesas de retaliaciones nucleares se vuelvan realidad.

Que los rusos tengan injerencias en las elecciones turcas (según lo denuncia el candidato a la presidencia Kemal Kılıçdaroğlu) tampoco es auspicioso, o que aviones chinos sobrevuelen Taiwán es un signo ominoso porque cualquier desperfecto o maniobra indebida será malinterpretada como una agresión que habrá de generar una retaliación. Japón y Taiwan se sigan rearmando y Corea del Norte sigue tirando misiles sobre el mar de China, no es un augurio para nada auspicioso.

Pero lo que más me preocupa, más que las bombas en el mar de Japón, más que la peste aviar, etc. etc. etc., es que los popes de la cibernética, después de rasgarse las vestiduras por el uso de la Inteligencia Artificial, y sus consecuencias nefastas, ahora permiten la proliferaciones de una tecnología que muchos especialistas creen el tren sin escalas hacia el apocalipsis.

PUNTOS DEBILES

Algunos de los beligerantes y otros con hipótesis de conflicto seguramente estarán en este momento preguntándole a su aplicación de IA cómo atacar a sus enemigos y cuáles son los puntos débiles de sus defensas.

Al igual que las advertencias lanzadas décadas atrás sobre los peligros de la energía nuclear para usos bélicos, el mundo se convirtió en un depósito de bombas nucleares que muchas naciones tienen acumuladas para disuadir. El tema es más terrorífico cuando hoy día un estudiante avanzado de física puede armar una bomba nuclear en su casa si cuenta con pocos gramos de uranio o substancias transuránicas…

La Inteligencia Artificial es aún más peligrosa que cien bombas nucleares: es un arma de destrucción masiva al alcance de cualquiera que pueda bajar la aplicación.

Y cuando me refiero a la destrucción masiva es que no solo va a ayudar a destruir un mundo en conflagración “en vísperas de destrucción”, sino que está dispuesta a destruir las fibras más íntimas de la condición humana: la capacidad creativa y la educación, la búsqueda de respuestas ontológicas.
Además de estos temas que merecen otros escritos, asistimos a la destrucción de puestos de trabajo –un fenómeno completamente indeseable desde lo económico y social–. Crear un mundo de desocupados con mucho tiempo libre para pensar estupideces, también es apocalíptico, sobre todo, cuando estos son sostenidos con la renta universal –un viejo “sueño progresista” que la IA asistiría a crear–. Del ocio improductivo nada podemos esperar.

Obviamente que esta visión apocalíptica no es la única perspectiva, algunos ven a la IA como la llave de la solución a los grandes problemas de la humanidad. Ojalá así fuera, pero no puedo más que albergar un sano escepticismo que comparto con aquella balada de Bob Dylan que busca respuestas en el viento.

“Cuántas veces deben volar las balas de los cañones antes que sean prohibidas..

Y cuántas muertes deberemos sufrir antes que demasiados hayan desaparecido”.