La salud de la medicina actual

Es una realidad, que la gente, hoy día, realiza un gran esfuerzo para pagar las cuotas de su medicina prepaga, sin que eso se traslade a una mejor calidad de atención.

Siendo médico, con 39 años de profesión, mi madre de 86 años, fue internada en un sanatorio cercano a la calle arenales.

El nombre de ella es María Rosa V y no la vieja de la habitación 420, como la llamó un médico sin humanidad.

La misma transcurrió en un fin de semana, presentaba un cuadro agudo, pero lo notorio, es que una vez hablado la situación con los médicos intervinientes, los mismos desaparecieron, sin haber una persona que informara personalmente las decisiones tomadas.

Las decisiones dependían de la guardia, la cuales hoy día, están constantemente saturadas por la gran cantidad de consultas.

Es decir 7 pisos de una institución, manejados al azar, en forma reactiva de acuerdo a lo que sucediera, sometidos tal vez a una especie de inteligencia artificial, que tomara decisiones.

El contacto con un médico supuso, que mi madre estaba ahí por un tema, y no como una paciente portadora de múltiples patologías, todas ellas entrelazadas.

Todavía, no somos conscientes de los riesgos, de una medicina fragmentada, deshumanizada, con médicos que no tienen la idiosincrasia argentina, sometidos a muchas horas de trabajo, y muchos de ellos sin la idoneidad necesaria.

La planilla de Excel, marca, la mitad de gente, pagando el doble, y trabajando el triple, traduzco; la economía ha llegado a los cimientos de la medicina, y ha provocado un gran terremoto, del cual no sabemos las consecuencias finales.

Si sé, que la salud no es una mercancía.

Vuelvo al caso, transcurridos 7 días de la internación, aparece un médico, surgido del octavo anillo de la divina comedia del dante, que dijo con pasmosa seguridad, que ese día mi madre, tenía el alta.

Mi hermana con gran tino, me llama, dado que ese médico no tenía en cuenta las necesidades de mi madre, tales como curaciones, seguimiento, higiene corporal (claro, no era su madre); gracias a esa explicación dada al profesional, mi madre se quedó internada hasta que, en su casa, estuvieran las cosas necesarias para preservar su precaria salud.

Pero otra realidad, estaba al acecho, un viernes aparece otro médico, diciendo, que, a partir de ese momento, estaban todos aislados, por la presencia de un bicho terrible en la materia fecal, llamado Clostridium Difficile.

Pánico, horror, nadie explicó nada, el mensaje fue, ¡Aislamiento¡

Otro llamado de urgencia, por parte de la cuidadora que era diabética, y que la sola mención de aislamiento, pensó que estaría encarcelada con mi madre, por el resto de su vida, como sucedió con el covid.

La llamé para contenerla, y darle pautas para su cuidado; al otro día, el bicho había desaparecido, como así también el aislamiento, falsa alarma.

Pero el ultimo día, fue la frutilla del postre, el traslado en ambulancia hacia su domicilio, una verdadera epopeya, épica como pocas, la misma se solicitó a las 15 hs, y con diligencia, o con la diligencia, llego 4 horas después.

Esa virtud por parte de quien la padece, se llama estoicismo.

Es obvio, que la salud, no está, ni estará como tema de agenda en nuestros políticos.

Lo que sí sé, es que, durante el 2022, el aumento anual acumulado cerró en alrededor de 100%, con aumentos a las cuotas de 9% en enero; 6% en marzo; 6% en abril; 8% en mayo; 10% en junio; 4% en julio; 11,34% en agosto; 11,53% en octubre y finalmente 6,9% en diciembre. Hasta ahora, en 2023, hubo una suba de 6,9% en enero pasado y hay otros pautados.

Entiendo como médico las circunstancias que enfrenta el sector, y de su esfuerzo por llevar a cabo las prestaciones ante una inflación galopante; lo que sigue siendo claro es que las prestaciones deben ser de calidad, brindando un trato humanitario, no fragmentando el sistema, con profesionales idóneos, dado que la buena medicina es la más barata.

Solo eso.

Gracias.