Las pantallas y la infancia sexualizada

La virtualidad expone a los menores a situaciones que no siempre se pueden controlar o evitar con filtros parentales. Los primeros contactos con la pornografía empiezan a ocurrir en torno a los 9 y 11 años cuando los chicos se independizan digitalmente. Durante la pandemia crecieron exponencialmente los casos de grooming.

Fue un segundo que a Mercedes se le ocurrió mirar lo que su hijita Lujan estaba viendo en el celular para que la alarma sonara fuerte. Se trataba de un video sexual con vocabulario adulto expresado en un dibujo animado en una plataforma internacional. Los filtros parentales habían fallado pese a que se habían instalado con cuidado. La realidad es que con 8 años, Lujan ya conocía la contraseña de sus padres en el dispositivo que usa y las formas de saltearse cualquier control. Tampoco era la primera vez que accedía a contenidos sexuales accidentalmente pese a que por su corta edad los miraba por curiosidad y no por tratarse de búsquedas deliberadas.

Como Mercedes, nombre real de esta mamá que no quiso dar su apellido para preservar a su hija, decenas de padres enfrentan actualmente las consecuencias de la virtualidad fomentadas en tiempo de pandemia. La consolidación de ese espacio común entre los niños pequeños, y la normalización en gran medida del uso de pantallas, agudizó un problema de fondo que es el cuidado de los menores en internet, tanto lo que consumen como con quienes se relacionan.
Un primer dato preocupante sobre esto último es que la mayor parte de las investigaciones de ONGs dedicadas al estudio del uso de internet, y también los testimonios de muchas familias, alertan que los primeros contactos con la pornografía empiezan a ocurrir en torno a los 9 y 11 años.
La situación se agrava aún más si se tiene en cuenta que muchas veces quienes brindan este tipo de contenidos son luego acosadores cuyo objetivo inicial es tomar contacto con un niño o adolescente y así ganarse su confianza. Desde el Departamento de Pediatría del Clínicas alertaron que durante el encierro por el covid-19, la circulación de material de explotación sexual de niñas, niños y adolescentes en Internet creció de forma exponencial.
Además, a partir del Informe 2022 sobre grooming en Argentina, desarrollado por la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras, se acreditó que 7 de cada 10 niños y adolescentes sufrieron acoso sexual mientras navegaban por Internet, en particular por Instagram, WhatsApp y Facebook. Estos datos ubican a Argentina como el segundo país con más grooming de Latinoamérica superado solamente por México.
Detrás de estas cifras se encuentra una grave situación que apunta a los efectos que tiene en los niños estar expuestos desde temprana edad a contenidos adultos. Para dilucidar su impacto, La Prensa dialogó con la psicóloga Karina Spinelli, especialista en neurociencia y sexología, que viene advirtiendo sobre este problema en los chicos.
- El incremento a la exposición de dispositivos digitales permiten que los chicos estén en contacto con contenidos sexuales no adecuados a su edad, ¿cómo impacta eso en un chico de 8 años o en un adolescente? -Cuando hablamos de infantes, de niños, niñas, tenemos que identificar que se encuentran en pleno desarrollo cerebral, conductual y corporal. Esto nos refiere a que están en plena etapa de maduración y ello implica un proceso, tiempo necesario para lograr desarrollarse. Toda información que en esa etapa se reciba, impactará en su crecimiento y manifestación posterior emocional, física y psicológica. Cada infante tiene derecho a vivir cada etapa en su momento, con inocencia, de manera sana, cuidada, segura y progresiva.
El tomar contacto y adentrarse en forma temprana a contenido sexual podría llegar a generar conductas sexualizadas problemáticas, cierta predisposición a una iniciación adelantada de la actividad sexual con una mirada y  expectativas poco realistas de estos vínculos, agresividad sexual, distorsión de los roles de género, incorporar a la mujer con una mirada objetivizada y actuar con conductas sexuales de riesgo y no consenso.

EFECTOS
- ¿Qué efectos se pueden generar en los niños el estar expuestos a contenido pornográfico? - El consumo de pornografía por parte de la población infanto-juvenil afecta a su desarrollo neuropsicológico, funcionamiento sexual y puede desencadenar trastornos de hipersexualidad. Esto se debe a que se encuentran en un estadio evolutivo en proceso, tanto a nivel físico y socioemocional como cognitivo. En estos momentos las habilidades de procesamiento no están finalizadas y, por esa razón, separar realidad de ficción les cuesta mucho, o directamente no lo logran.
- ¿Puede generar un trauma?¿en qué podría consistir?
-Estar expuestos sin maduración, puede conllevar a ser vivido lo que visualiza y escucha “como traumático” además de padecer consecuencias de alto impacto a mediano o largo plazo, inclusive correr con más posibilidades de quedar expuestos a situaciones de abuso y/o no elección “adulta”. Esto lo que habilita es a que en su aparato psíquico sufra y marque una huella traumática, la cual le traiga serias secuelas hasta tanto poder recrearlas y tras un arduo trabajo psicológico, el cual de ninguna manera reparara o cambiará lo sucedido, pero si en el mejor de los casos podrá desensibilizar e intentar que se pueda llevar una vida más liviana y digna, pero, con inicio y huella traumática. La exposición al grooming, a la trata, a la manipulación,  representa niños expuestos en un mundo “real virtual” solos sin la maduración suficiente para moverse, decir que no, o contar a un adulto tras la posible amenaza de quienes aprovechan esa soledad virtual, para conseguir lo que se propongan con los infantes. -¿Cómo se procesa un contenido porno o sexual de algún tipo por el aparato psíquico y la madurez del menor?
-De manera inadecuada, ya que el cerebro necesita procesar haciendo conexiones neuronales en red, en crecimiento, de manera frondosa y paulatina, cual hojas de un árbol conectadas poco a poco tras los años que lleve alimentándose desde su raíz. Si cada rama y el árbol en su completud de manera repentina llegan a vivenciar lo que aún no es posible procesar, es casi como pretender que ese árbol sea frondoso, cuando se lo podó y no se le dio tiempo a la maduración y crecimiento.
-¿Un niño puede comprender algo que no tiene que ver con la sexualidad infantil?
-Un niño es uno que aprende el mundo a través de la exploración, el juego, las emociones, el apego y los sentimientos. La genitalidad, hasta no alcanzar una cierta madurez, no se la experimenta más que de manera fantasiosa, distante, incomprensible. Cuando se está en condiciones de autoexplorarse y vivenciar sensaciones raras, gustosas, placenteras, va de a poco descubriendo entre sí mismo y sus pares de que se trata, acorde a sus tiempos a sus vivencias, lo que pertenece al mundo adulto, no les es posible comprender y procesarlo desde su óptica y cerebro aún en pleno desarrollo.

EDUCACION SEXUAL
-¿Cómo percibe la importancia de la educación sexual integral frente al uso de las pantallas?

-La Educación Sexual Integral (ESI), y yo le agregaría Digital, es clave en la prevención, en el apoyo y crecimiento de nuestros infantes y jóvenes. Sin educación, es imposible avanzar de manera sana, adecuada y de cara a vivir la sexualidad adulta de manera placentera.
En las escuelas se está trabajando la ESI y deberíamos en la sociedad darle un importante lugar también a la Educación Sexual digital. Nuestros niños y niñas, en su gran mayoría, tienen padres que saben menos que ellos respectos de la tecnología en general, es como ser huérfanos digitalmente.
-Ante esa situación en la que los chicos y chicas acceden a contenido pornográfico, ya sea intencional o circunstancialmente, ¿cómo pueden ayudar los padres para contrarrestar esa exposición?
-Debemos considerar que cada vez más los jóvenes se muestran sueltos, abiertos y ávidos de saber. Esto nos invita a que, como adultos, podamos tener en parte el camino allanado para la educación sexual, aprovechar la ocasión para poner en palabras de manera acorde a la edad en la que esto suceda, la formación pertinente, ni más ni menos de lo que ya esté frente a sus ojos develado, pero sin dudas acorde.
Hay que tener presente que su curiosidad es normal para cada edad y de ninguna manera debe avergonzarse, debemos evitar se sienta culpable y así pueda desarrollar una identidad sexualidad sana.
 

FAMILIA

¿Se podría advertir algún signo en un menor que está expuesto a estos contenidos?

-Posiblemente, si somos padres muy presentes, abiertos al dialogo, nos podamos dar cuenta de su emoción, curiosidad, alteración, inquietud, excitación, y en otros casos podrán por el contrario mostrarse más callados, o hacernos preguntas que nos hagan dar cuenta de que fueron pensadas con información obtenida de fuentes que no son las habituales.

En niños y niñas pequeños, los dibujos y juegos con muñecos o representaciones, seguramente nos muestren lo que están viviendo y/o aprendiendo.

-¿Cómo percibe que debería abordarse estas situaciones en las familias?

-Con mucho diálogo, naturalidad y respuestas acordes a las inquietudes y edad. Ni mentiras, ni mayores detalles. Es posible apoyarse en libros, los cuales cada vez más comienzan a aparecer en el mercado tras la apertura en la sociedad respecto de qué hablar, educar, leer sobre sexualidad. Esto nutre, previene y ayuda inclusive a que en un futuro puedan disfrutar de su sexualidad de una manera saludable.

 

UN MILLAR DE AMIGOS

Parece ser una habitación en que un menor se encuentra físicamente sólo pero, en realidad, está compartiendo un espacio digitalmente lleno de personas de todo el mundo que entran en contacto con él. Parece una obviedad, sin embargo, a los adultos se les escapa la magnitud de los peligros que pueden estar ocultos en la virtualidad.

Según la ONG Grooming Argentina “cinco de cada diez chicos y chicas en la Argentina los agregaron a grupos de WhatsApp, donde circulaba la mal llamada pornografía infantil o pornografía de adultos”. Con mensajes que les decían “vos ya viste el material y como lo hiciste ahora tenes que hacer lo que yo te diga” desconocidos generaban coacción o amenazas que forma parte del proceso de grooming. “Esto se puede resolver con una mega configuración de WhatsApp donde nadie que no sea nuestro contacto y que debe ser consensuado con papá y mamá pueda agregar al niño, y menos de manera impulsiva, a un grupo”, afirma Hernán Navarro, titular de Grooming Argentina.

El especialista alerta sobre los peligros que existen al usar un dispositivo digital. “La foto de perfil en WhatsApp es un dato que los pedófilos y agresores sexuales que toman como referencia cuando salen permanentemente a cazar nuevas víctimas. Una de sus estrategias es agregar de tal número a tal número haciendo random, lo vuelcan en WhatsApp web y empiezan a cruzar los datos. Ahí ven a los chicos, que tiene su perfil con su foto real, y les empiezan a escribir hasta que alguno le vaya a contestar. Los depredadores son muy hábiles”.

Por otra parte, en la última Cumbre Mundial de Seguridad de Facebook se presentó un estudio norteamericano que determinó que 14 minutos es lo que tarda un pedófilo en lograr que un niño se desnude o realice actos de naturaleza sexual.

En tanto, en un informe que difundió la ONG a principios de este año señalaba que las tres plataformas digitales más usadas para cazar potenciales víctimas son Minecraft, Roblox y Freefire.

 

DATOS

En tanto, la ONG también realizó un informe con datos recopilados entre junio de 2019 y febrero de 2020 donde se encuestaron 4.276 niños y adolescentes. Este arrojó las siguientes cifras:

*El 48,9% de los niños y adolescentes fueron agregados a un grupo de WhatsApp por desconocidos sin su consentimiento.

*El 56,4% de los niños y adolescentes habla con personas desconocidas en Internet.

*El 26% de los niños y adolescentes se encontraron personalmente con alguien que conocieron por Internet.

*Un 10% de los niños menores de 13 años fueron al encuentro personal con un desconocido.

*Al 35,4% de los niños y adolescentes les han pedido que enviaran fotos desnudo/a o con poca ropa.

*El 33,49% de los niños y adolescentes recibieron imágenes o vídeos de contenido sexual de un desconocido.

 

USO ADECUADO DE LA VIRTUALIDAD

Para evitar que los chicos accedan información inadecuada o sean abordados por desconocidos en el ámbito virtual es importante estar informados y acompañar en el uso adecuado a los niños, niñas y adolescentes de los dispositivos digitales. Algunos consejos para estar preparados con los desafíos que plantea el acceso a las nuevas tecnologías son:

*Dialogar en familia: No hace falta asustar, pero sí advertir acerca de los riesgos que suponen las redes y estos medios, hacer énfasis en la importancia de no revelar datos personales y de no enviar fotos ni vídeos a desconocidos;

*Informar: Para saber manejar y usar las nuevas tecnologías que usan a diario los niños y adolescentes. Los padres pueden saber menos que ellos de lo técnico, pero siguen siendo los adultos cuidadores;

*Antivirus: Dar importancia a la instalación de un programa de seguridad y de navegación segura en los aparatos electrónicos que usen los niños y adolescentes;

*Vigilar: Estar atentos y hablar sobre las páginas que visitan, con quién hablan y sobre qué temas de una manera natural. También vigilar si se producen cambios que puedan llamar la atención, como una serie de indicadores generales de que un niño o niña puede ser víctima de un abuso sexual. Por ejemplo, modificaciones inexplicables de la rutina, baja en el rendimiento escolar, cambios en el lenguaje corporal, ansiedad, fluctuación de los estados de ánimo, llantos, entre otros.

 

SEÑALES

Por otro lado, existen señales de alerta específicas del grooming, como el estar conectados hasta altas horas de la noche, ocultamiento de los dispositivos móviles, insistencia de conectarse sobre todo si en la casa hay un régimen de conectividad (algo que desde las organizaciones recomiendan), también ansiedad o temores a la hora de conectarse o jugar en línea.

La ONG Grooming Argentina cuenta con una app de denuncias llamada "GAPP", que es gratuita, de alcance global y permite denunciar el delito con tan solo presionar un botón.